El surgimiento de nuevas opciones para ayudar a las personas que requieren de un trasplante de órganos no debe desincentivar su donación, consideró Rubén Argüero Sánchez, jefe del Departamento de Cirugía de la Facultad de Medicina de la UNAM.
El pasado 11 de enero, la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, dio a conocer que se realizó el primer trasplante en el mundo de un corazón de cerdo, genéticamente modificado, a un hombre de 57 años con una insuficiencia cardíaca intratable, proceso que contó con la participación de la empresa Revivicor Inc.
Al momento de hacer el anuncio el paciente tenía tres días de sobrevivir con el órgano, lo que muestra que funciona sin ser rechazado inmediatamente por el cuerpo, pero para ser considerado un procedimiento exitoso, precisó el investigador universitario, se necesita esperar al menos 100 días.
Argüero Sánchez destacó: “Esta noticia rápidamente estimula a continuar la investigación, no podemos decir que es un éxito. Hay que esperar prudentemente, aquí la palabra prudencia debe ser primero, pues hacer xenotrasplantes (poner el órgano de un animal en una persona) no es sencillo, genera una serie de problemas que incluyen bioética, respeto a los animales, y muchísimas cosas más”.
Actualmente, añadió, el 10 por ciento de los pacientes en el mundo inscritos en la lista de espera para recibir un órgano mueren por la falta de donaciones, especialmente de riñón, órgano cuya falla causa insuficiencia renal, que requiere hemodiálisis y tiene múltiples consecuencias para el afectado.
No es la primera ocasión en que se ha intentado realizar un procedimiento de este tipo, precisa el investigador reconocido por ser el primer latinoamericano en realizar un trasplante de corazón; sin embargo, hasta ahora desafortunadamente los pacientes en quienes se puso un órgano de origen animal no tienen una supervivencia mayor a 30 días.
El sueño de trasplantar órganos animales funcionales al humano tiene más de tres décadas y se ha visto que el cerdo es filogenéticamente más cercano al humano, por eso de este animal se ha aprovechado el pericardio para construir válvulas cardíacas; la uretra, para usarla en el hombre; e islotes de páncreas, es decir, se han aprovechado ya varios tejidos.
Antes del 2000 se intentaron trasplantes de riñones de chimpancés y otros primates cercanos, y lamentablemente los pacientes fallecieron, precisó el investigador.
La clave de este nuevo trasplante, detalló Argüero Sánchez, es el trabajo realizado por la empresa privada Revivicorp, “un ejemplo de orfebrería genética que trabaja con los genes que han sido vinculados con la rápida respuesta del organismo al rechazo y genes humanos que se han puesto en los cerdos para que sus órganos sean más tolerados por el humano y que han facilitado la aceptación del huésped a un órgano extraño”.
En sus granjas, la empresa produce corazones, lóbulos pulmonares y riñones, pero el costo de mantenimiento es sumamente elevado debido a los cuidados que requieren los animales, algo que difícilmente un sistema de salud público podría pagar.
“Decir que ya se tienen cerdos y órganos desmotivaría la donación y ese es un problema mundial, especialmente cuando se trata de riñón, hígado, corazón, páncreas y todo lo demás. El órgano que se requiere en una cantidad enorme es el riñón. Hay que cuidar mucho esto”, enfatizó el investigador.
Tampoco se deben dejar de lado los riesgos y costos que significa el mantener una granja con animales libres de virus, bacterias o que sean capaces de modificarlos para que los órganos no sean rechazados, así como que el órgano tenga el tamaño y características requeridas. Ahí es donde radica también la oportunidad que se le dio al paciente en EU.
El también profesor de la Facultad de Medicina recomendó que, en el caso de acceder a estos órganos, deben ser vistos más como un peldaño de transición en lo que se consigue un órgano humano compatible, así como continuar indagando opciones como el uso de células madre para la regeneración de órganos humanos dañados.
Debido a todas las implicaciones que tienen los trasplantes, hoy en día en el mundo se trabaja en la regeneración de tejidos donde el uso de células madre ha mostrado avances importantes y, en México, se ha visto que el 70 por ciento de los pacientes (de 108 ayudados con el Instituto Mexicano del Seguro Social) mostraron importantes mejoras, investigación que, por diversos factores, actualmente se encuentra detenida.
Parte de las preguntas de este trabajo que aún hay que responder es el por qué funciona en unos casos y en otros no. Se cree que las células madre estimulan la reprogramación celular y la respuesta de tejidos como el corazón, alguna región del pulmón y páncreas, pero es parte de lo que se debe indagar aún.
Por todo lo anterior, Argüero Sánchez enfatizó que se debe mantener la donación de órganos y explorar la donación de pacientes con muerte cerebral y también considerar aquellos cuyo corazón ha dejado de funcionar, estrategias que se aplican en España, considerada la nación con la mayor tasa de donaciones en el mundo.
“Hay mucho camino por seguir y en nuestro medio, desafortunadamente, este no es el momento ideal, pero hay que revisar todos los procesos en terapia intensiva, dar mayor peso a los coordinadores de trasplantes, pagarles adecuadamente y estimular no solo al cirujano, sino al anestesiólogo, la enfermera, a todos los que participan en el proceso de donación”, comentó.
En un artículo publicado por Argüero Sánchez, en la Gaceta Médica de México, es Uruguay la nación de América Latina que tiene la mayor tasa de donación de órganos, seguida por Brasil y Argentina, mientras que nuestro país se encuentra en la novena posición.
Además, el Observatorio Global de Donación y Trasplantes reporta que en 2019 (año sin pandemia) en México se realizaron 3 mil 242 trasplantes de diferente tipo, cifra que se redujo a 994 en 2020.