*Claro rumbo de comicios sin condiciones de equidad
Concluyeron las campañas electorales en toda la República y el proceso electoral, más allá del debilitamiento de las instituciones electorales, por diseño o por las fallas estructurales no superadas para su integración y funcionamiento, el domingo 2 de junio las y los ciudadanos tuvimos el compromiso con México: Ejercer el voto para definir a quién confiamos la conducción en el Poder Ejecutivo y colegiadamente en el Poder Legislativo y miles de cargos locales.
La ciudadanía tuvo derecho a emitir un sufragio libre y auténtico, a pesar de factores que ponen eso en riesgo: Las condiciones de inseguridad y de violencia y el efecto de la injerencia indebida del presidente de la República en los procesos electorales.
Fuimos a unos comicios sin las condiciones de equidad que establece la ley y, en muchos casos, sin las condiciones mínimas de seguridad que requieren las y los mexicanos. No podemos pretender borrar lo sucedido, pero sí podemos apelar al compromiso con la ley para el éxito de los días por venir.
Prevenir e impedir nuevos amedrentamientos y atentados y respetar la indeclinable dignidad de cada ciudadana y cada ciudadano para decidir libremente su futuro, es lo mínimo que podemos exigir y, al mismo tiempo, lo mínimo que podemos esperar.
Ha habido desequilibrios e inequidades en los procesos, el desahogo de la jornada electoral y el veredicto de las urnas es la forma de percibir su peso y significado, pero no podemos ignorar que habrá mucho que hacer para emprender un nuevo tramo de nuestra vida constitucional.
Se requerirán muchos esfuerzos y, sobre todo, mucha convicción y talante político para que la comprensión en la pluralidad y la renuncia en la exclusión del otro sean el piso común para que la nación afirme los valores de libertad, igualdad, justicia y tolerancia.