Ideología de género, una ideología destructora
En uno de los tantos ratos de ocio que suele tener cualquier persona, y en ese me incluyo yo, me llamó poderosamente la atención un artículo que vi publicado y que hacía referencia a la controvertida ideología de género, sobre la cual no tenía yo una idea muy clara, pero que revoloteaba constantemente en mi cabeza.
Conforme lo leía mi confusión y desconocimiento del tema se iban disipando, pero por fin amplié mi horizonte al respecto y no pude menos que estar de acuerdo con lo que el maestro en Derecho, Alejandro Delfino, exponía, sobre todo por tratarse de un tema controversial, punzante y en el que difícilmente uno se puede poner de acuerdo. Pues bien, les comparto el texto completo:
“La ideología de género es un tema sobre el que, por el desconocimiento de la gente, se expresan opiniones que no se basan en conocimientos sólidos ni científicos, de ahí la necesidad de expresar en qué consiste dicha ideología.
Antes de entrar al tema haré referencia a cuestiones de carácter natural, moral y normativo que me permiten expresarme sin limitación alguna, sin descuidar el concepto de dignidad humana, que es un principio ético y que también converge con un concepto jurídico cuando se trata de los derechos humanos.
La ideología de género es un conjunto de ideas, creencias o principios que pretenden destruir esos tres elementos y que tuvo su origen en los postulados hechos por personas homosexuales. Esta ideología no admite ninguna discrepancia que no esté acorde con sus ideas, creencias y principios, aun cuando soporten sus argumentos en mentiras, motivo por el cual se tacha, como homófobo, machista, discriminación etc., a quién difiera de sus ideas.
Haciendo uso de mi derecho humano de libertad de pensamiento y de expresión, y sobre todo a mi libertad de conciencia, realizaré mi crítica sin limitación alguna.
Todas las personas, independientemente de su preferencia sexual, merecen todo mi respeto y, por pensar diferente, no me limita para expresar mi opinión, pero sustentada con argumentos en la naturaleza, la ciencia y la moral.
Los mandatos jurídicos se diferencian de los mandatos morales porque los primeros crean obligaciones y derechos, y los segundos no, además de que los mandatos jurídicos no prescriben convicciones o actitudes, sino solo acciones o conductas.
El Estado no tiene facultad ni poder para someter y conducir las convicciones ni las actitudes internas de los ciudadanos, porque sería incidir en los sentimientos más profundos del ser humano, sobre todo cuando hay evidencias de ellas como respeto inalienable a la dignidad humana.
La libertad de conciencia está referida a dos aspectos elementales: a la religión y a la moral. No quisiera interferir en el campo de la religión porque sería inagotable; por lo que hace a la moral, los valores son absolutos y permanentes para todos, universales, de acuerdo con la jerarquización de los valores.
Los de mayor valía son los valores morales, porque a través de ellos podemos lograr, como individuos, nuestra humanización para acercarnos a la perfección del ser humano, los valores no son relativos; es decir, de acuerdo a como cada quien los percibe porque las cosas valen por sí mismas no por la manera de sentir o de pensar de las personas; por tanto, desapruebo cuando se afirma que las personas tienen diferentes valores, porque ante dos posturas opuestas, cuando menos en alguna de ellas se está faltando a la verdad.
Los valores juegan un papel importante de acuerdo con el tiempo y el lugar geográfico en el que se desenvuelve una sociedad, pero no son relativos. Si los valores fueran relativos, entonces no se podría precisar que existiera un valor fundamental, de mayor jerarquía.
Con base en lo anterior, desapruebo la ideología de género porque sus ideas, sus creencias y sus principios no se sustentan en elementos científicos; los que comparten esta ideología afirman la inexistencia de sexos, ahora le llaman “género”. Desechan la idea de dos sexos opuestos como son el hombre y la mujer, porque es una cultura patriarcal impuesta por los hombres.
La naturaleza debe entrelazase con cultura, para distinguirnos de los demás animales. Existen dos sexos: hombre y mujer de acuerdo con su ADN genético; es decir, es un fenómeno biológico que se establece antes de nacer y que inclusive fija sus cromosomas: hombre XY, mujer XX, además hay una diferencia en cuanto a sus órganos genitales.
No obstante, lo anterior, en la ideología de género se afirma que la mujer no es un producto natural, ni por su genética, sino como han sido educadas y socializadas, no se nace mujer si no se llega a ser, es una construcción de la sociedad.
La ideología de género provoca una guerra entre hembrismo y machismo, se propicia el libertinaje sexual sin principios éticos como si fuesen animales irracionales.
La ética sirve para lograr en los individuos un equilibrio entre la razón y los instintos, de tal manera que la razón sea más poderosa que los instintos que pretenden modificar el concepto de la naturaleza humana y, por consiguiente, se trata de destruir la sexualidad biológica, la familia y las relaciones humanas, no obstante que todos estos elementos vienen de la naturaleza, considerándolos como una cultura social, quieren acabar con la naturaleza como un cuadro armónico que refleja toda su sabiduría, ordenando los papeles y roles de todos los seres vivientes.
Por lo anterior, varios sociólogos establecieron que “ninguna explicación sociológica puede desdeñar los hechos biológicos, aunque la sociología no debe ser reducida a la biología”.
¡Claro está!, porque la biología, a través del comportamiento humano mediante la interacción, puede ser modificada, pero no pueden ser alterados nuestros caracteres sexuales naturales; es decir, la esencia natural del hombre es ser un individuo racional, emocional y sexual.
No puede ser alterado por la cultura, aunque se piense diferente. La ideología de género pretende crear sociedades sin clase de sexos al utilizar el concepto “género” como todo aquello que puede ser, hombre, mujer, bisexual, etc.
Ahora ya no hay sexo, solo hay género (como si fuéramos personas hablantes únicamente) y para ello pretenden cambiar culturalmente y deformar varios conceptos como el lenguaje, las relaciones familiares, la reproducción sexual, la educación, la religión, etc.
Uno de los medios para lograr lo anterior es modificar la educación a través de los textos educativos y deformar el lenguaje para que tenga el menor sentido y transformar la realidad de acuerdo con sus intereses ideológicos.
La realidad no es una construcción social, la realidad la marca como pauta la naturaleza y no depende de la percepción de cada quién porque es una sola para un solo hecho.
Mediante esta ideología se pretende descomponer el pensamiento de las personas, utilizando un mecanismo de control social para despojarlo de su libertad, convirtiéndolo en un individuo de un grupo manipulable al ser impuesta en el ámbito nacional por medio del ordenamiento jurídico normativo o educativo.
Esa fue una exigencia de la Organización de las Naciones Unidas en la Asamblea General de febrero de 1996. Exhortó a todos los Estados a que promuevan una política a favor de la ideología de género en todos sus aspectos, lo mismo hicieron algunos organismos internacionales no gubernamentales para que mediante la propaganda mediática, escrita, televisiva y en los textos escolares, se deforme el pensamiento de las personas para crear un nuevo ser humano afirmando que “hay que deconstruir no solo la familia sino también la educación, la educación es una estrategia importante para cambiar los prejuicios sobre los roles del hombre y la mujer en la sociedad”.
Hay sociólogos que pretenden distorsionar los fenómenos sociales ante los fenómenos naturales, creándose una especie de terrorismo intelectual, y cuando se plasma en el ordenamiento jurídico se crea un terrorismo jurídico para obligar a la mayoría de la sociedad a seguir los lineamientos de esta ideología y proteger a un grupo minoritario, excluyendo así a que la mayoría social pueda ejercer su libertad de conciencia, lo que es un ultraje a la libertad de pensamiento.
Algunos argumentan que la homosexualidad forma parte de la naturaleza, y tienen razón; sin embargo, la naturaleza guía con toda su sabiduría para que la gran mayoría de la población sea heterosexual y la minoría, homosexual. ¿Cuál de las dos orientaciones es la correcta o normal?
El Diccionario de la Real Academia Española, define como NORMAL: “Dicho de una cosa: Que, por su naturaleza, forma o magnitud, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano”. Luego entonces, la norma que se ajusta a las reglas de la naturaleza es aquella que mayoritariamente prevalece en una sociedad, como es la heterosexualidad.
La naturaleza no necesita del hombre y el hombre sí necesita de ella; por tanto, hay que atender a sus dictados, y la excepción, como es la homosexualidad, no altera la regla sino la confirma.
La cultura puede invertir los papeles usuales de los hombres y mujeres, pero posiblemente con serias repercusiones psicológicas para uno u otro sexo, como sucede en la actualidad, pero no altera la estructura biológica de los individuos.
Para sustentar sus intereses los seguidores de la ideología de género ofrecen, como salida, abandonar el tren de la realidad para refugiarse en la ficción, como una especie en donde su psicología, acorde con sus intereses, es como una fantasía e ilusión, y sufren por ello fracasos hasta que logran adquirir un sentido positivo de la realidad.
La homosexualidad debe ser respetada porque quienes la asumen no la eligieron, sino nacieron con ella, y en pocos casos, tiene su origen en factores de carácter político, social, etc., tan así es, que la gran mayoría de ellos afirma haber nacido en el cuerpo equivocado, aun cuando tienen un cuerpo de hombre se sienten mujeres, cuando tienen un cuerpo de mujer se sienten hombres, pero un sentimiento no logra alterar su esencia biológica ni anatómica; entonces, sentirse de diferente sexo no implica que lo sean.
La ideología de género se identifica con aquellos que tienen una identidad diferente a la heterosexual. La cultura no altera su identidad, sino sirve para perfeccionar la naturaleza, pero no altera su esencia. La homosexualidad no es una enfermedad que deba curarse, tampoco es una elección, como tampoco lo es la heterosexualidad, sino una manifestación de la sexualidad humana.
La ideología de género pretende reducir la población mundial para evitar que nuestro Planeta Tierra se siga deteriorando, ya que los procedimientos convencionales para lograrlo: control de la natalidad, planificación familiar, lucha contra las enfermedades de transmisión sexual, sobre todo en los países subdesarrollados, no son eficaces para controlar el crecimiento poblacional.
La homosexualidad, por no formar parte de la normalidad dictada por la naturaleza, es un trastorno psicofisiológico de las personas al no existir en los individuos congruencia entre su mente y su cuerpo y que normalmente se hereda genéticamente.
Hay estudios de imagen y anatomopatológicos en el cerebro, que muestran diferencias anatómicas entre el cerebro de homosexuales y heterosexuales. Hay familias con esa predisposición, pero eso no las hace mejores o peores familias, porque los individuos valen por sus actos y no por sus preferencias sexuales, ni por lo que opinen o piensen los demás de ellos, merecen todo nuestro respeto.
La sexualidad es una libertad de la cual pueden disponer libremente los individuos en sus diversas manifestaciones, siempre y cuando no se afecte el derecho de terceros, pero como derecho humano no es un derecho absoluto, tiene su límite, el cual consiste en no deformar la mente de los menores para que lo consideren como algo normal, ya que ellos, por su edad, no tienen el desarrollo físico y mental para comprenderlo.
Un niño a temprana edad posee la intuición para determinar si es niña y niño, pero hay que dejarlo desarrollarse física y mentalmente para que pueda optar por su sexualidad cuando tenga su mayoría de edad, intentar inducirlo a creer lo contrario es manipulación porque se trata de una imposición, que inclusive no se comparte familiarmente.
Ni el Estado con sede nacional, ni ningún organismo internacional tienen la facultad para imponernos, moralmente o por medio del ordenamiento jurídico, la ideología de género por ser una ideología perversa que desnaturaliza la esencia del ser humano al pretender cambiar la naturaleza humana, incidiendo en nuestro derecho humano de la libertad de conciencia.
La sociedad tiene el derecho legítimo para resistirse a esa ideología que pretende transformar el sistema social, económico, político y cultural de la sociedad, la homosexualidad y lo que le sigue no es normal porque no armoniza con la fenomenología que es común en la naturaleza de los individuos.
La biología humana establece límites, crea potencialidades y tendencias, proporciona pistas que la cultura ignora o elabora en muchos casos, los menores de edad, los niños tienen el derecho humano a la salud física y mental, el estado u organizaciones internacionales no tiene la facultad de deformar sus pensamientos haciendo creer que es normal lo que no lo es, se debe atender al “ INTERÉS SUPERIOR DEL NIÑO hay que rechazar los libros de texto con la energía necesaria para que no manipulen a nuestros chiquillos”. Saludos a todos y hasta la próxima.