La inmunología es la parte de la ciencia que estudia los mecanismos por los cuales los seres humanos pueden diferenciar su propia estructura de la ajena, reaccionar contra lo extraño y memorizarlo para el futuro.

Lo anterior tiene perfecta aplicación en la política actual. Los enfrentamientos entre el gobierno de la Ciudad de México contra el bloque opositor (PRD, PRI y principalmente contra el PAN) hace que estos no sepan diferenciar el papel que cada uno desempeña en nuestra sociedad; reaccionan ante cualquier declaración que hace el otro y jamás memorizan que están haciendo precisamente aquello que más critican. La capital mexicana está envuelta en una serie de situaciones que agudizan más la crisis.

¿Es mucho pedir que todas las partes hagan un frente común y se dediquen exclusivamente a trabajar y a servir a quien los eligió? La CDMX necesita un sistema inmunológico lo suficientemente consistente y blindado que no permita que cualquier político cargado de popularidad, de promesas incumplidas y de dudosa o cuestionada reputación, nos gobierne.

Se elaboró una vacuna desde el siglo pasado la cual empezó a aplicarse en el año 2000. No obstante las grandes expectativas y las enormes dosis de credibilidad y esperanza, fue un rotundo fracaso y parece ser que la historia se repite al menos con el actual gobierno de la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo. El mal que se pretendía erradicar ha sufrido una serie de mutaciones que actualmente tienen cabida en muchas mentes, me incluyo como participante en un ejercicio de solidaridad ante un desma… ¡perdón!… ante por lo menos 2 avalanchas de elecciones estatales que repercutirán en el 2024.

¿Existirán asuntos más importantes que puedan tratar nuestros distinguidos dirigentes? ¿La Salud valdría la pena? ¿La pobreza? ¿Podrán bajarse un poquito del Olimpo para hacerle caso a los mortales o es mucho pedir? ¡Considero que sí, que es demasiado pedir! Algunos estamos acostumbrados a que se nos distraiga con tonterías: futbol, candidatos no candidateados, recursos inexplicables, las mismas caras de siempre, gastos de campaña que en el mejor de los casos parecen campaña de gastos; ¿y toda para qué? ¡Para tener el país y la capital de siempre o tal vez peor!

Sigo sin divisar un sistema inmunológico consistente, regio; por el contrario, los partidos políticos obedecen exclusivamente a intereses propios, selectos, locales, que ofrecen un paraíso a unos cuantos. Se dice que lo de más es lo de menos, pero debe interpretarse como: lo de los demás es para los menos.

No hay para dónde jalar o son tantas las “jaladas” que utilizan los de “arriba” para darles en la ma…no a los de “abajo” que si Mariano Azuela viviera estaría escribiendo “Los de en medio”. Y en medio de ese conflicto de intereses estamos, por lo menos, un servidor y muchos millones de capitalinos.

Me reconfortaría pensar que a la vuelta de la esquina se divisa una “finísima persona” cuyo sexo es incierto pero que está dotada de esas utópicas cualidades que necesita cualquier individuo para llevar a cuestas las riendas de una nación o por lo menos de la Ciudad de México, que no es menos.

Esa persona no sería elegida solamente para sacar de Palacio Nacional o de la Jefatura de Gobierno a una serie de gobernantes que han dejado mucho que desear desde 2019, ni por “proporcionar, dar, otorgar, regalar” una cantidad mensual de dinero a las personas de la tercera edad; ni por adelantar precampañas, ni por ser apuntalada por las grandes fortunas privadas cuyo origen, en su mayoría, viene de los “dineros” públicos, ni por beneplácito de Estados Unidos, ni de las transnacionales, ni por dedazo presidencial, ni por grupos camariles.

Lo inmediatamente anterior no se lo tome muy a pecho, es producto de uno de mis tantos sueños guajiros que aparecen en esos días cuando abunda la ociosidad, el desánimo por las noticias de siempre en los medios de comunicación de siempre, la frustración por reconocer que los que están en esos puestos clave no deberían de estar, en fin, por tantas y tantas cosas que los burros sabios ignoran o se resisten a ver.

Concluyo parafraseando una frase del escritor argentino Jorge Luis Borges: “La meta es el olvido, la Ciudad de México ha llegado antes”.

Nos leemos la próxima semana.

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