*Esta es la carta textual que envié al presidente de Estados Unidos

Señor presidente Biden:

Como lo hemos comentado en otras ocasiones, el fenómeno migratorio requiere de un tratamiento del todo nuevo.

Desde luego, es necesario ordenar el flujo evitando el desorden, la violencia y garantizando los derechos humanos; sin embargo, no debemos quedarnos sólo en la aplicación de medidas de contención y menos de carácter coercitivo.

Es por ello que le planteo de nuevo, en forma respetuosa, la necesidad de actuar de inmediato para aplicar en Guatemala, Honduras y El Salvador dos programas que nosotros estamos llevando a cabo con éxito en Chiapas, estado vecino de Centroamérica y cuya naturaleza y culturas son muy semejantes. De hecho, hace 200 años Chiapas no pertenecía a México, sino junto a Belice, Costa Rica, Nicaragua, Honduras y El Salvador formaba parte de la capitanía general de Guatemala, y no fue sino hasta 1824, tres años después de la Independencia de nuestro país, que los ciudadanos chiapanecos decidieron unirse a nuestro país.

Hoy estamos plantando en Chiapas 200 mil hectáreas de árboles frutales y maderables, y ese programa da trabajo a 80 mil sembradores que reciben un salario para cultivar sus tierras’. Aquí agrego que ya en el caso de Oaxaca son 35 mil hectáreas, no, 75 mil hectáreas en Oaxaca en Sembrando Vida y ya están 35 mil oaxaqueños trabajando en el mismo programa.

Este mismo procedimiento se puede aplicar de inmediato en los tres países centroamericanos de mayor migración, Guatemala, Honduras y El Salvador, con lo cual se ampliaría la superficie de siembra en 600 mil hectáreas y se daría empleo a 240 mil campesinos.

Otro de nuestros programas sociales relevantes que están siendo aplicados en Chiapas consiste en dar trabajo como aprendices a 30 mil jóvenes que reciben un salario mínimo para capacitarse en talleres, empresas y otras actividades productivas y sociales. Si esta acción se aplicara de inmediato en Guatemala, Honduras y El Salvador, se podría mantener en sus países de origen a 90 mil personas de todas las que emigran por falta de trabajo.

En suma, con estos dos programas estaríamos atendiendo en menos de seis meses a 330 mil personas que verían como una esperanza esta acción conjunta de los gobiernos de Guatemala, Honduras, El Salvador y Estados Unidos. Si el gobierno de usted decidiera asumir esta decisión de manera ejecutiva, nosotros estaríamos plenamente dispuestos a colaborar con asesoría, experiencia y trabajo.

A las medidas señaladas agrego, señor presidente Biden, otra que consideramos muy eficaz: suscribir acuerdos con los inscritos en estos programas para ofrecerles en el mediano plazo, de manera ordenada y de acuerdo a la demanda, visas temporales de trabajo para Estados Unidos. Con ello, no se perjudicaría a nadie, pues es sabido que la gran nación que usted preside requiere de fuerza de trabajo adicional para impulsar su crecimiento económico, fortalecer su producción y reducir sus importaciones de Asia.

Me gustaría tratar con usted más adelante este asunto en particular, pero deseo desde ahora manifestarle mi percepción de que no será posible consolidarnos como región productiva en el mundo si no llevamos a cabo un plan para fortalecer la producción de bienes y artículos de primera necesidad que consumimos en la América del Norte.

Actualmente, mientras usted hace un esfuerzo extraordinario para dispersar fondos, fortalecer el consumo interno y reactivar la economía de su país, una considerable suma de ese dinero termina en los mercados de Asia, y no deja de ser paradójico el que un estadounidense deba esperar tres meses para recibir un refrigerador, cuando en América del Norte podríamos producir todos los electrodomésticos que consumimos.

Conocemos la urgencia de reactivar la producción y me parece que para ello es necesario calcular cuánta fuerza de trabajo se va a necesitar, a fin de aumentar la producción de bienes y servicios, incluyendo la fuerza de trabajo que va a demandar su importante plan para el desarrollo de obras e infraestructura en Estados Unidos.

Le planteo un ejemplo concreto: el gran desafío que usted ha asumido con ejemplar responsabilidad de modernizar vías de comunicación, edificar escuelas, hospitales, centros deportivos, viviendas y otras obras o servicios requerirá de un gran ejército de trabajadores de la construcción, y es probable que, para conformarlo, se necesite la mano de obra de los migrantes centroamericanos. Considero que la combinación de estas circunstancias abre una oportunidad perfecta para planificar, ordenar y humanizar el flujo migratorio.

Celebro que tanto la vicepresidenta Kamala Harris como otros destacados miembros de su gobierno ya estén atendiendo este urgente e interesante asunto y deseo que en la reunión de alto nivel de esta semana -la pasada- que en esa reunión de alto nivel se alcancen acuerdos benéficos para nuestros pueblos y gobiernos.

Por nuestra parte, siempre estaremos dispuestos a ayudar y participar, tanto en la búsqueda de soluciones al asunto migratorio, como en el propósito superior de consolidar nuestra integración económica en beneficio de nuestros pueblos y con respeto a nuestras soberanías.

Lo saludo con afecto y respeto.

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