*El vestido rojo
La caída de un jefe del Poder Ejecutivo es un monologo que observé este 15 y 16 de septiembre de 2108 en México, la caída de un Jefe del Poder Ejecutivo acompañado de una “princesa Barbie” que manda mensajes corporales y señales con su vestido rojo, que simbolizo el poder y la ambición.
Es el monologo de un personaje marginal que se desarrolló en esta jornada de festejos patrios, con su vestido rojo de bajo fondo que desborda a su interlocutor, que interpreta que tiene dificultades en la interacción con su pueblo. Se impuso la ambición y el poder.
En este camino de degradación, descubre que sus buenas acciones llevan oculto el dominio de una sociedad que rechaza su imagen que es vulnerable por su forma de gobernar, producto de su caída, que es motivo de vergüenza por sus vicios y miserias, se observa en todo su esplendor la hipocresía y la ambición.
Es la dominación y la crueldad reflejada en un grito y en un desfile; entonces, los medios de comunicación que transiten por televisión estos eventos elaboran una narrativa ficticia, son actores danzantes en sus múltiples colores con sus máscaras de sonrisas y llenas de espanto, que fuerza a vernos a nosotros mismos llenos de vergüenza, como una enfermedad social, una enfermedad del alma, del espíritu.
La razón de su fracaso se encuentra en esta enfermedad del alma, del espíritu, difícil de entender porque se ríe para recalcar su fracaso, el narrador de la televisión reafirma que es feliz, por ello no se le cree, se encuentra en un estado febril y alterado, es juzgado por su propia conciencia, aunque se resista: el cuerpo no miente, refleja su estado de ánimo, el estado de su alma y de su espíritu.
Los asistentes a los festejos patrios solo son siluetas, que solo balbucean frente a su espejo en el que ven su rostro y la mueca de su sonrisa, solo gesticula. ¿Cuantos crímenes se cometieron por no aceptar que se equivocaron? Son secretos que no conoceremos, ¿es el mensaje del vestido rojo?
El rojo también significa: éxito, triunfo, guerra, sangre, fuerza ¿Es la verdad y mentira de la política? “La mentira siempre ha sido vista como una herramienta necesaria y justificable para la actividad no solo de los políticos y los demagogos sino también del hombre de Estado”, sabemos que la centralización administrativa es resultado de la organización burocrática del Estado, señala Max Weber, es “el monopolio de la violencia física legitima”.
Sabemos que existen cicatrices que no se cierran como sucede con los hechos sangrientos del movimiento estudiantil de 1968 que tuvo su origen el 22 de julio, y que el nivel más alto del movimiento son las manifestaciones del 27 de agosto y 13 de septiembre, termino el 2 de octubre de 1968 con el asesinato de estudiantes por parte del ejecito mexicano, hace 50 años.
¿Esto significa el vestido rojo, el regreso del movimiento estudiantil de 1968, en otro contexto histórico? ¿Es el regreso de la línea roja y negra en el mapa político actual? Son cicatrices que llevan las mexicanas y los mexicanos hechos por sus gobernantes, de la violencia de las instituciones hacia un pueblo que lucha por el respeto a sus derechos civiles, políticos y humanos.
Un pueblo que busca su dignidad con la tolerancia de un sistema de dominación autoritaria, y con su paciencia, parecen legitimar la injusticia, la explotación y la desigualdad, porque la sociedad no está organizada y los que están organizados solo realizan cambios administrativos simulando que son políticos.
Esto es objeto de reflexión política, porque es parte de la cultura política dominante y sus redes imaginarias de poder que produce sus propios sujetos peculiares como actores en un teatro en el que cumplen sus funciones en cada encuadre, son especialistas en el manejo de las emociones que la razón.
Esto es parte de un régimen autoritario, que los pensadores políticos europeos señalan que deben tener las siguientes características: instituciones políticas ambiguas, un pluralismo político limitado, cooptación de los líderes, ausencia de ideología, carencia de movilizaciones sociales, formas permanentes de control social, partido autoritario;
Control de los medios de comunicación, posición privilegiada del ejército y de la iglesia, el dominio de una elite política que no se consideran políticos más bien técnicos o administrativos, se proclaman expertos o especialista. Esta parte de las características de nuestro sistema político mexicano.
Por ello, la “princesa Barbie” se viste de rojo en las fiestas patrias. Como un modelo estático, es parte de nuestra realidad política llena de fosas clandestinas, asesinatos de estudiantes como sucedió en Ayotzinapa, Guerrero, entre otros, es una versión de su funcionamiento, es una realidad fluctuante, es un rasgo autoritario lleno de sangre.
Estamos en la renovación sexenal de la Presidencia de la República, por el momento con una Cámara de Diputados y una Cámara de Senadores que intenta adaptarse al régimen autoritario opuesto a sus principios democráticos, para apoyar al nuevo Jefe del Poder Ejecutivo.
Que ya inició su gira de agradecimiento por toda la República, y llevar el mensaje que recibe un “país en bancarrota”, “un país en quiebra”, si es así, conoce los culpables como: José Antonio Meade, Luis Videgaray y Enrique Peña Nieto, saqueadores de los recursos públicos de la nación.
¡Viva México!
Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales,
Universidad Nacional Autónoma de México.