*La sucesión en el PAN
Los partidos que perdieron en los comicios pasados no se resignan, evitan toda autoevaluación y autocrítica de su actuación en la contienda, y enfrentan la elección de sus nuevos dirigentes con serias confrontaciones, excepto el PRI, al que le impusieron de líderesa a Claudia Ruiz Massieu.
Ética y vergüenza necesitan los dirigentes que van de salida y no se resignan a entregar la batuta. En el PAN anayistas y calderonistas (Felipe Calderón no renunció ni desiste de querer controlar al partido) lanzan sus gallos, disfrazados de ovejas, aunque sean lobos.
Saltó Roberto Gil Shuartz, hombre de uso de Felipe, senador con licencia que apoyó la elección de Ernesto Cordero de presidente de la Cámara Alta, contra la indicación del CEN y en consonancia con el PRI y J. Antonio Meade, el “gran amigo” de Cordero desde el ITAM.
A nadie engaña Marko Cortés Mendoza, líder de la bancada en la Cámara de Diputados, se dice candidato fuerte y no oculta el fierro anayista.
Hay panistas destacados y mencionados como prospectos: los senadores Héctor Larios Córdova, Francisco Búrquez Valenzuela, Juan Carlos Romero Hicks, y Carlos Medina Plascencia, exalcalde de León, exgobernador de Guanajuato y exsenador; en 2005 peleó la presidencial del PAN a Manuel Espino y perdió.
Tras la derrota en las elecciones pasadas, en que el PAN registró una de sus peores votaciones, Medina estima que el partido debe voltear a ver a la ciudadanía y buscar una nueva dirigencia en unidad para funcionar como el partido de oposición “que México necesita”.
“Cuenten conmigo siempre y cuando encontremos esos puntos de convergencia entre los panistas. Tenemos que llegar al punto de reflexión con la actual dirigencia y ver en qué nos hemos equivocado, en qué hemos acertado”, afirmó en entrevista radiofónica
Mas será muy difícil encontrar ese punto de reflexión con la dirigencia, que parece rehuir toda autocrítica para no mencionar en qué se equivocó Ricardo Anaya.
Hay también quienes se sienten indispensables y aceptarían dirigir al PAN si los apoyan por consenso.
Son descartables; en este momento el PAN requiere un esfuerzo gigantezco para consolidarse como el partido opositor por excelencia y segunda fuerza (aunque menguada), por su gen democrático y para “mover las almas”, como decía su fundador, D. Manuel Gómez Morín.
Acción Nacional debe retomar “élan vital” para salir del atolladero, resembrar su doctrina y practicar la democracia y los principios de solidaridad, subsidiaridad y de beneficio a las mayorías, sobre todo a los más desvalidos y sin demagogia.
Anaya debe admitir que se “agandalló” la candidatura presidencial desde el liderato y para afianzarse formó la coalición Por México al Frente con el PRD y Movimiento Social, y les cedió candidaturas que debieron ser para los panistas.
A cambio PRD y MC le dieron pocos votos, por no sentirlo suyo y no cumplir su compromiso; muchos panistas también se los negaron, dolidos porque dispendió candidaturas que debieron ser para ellos.
Se perdió la mística panista.
Calderonistas y anayistas deben dejar el campo libre, porque dividen y para que otra dirigencia otee el nuevo horizonte y López Obrador no avasalle, según dijo la propia presidenta de su partido, Morena, Yeidckol Poleski
Se requiere también rebatir los desaciertos de Amlo, como pretender descentralizar las secretarías de Estado, puntada sin sentido, que requeriría gastar millonadas para construir nuevas oficinas en los diversos destinos, desplazar la burocracia y desintegrar a las familias, al estilo Trump.
Sería barbaridad implantar los coordinadores estatales para vigilar la marcha de los gobiernos estatales y manejar sus recursos; los gobernadores tendrían que mendigarles y se pisotearía el código de coordinación fiscal, la autonomía constitucional de estados y municiios y otras leyes.
So petexto de ahorrar, Amlo pretende bajar salarios y pestaciones legales de la alta burocracia y los miembros de los poderes Legislativo y Judicial, y las prerrogativas de los partidos políticos.
Todo eso provocará miles de amparos.
Como Morena de todos modos recibirá 800 millones anuales, que jamás había visto y el gobierno podrá aportarle más bajo cuerda; se trata de tener una oposición macilenta que no lo moleste.
El PAN es el único partido que vivió sin subsidio; lo aceptó cuando lo ordenó la ley. Como ya se estableció debe dar la batalla con los demás partidos, incluidos los cómplices de Morena, PT y Encuentro Social, que no se resignan a perder sus prerrogativas.
Que lo diga Encuentro Social, partido de los evangangelistas, que ya interpuso ante el TRIFE 81 demandas contra el fallo del INE que ordenó cancelar su registro porque no alcanzó el 3% de los votos.
A su líder Erick Flores no le importa entorpecer con ello la declaración de Amlo como Presidente Electo, porque primero está su dinero.
@chavafloresll