*Los migrantes no son delincuentes, se van por necesidad
Presenté una iniciativa que es un acto de reconocimiento y de justicia para nuestros connacionales que regresan a nuestro país ya sea de forma voluntaria, temporal o definitiva. Los migrantes no son delincuentes, se van por necesidad y por trabajo.
Dejan la tierra y el seno familiar en la que nacieron para irse a otro país, sin más equipaje que sus sueños, anhelos y sus manos trabajadoras para sacar adelante a su familia.
De acuerdo con el Censo de Población de Vivienda entre el año 2015 y 2020, un total de 802,807 personas salieron de nuestro país para residir en el extranjero. El 77 por ciento se fue a Estados Unidos, el 4 por ciento a Canadá y el 2 por ciento a España.
De ese total, al menos el 57 por ciento se fue por cambio o búsqueda de trabajo. Mexicanas y mexicanos que el sudor de su frente da la cara por los suyos. Las remesas que mandan para su hogar son una importante fuente de divisas para el país, que en monto ya superan a los ingresos por exportaciones de petróleo.
De acuerdo con el Banco de México, en el año pasado, en 2024, enviaron 64 mil 745 millones de dólares. Una cifra récord y sin precedente que no se había presentado y que ahí están los datos.
Dinero que beneficia tanto a la familia que lo recibe como a toda su región, ya sea en el comercio, la educación o en la vivienda o inclusive en obra pública, dejando huella en su lugar de origen.
La mayoría de estos recursos proviene de Estados Unidos, donde según el Inegi, residen más de 20 millones de mexicanos o descendientes de ellos.
Compatriotas que hoy abusivamente son objeto de discriminación, señalamientos, injusticias y descalificaciones. Por la doble moral, el cinismo, la demagogia y la mitomanía de aquel que gobierna aquella nación.
Ante esto, debemos de cerrar filas en unidad con ellas y ellos, así como también con nuestra presidenta, la doctora Claudia Sheinbaum, que con valentía, temple y audacia, está haciendo frente como ningún otro gobierno o nación lo que ha hecho.
Eso nos obliga a trabajar para que encuentre en el Senado una mano amiga en su ayuda. Por ello, propongo reformar nuestra ley de inmigración para que en el Estado mexicano se promueva la celebración de convenios interinstitucionales con las dependencias y entidades del gobierno federal, de las entidades federativas y de los municipios, para implementar programas destinados a apoyar a los migrantes mexicanos que retornan al país, ya sea de forma voluntaria, temporal o definitiva.
También propongo facultar al Instituto Nacional de Migración para que implemente programas permanentes para los migrantes mexicanos que garanticen su atención y la promoción, protección y defensa del debido respeto a sus derechos humanos.
Como por igual, garanticen su seguridad personal y patrimonial y ser tratados sin discriminación alguna en dondequiera que vayan y se encuentren. Compañeras y compañeros, no podemos hacer menos esto que propongo. Es lo mínimo que debemos ofrecerles cuando deciden o se ven obligados a regresar a su tierra.
Gracias al Inegi sabemos que el 57 por ciento de quienes retornan a México lo hacen por causas familiares y sólo un 3 por ciento es deportado, aunque estas cifras van en aumento por la actitud tan despiadada y mala de parte del país vecino, con unas decisiones que no piensan en las personas, que no piensan en la gente y que a veces se olvida que también son seres humanos las mexicanas y mexicanos que radican en aquel país. Demos garantía para que ellos y sus bienes lleguen sanos y salvos de vuelta a casa y con los suyos. Cerremos filas con ellos, empezando desde aquí.
Hagámosle saber que son bienvenidos y que además los vamos a apoyar. Porque regresan a un país distinto, en donde hay por fin un gobierno humanista que los valora y una transformación que no los dejará ni atrás ni fuera y que los va a proteger aquí, donde quiera que se encuentren. Ahora ellos necesitan de nosotros.
Es momento de tenderles no sólo un puente, sino la mano y el corazón. Y de paso, hacerles saber al mundo y a todos aquellos que creen que pueden ser calumniados, señalados y tratados como les dé la gana, que México es mucho más grande de lo que se imagina y que vamos a hacerlo valer.