Nos da la percepción que tenemos de la realidad y sus cambios

¿Qué ha sucedido recientemente? Hubo un panel interesante en la Feria Internacional del Libro (FIL) 2022: “Instrucciones para desarmar una democracia: El cambio de régimen en el México de la postransición”, el 30 de noviembre pasado.

Me hubiera gustado asistir, pero fue imposible.

En esas mismas fechas en la FIL se presentó también el libro "Las políticas sociales de México, derechos constitucionales y arquitectura institucional 2000-2018" (UNAM-SXXI, 2022), en el cual me tocó escribir el capítulo sobre Políticas para Jóvenes.

Y como esos libros, hubo muchos más. Algunos de ellos muy interesantes.

Por ello, resulta difícil entender la rivalidad entre el grupo organizador de la FIL —de la Universidad de Guadalajara (UdeG)— con AMLO.

La FIL se creó en 1987, con la idea de organizar una feria como la española “Liber”, que tuviera la participación del público.

Raúl Padilla —entonces director del departamento de Investigación Científica y Superación Académica de la UdeG— convirtió ese sueño en realidad.

Padilla fue un activista estudiantil. Coordinó la FIL en 1987 y 1988. Se convirtió en rector y —pese a identificarse con la izquierda— en 2018 apoyó la candidatura panista de Ricardo Anaya.

Cuando Anaya fue candidato, Raúl Padilla fue su vocero en temas culturales.

Quizá esos asuntos hicieron surgir el odio entre él y AMLO.

AMLO ha acusado a Padilla de ser un “cacique”. Asegura que “pone y quita rectores” y afirma que se ha dedicado a atacar al gobierno de la 4T.

En la inauguración de la FIL el 26 de noviembre no hubo —por primera vez en su historia— ningún representante federal, ni estatal, ni municipal.

AMLO, en su conferencia mañanera del 30 de noviembre, declaró: “Es un foro del conservadurismo, allá van todos los intelectuales a hablar mal de nosotros… ¿Quién organiza la FIL?: (Raúl) Padilla, exactamente. ¿Cuántos años lleva Padilla manejando la Universidad de Guadalajara? De (Carlos) Salinas para acá, 27 años”.

Este señalamiento se debió al abucheo que recibió —por parte de los estudiantes— la empresaria Patricia Armendáriz (diputada de Morena) que defendió en una mesa las políticas del gobierno de la 4T.

Pregunto: ¿Es realmente un foro del conservadurismo?, pues sí y no. Depende del ángulo desde donde se observe el evento.

Y aunque la FIL es más que eso, un 80 por ciento de sus expositores sí, son conservadores.

¿Esa narrativa podrá cambiar?... NPI.

CAMBIOS DEL OBRADORISMO

Regreso al panel de “Instrucciones para desarmar una democracia”.

En un periódico anti-AMLO (no digo el nombre), apareció impresa una nota titulada: “El cambio de narrativa: ¿Principal logro del obradorismo?”, que me pareció interesante.

Al día siguiente, cuando busqué en su página de internet la noticia ya no estaba.

Busqué con cuidado y descubrí que ahí seguía la misma nota pero con otro título: “Logros y carencias de la Cuarta Transformación”.

El primer título era mucho mejor que el segundo… Hablaba de la narrativa.

En ese texto, se mencionan algunos conceptos que vale la pena revalorar en nuestra experiencia con la 4T, los cuales expongo.

En muchos aspectos —muchos— el país se ha transformado para bien.

¿Dónde están las causas de su —llamémoslo así— fracaso? En primer lugar, en una pandemia de la que se olvidan la mayor parte de los análisis críticos al gobierno.

Hay que admitir que en vez de embarcarse con un endeudamiento irresponsable, AMLO optó por la prudencia fiscal.

Pese a ello, la austeridad mal entendida, la falta de experiencia de muchos de sus cuadros y el desinterés por la técnica, generó políticas públicas deficientes en su planeación y ejecución.

En los últimos 40 años vivimos una política de despojo. La ola de privatizaciones, concesiones ilegales y desigualdades generadas hacen imposible conseguir las victorias fáciles que se le exigen al gobierno.

En 2018, el país ya estaba polarizado entre pocos ricos y muchos pobres.

Las dolencias del elefante reumático estaban sembradas desde mucho antes del 2018… No éramos Dinamarca, ni tampoco íbamos para allá.

Pero hay posibilidades de que la narrativa obradorista sea el motor de un proyecto político… ¿O no?

EL PROYECTO POLÍTICO

¿Algún gobierno dejará de priorizar los proyectos de infraestructura en el sur del país?

¿Volverán esos estados a ser considerados de segunda?

¿Alguien dirá que el crecimiento económico no debe incorporar la inclusión social?

¿Algún gobierno resolverá los problemas del país desde un lujoso jardín en los Pinos? ¿Dejará de visitar todos los rincones del país?... ¡Esa será una obligación política!

El obradorismo reivindicó la necesidad de ver lo local y viajar en lo local.

¿Aparecerá un presidente viajando a Europa cada dos meses con un séquito de 80 periodistas?

¿Qué gobierno presentará un programa político ajeno a la austeridad republicana?

¿Algún gobierno rechazará los planes de justicia y restitución de tierras a los pueblos originarios como los Yaquis y los Seris?

¿Algún gobierno dejará de abrir los archivos históricos y militares para reivindicar la lucha de los viejos militantes de la izquierda?

¿Alguien regresará el viejo cuento de hadas de la industria eléctrica privatizada incluyente?

El discurso privatizador seguirá existiendo, pero sus carencias ideológicas ya han sido expuestas con nitidez. Su fuerza ideológica fue desarmada por el obradorismo.

¿Volverá el flujo de servidores públicos que iban y venían de la industria privada?

¿Alguien regresará a considerar el salario mínimo como un indicador solo para las multas?

¿Alguien recuperará los programas de contratación del outsourcing?

Una narrativa que pone énfasis en la inclusión de las grandes mayorías —empezando por aquellas que viven en el sur del país— es una narrativa que apuesta al crecimiento igualitario.

La corrupción es un flagelo estructural alimentado por y desde las élites nacionales.

El 2024 será muy distinto de lo que imaginamos. Pero todo esto que suena positivo tiene una buena parte negativa… ¿Cómo quedará?

LA CUEVA DEL DELFÍN

México no es la dictadura militar que muchos anunciaron… Tampoco hay un Golpe de Estado del que advertían muchos columnistas… La nueva narrativa: Culto no es quien lee, sino quien sabe escuchar.

¡Vientos huracanados!, si no me piden hacer huelga en la UdeG nos veremos por acá el próximo sábado...

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