A querer o no, lo ocurrido en Culiacán, Sinaloa, constituye un sangriento episodio que marcará a la llamada “cuarta transformación”, pero, sobre todo, siembra peligroso antecedente que puede generar un costo social al país de consecuencias trágicas.
El argumento que esgrime el presidente Andrés Manuel López Obrador es que con la decisión de entregar a Ovidio Guzmán López, uno de los narcotraficantes mexicanos más buscado en Estados Unidos, salvó muchas vidas de gente inocente.
Es incuestionable que estos escenarios siempre dejan muertos, inocentes y no inocentes, porque no se trata de una relación que admita negociones al margen de la ley.
Son hechos de extrema gravedad a los que México, lamentablemente, ya está acostumbrado desde que Vicente Fox Quesada llegó a la Presidencia de la República, porque fue él quien comenzó a desmantelar los efectivos sistemas de inteligencia que tenía el país.
A partir de eso han pasado muchas cosas trágicas de los que la delincuencia organizada no solo ha salido airosa, sino que se expende como viruela por todo el territorio porque nadie los vigila y construye sus ilícitas operaciones con insólita facilidad.
Así los capos mexicanos fueron fortaleciendo el enorme ejército de malosos que tiene en sus filas y así fueron acaparando enormes fortunas que les permite todo, a grado tal, que construyeron un mejor sistema de inteligencia con filtración de elementos entre la sociedad civil honrada, para conocer los movimientos de sus adversarios, enfrentarlos con el potente armamento que les suministra Estados Unidos y someter con facilidad a quien intente detenerlos.
Esto es lo que realmente ocurre en México y genera la siguiente reflexión. ¿Qué tal si todos los cárteles recurren a la estrategia que mostró el que manda en Sinaloa?
Recuérdese que los ejércitos fueron creados para defender a sus respectivas naciones de los agravios externos, pero si la milicia mexicana fue arteramente sometida por grupos armados internos, y no precisamente guerrilleros de lucha social, ¿qué mensaje se está enviando al mundo?
Más vale que los estrategas de la “cuarta transformación” reflexionen más profundamente lo acontecido, porque ya son parte de la historia mexicana y así pasarán a la reseña internacional.