*La educación debe contribuir a desarrollar la paz
Presentamos iniciativa de reforma al artículo 3º constitucional, con el propósito de que la educación que imparta el Estado contribuya a desarrollar la paz y combata con el cambio de conciencias, por medio de una cultura de la paz, la violencia e inseguridad que sufre el país y consecuentemente resarcir el tejido social.
México apostó por el cambio real y tangible, rechazando la inercia de un sistema político corrupto y agotado, porque significaría normalizar esos “cánceres” de los que hablaba Jorge Carpizo: corrupción, impunidad, inseguridad y violencia, “el pueblo de México lo que exige es paz”.
En los últimos sexenios, México se ha visto inmerso en un halo de violencia que vulnera la integridad de sus habitantes, sus derechos y libertades. La inseguridad se incrementa día con día. Varios estados del país se encuentran ahora mismo en fuego y destrucción debido al alto índice de violencia; en otros tantos, se observan desplazamientos forzados, pago de “piso” o “cuotas” entre muchas más, para, de alguna manera, “garantizar” un poco de paz.
Por ello en esta propuesta se señala que es tiempo de dejar de ver a la educación como una forma de adquirir únicamente conocimientos dentro de parámetros de instrumentación pragmática para poder entrar a un mundo globalizado cada vez más individualista y competitivo; debemos ahora, además, optar por una visión sistémica con mayor sentido humano. La persona como eje medular.
Es un reto general que nos involucra a todas y todos, para que pueda surgir una cultura basada en la paz y así paulatinamente reconstruir el tejido social.
Educar para la paz desde la escuela implica darle una dimensión transversal de forma que afecte a todos los contenidos de todas las áreas o disciplinas que se estudian, pero también a la metodología. Habrá de establecer los mecanismos que la favorezcan.
La educación para la paz es una forma particular de educar a través de valores. Cuando se educa, se transmite una escala de valores y conductas. Educar para la paz supone ayudar a construir formas de vida y de relaciones; valores y actitudes determinados, tales como la justicia, libertad, cooperación, respeto a la persona, solidaridad, la actitud crítica, el compromiso, la autonomía, el diálogo, la participación, el amor.
Al mismo tiempo se cuestionan los valores que son contrarios a la paz como la discriminación, la intolerancia, la violencia. Así, la construcción de una cultura de la paz quiere decir que debe haber un compromiso social desde todas las esferas generando políticas e intervenciones que la refuercen.
La construcción de la cultura de paz es un proceso lento que supone un cambio de mentalidad individual y colectiva en el mediano y largo plazo. Es por esto que, junto con las acciones realizadas en este sentido por las escuelas y las familias, se requiere la participación de la sociedad, en sus diferentes ámbitos y desde su capacidad formativa a través de acciones coordinadas y con la correspondiente colaboración institucional, generando así un proceso de reflexión y debate sobre la mejor forma de contribuir a crear las bases de la construcción colectiva de la cultura de la paz.
Forjar una cultura de paz es hacer que los niños y los adultos comprendan y respeten la libertad, la justicia, la democracia, los derechos humanos, la tolerancia, la igualdad y la solidaridad.