*¡A la carga!… el hambre no es liberal
Gustavo Petro (ex guerrillero del M19) fue electo presidente de Colombia el domingo 19 de junio, para el período 2022-2026.
En su primer discurso, fue muy directo: “Vamos a desarrollar el capitalismo en Colombia, no porque lo adoremos, sino porque tenemos primero que superar la premodernidad, el feudalismo, los nuevos esclavismos; tenemos que superar mentalidades atávicas ligadas a ese mundo de siervos, de esclavos”, (Fuser News, 20/VI/2022).
Se debe destacar que habló de superar la “premodernidad”, el “feudalismo”, los “nuevos esclavismos” y las “mentalidades atávicas” que existen en Colombia.
¿A qué se refirió específicamente?
La Tierra es fundamental en la vida de las naciones —bueno, en casi todas, menos en Holanda, en donde con muy poca tierra, se han dedicado a ganarle terreno al mar para ser un país muy influyente a nivel mundial—.
La tierra ha sido el origen de las naciones y su manejo dio origen al feudalismo cuando los reyes y gobernantes daban (u otorgaban) grandes extensiones de tierra a los jefes militares y a los políticos, a cambio de lealtad.
Quienes se apropiaban de estas tierras exigían tributos a sus habitantes, y con ese dinero formaban ejércitos para defender a los gobernantes.
Todos aquellos que se beneficiaban del manejo de tierras se convirtieron en “nobles” (condes, duques, marqueses, barones y demás), con bastante independencia de acción respecto al rey, pero siempre sometiendo su lealtad.
Hoy en Colombia —y casi en el resto del mundo—, esos “dueños de la tierra”, ya no son llamados nobles.
Se convirtieron en gobernadores, ministros, senadores, congresistas, o multinacionales (como es el caso de las industrias mineras), que modificaron el concepto de “entrega de tierras”, por el de “propiedad”.
Hoy la propiedad tiene en el fondo las mismas características que se tuvieron en el feudalismo.
Los dueños de las propiedades deben pagar los impuestos que demanda el gobierno —como lo exige AMLO—, que a su vez destina esos recursos en “la protección del país”, supuestamente.
Los dueños de las tierras y de las propiedades han sido “los dueños de los países”… Al menos así se sienten.
Recuerdo una cita en las Memorias de Gonzalo N. Santos, cacique y ex gobernador de San Luis Potosí, dueño de extensísimas propiedades en la huasteca y el norte de México.
Él mismo narra en ese libro la respuesta que le dio a un periodista que le preguntó: “¿Cómo se hizo usted de una extensión tan grande de tierras?”.
Santos le respondió: “De una forma muy simple. Cada vez que miraba alguna tierra que me interesaba, me dirigía a la casa del dueño y le preguntaba: Me interesa su tierra ¿A quién se la compro? ¿A usted? ¿O a su viuda?... Y casi siempre me entregaban las escrituras”.
Gonzalo N. Santos fue gobernador en el mismo sexenio de Miguel Alemán.
Él, como muchísimos otros políticos mexicanos, provenientes del Partido Nacional Revolucionario (PNR) —que se transformó en el PRI—, son símbolos de la corrupción en la política mexicana.
“La moral es un árbol que da moras”, es una de las frases que mejor lo describen.
Así de simple, así de cínico… Así de corrupto.
Regresemos a Colombia. Si se analiza la frase de Petro de “desarrollar el capitalismo”, para superar “el feudalismo”, nos habla de una compleja red de complicidades que existen en Colombia.
Hoy los campesinos colombianos (siervos feudales) que trabajan la agricultura, quizá tengan algunas tierras, pero una inmensa mayoría es obligada a cultivar ilícitamente —bajo presión— la cocaína colombiana que “los dueños de Colombia” venden libremente a nivel mundial.
Los grupos criminales —al margen de la ley— hacen que muchos de estos campesinos trabajen en la producción ilegal de drogas, lo que los obliga a vivir en la pobreza y la desigualdad.
El hambre no es liberal.
CONTRASTES COLOMBIANOS
Colombia es un país de muchos contrastes.
Son felices, en medio de muchas violencias. Son amables, a pesar de vivir en una guerra por más de cincuenta años.
Tienen una tierra pródiga. Llena de biodiversidad y con innumerables recursos… Pero con altísimos niveles de pobreza.
Algunos intelectuales latinoamericanos no hablan bien de Petro.
Ahí está el premio nobel, Mario Vargas Llosa, quien calificó el triunfo del izquierdista Petro como: “Un accidente enmendable y corregible”.
Económicamente también empezaron los problemas.
En cuanto triunfó Petro, la moneda y la Bolsa de Valores cayeron en la primera hora de operaciones. El peso colombiano se depreció cinco por ciento y todos los inversionistas quieren conocer las “certidumbres” de las futuras acciones del ex guerrillero.
Uno de los políticos más poderosos de Colombia es Álvaro Uribe Vélez, que se convirtió en un modelo de la derecha latinoamericana.
Nació en 1952. Es abogado, empresario, reaccionario, católico y político. Es considerado por muchos como el político más influyente de Colombia en el siglo XXI.
Fue presidente de Colombia 2002-2006 y 2006-2010. Y tras esos dos períodos en la Casa de Nariño (residencia oficial de Colombia) quiso quebrar la Constitución y reelegirse… Pero no pudo hacerlo y empujó a su Ministro de defensa, Juan Manuel Santos, a la presidencia.
A la distancia, Uribe controló a los presidentes.
Pero los problemas colombianos se ligan al narcotráfico.
LA NARCO POLÍTICA
“Los narcotraficantes mexicanos se quedan con las ganancias de la venta de drogas en Colombia”… dijo Petro.
Producen la mata de coca y venden paquetitos en las esquinas de Nueva York, con un solo propietario… Es un negocio transnacional.
En la nómina de los narcos están funcionarios de gobierno, generales, senadores, oficiales y hasta Presidentes… Por todos lados.
“México se colombianizó”, expresaba Carlos Fuentes hace algunos años.
Pero hoy: ¿Colombia se mexicanizó?... Habrá que preguntarle a Petro.
¿Qué pensará AMLO de la narco política?
LA CUEVA DEL DELFÍN
AMLO felicitó a Petro… Dos días después, dos jesuitas, Javier Campos “el Gallo” y Joaquín Mora, fueron asesinados arteramente por narcotraficantes en el municipio de Urique, Chihuahua… ¿Petro aceptará: “Por el bien de todos, primero los narcos”?... Que ¡el bien germine ya!, como dice su Himno... ¡Fuera la narco política!
¡Vientos huracanados!, si no me confunden con un primo del Chueco nos veremos por acá el próximo sábado...
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