*Nada cambia con la llegada del cambio
Es cierto. Con la llegada del cambio de gobierno, se modificó radicalmente la forma de comunicación con la gente y con los medios de comunicación.
Pero, más allá de los problemas políticos y económicos (dentro y fuera del país), se pensó que casi “por ósmosis”, la forma de actuar de mucha gente también cambiaría… o se modificaría.
Eso no es cierto.
Padecemos la herencia de una forma de ser muy lejana al bienestar de los demás.
Podemos asegurarle a AMLO que el país no cambió ni cambiará sólo con la lectura de las 28 cuartillas de la “Cartilla Moral”, escrita por Alfonso Reyes, publicada en 1944.
AMLO la distribuyó por miles para: “Iniciar una reflexión nacional sobre los principios y valores que pueden contribuir a que en nuestras comunidades, en nuestro país haya una convivencia armónica…”.
La frase de las Paredes Gritan (“La vida es larga y además no importa”), es el título de una novela escrita por José Joaquín Blanco, en 1979 (Editorial Premiá).
Por algún motivo, recuerdo siempre ese título cuando me encuentro con una situación inexplicable.
Lo sucedido con la señora María Guadalupe Fuentes Arias, de 56 años, en el Metro Tacubaya, a las 07:00 horas del 16 de febrero de 2019 (que falleció tres días después), es una muerte inhumana… Desde cualquier punto de vista que lo queramos ver.
Enterarse de su muerte por las noticias es malo.
Enterarse de que esto sucedió por la ineficiencia de las autoridades del Metro es mucho peor.
Pero enterarse dos meses después, gracias al trabajo de la prensa que dio a conocer la trama, es patético.
Según ellos, nadie sabía del asunto. No estaban enterados de lo ocurrido. Nadie se percató de la gravedad de lo que pasó.
Las autoridades (lo dijeron) conocían el caso. Pero tuvieron que esperar hasta que se hiciera público para “dar la cara”.
Si un día, en su conferencia mañanera, AMLO hubiera hablado de este caso, hubiera tenido en sus manos un ejemplo perfecto para mostrar la diversidad de contradicciones que se cruzan en nuestro país con una lamentable noticia como esta.
Podía haber hablado de la ineficacia de las autoridades.
Podía haber mencionado la falta de preparación de los policías.
Podía haber hablado de la indolencia de la comunidad.
Podía haber hablado de lo que él llama “el pueblo bueno”… que muchas veces no es tan bueno como él cree.
Es más, ese pueblo (ese hipotético pueblo), es mucho más malo de lo que imagina el Presidente.
Y este caso permite verlo (o vernos) en la lógica de lo que somos frente a la cruda realidad.
Ese pueblo bueno también abusa. Roba. Se desentiende. Y abandona a una pobre mujer que padeció un infarto cerebral y la deja desamparada en la entrada del Metro Tacubaya.
María Guadalupe Fuentes entró por la mañana a la estación sin saber que sufriría de un infarto cerebral que la dejó tirada en uno de los andenes de la estación.
Al caerse, cinco policías la levantaron para llevarla a la oficina de la Jefa de la Estación. Los videos del Metro reflejan eso.
“Videos del Sistema de Transporte Colectivo, a los que REFORMA tuvo acceso, revelan que permaneció en las instalaciones por tres horas sin recibir atención médica. Tras ese lapso cinco elementos de la Policía Bancaria e Industrial la sacaron de la oficina a rastras y semicargada”, (Reforma, 23/IV/2019).
La sacaron de ahí para ponerla en la calle, afuera de la estación.
29 horas a la intemperie.
Según los vendedores ambulantes de ese lugar, María Guadalupe se quedó en la entrada, sin atención, por lo menos durante 29 horas.
Varios de ellos, aseguran, pidieron apoyo al personal del Metro y dicen haber solicitado servicios de emergencia, sin que nada haya sucedido.
Decía un vendedor: "A los policías se les dijo 'mira la señora, pidan una ambulancia porque esta señora está mal'", (Ibid).
Otro mencionaba: "La primera vez que la vi pensé que estaba tomada porque suelen tomar y quedarse ahí. Pero al otro día que llegué y la volví a ver dije 'no, esta señora no está tomada, está mala, algo le pasó, se cayó, se pegó, pero algo tiene porque ya es mucho para que esté tomada y como ida'", (Ibid).
Él mismo dice que cuando cerró su puesto, a las 21:30, María Guadalupe tenía todavía su bolsa, la cual cubrió con el suéter que traía puesto.
Al día siguiente, María Guadalupe seguía tirada en el mismo lugar… pero ya sin sus pertenencias, ni el suéter, ni su bolsa.
Quedó olvidada.
Y no fue sino hasta el domingo 17 de febrero cuando fue atendida por el Sistema Universitario de Urgencias Médicas (SUUMA).
Dice el paramédico Erick Sánchez: "Cuando nosotros llegamos a atenderla nadie la conocía, puros vendedores de la zona que nos dijeron 'es que la sacaron aquí a la puerta del Metro'", (Ibid).
Fallaron todos: autoridades, policías, vendedores… el gentío.
De la gente que la robó… hay poco qué decir.
¿LA HAS VISTO?
Una hoja membretada de la CDMX y la PGJ, mostraba la filiación de María Guadalupe y preguntaba: “¿La has visto?”.
Se dice que uno de sus hijos llegó en el momento en que era atendida por SUUMA, con uno de esos carteles en la mano.
El Metro cesó a la Jefa de Estación.
Los cinco policías serán sancionados por el Consejo de Honor y Justicia.
Dijo el Secretario de Seguridad Ciudadana, Jesús Orta: “Asumo la responsabilidad que me corresponde por estos hechos", (Reforma 26/IV/2019).
Lorenza Serranía, directora del Metro, dijo con la voz entrecortada: "Evidentemente inconsciente, fue desalojada (...) y abandonada en el exterior donde permaneció más de 29 horas", (Ibid).
Además de haber fallado terriblemente las autoridades, faltó algo más: un sentido humano, un sentido de servicio, una buena acción.
María Guadalupe falleció en el Hospital General Regional 1 del IMSS tres días después de haber entrado al Metro.
Sin humanismo y sin reglas de operación, estamos expuestos a ser parte de la nota roja en cualquier momento.
LA CUEVA DEL DELFÍN
En el Metro aseguraron que se veía en estado de ebriedad… Por ello no hicieron más… El Tejido Social requiere mucho más que una Cartilla Moral.
¡Vientos huracanados!, si no me piden buscar al asesino del CCH Oriente nos veremos por acá el próximo sábado...
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