*La caída inevitable del PRI
El ambiente que prevalece en la elección es de un enfrentamiento frontal entre la iniciativa privada y Andrés Manuel López Obrador. Vivimos un tufo de lo acontecido en el 2006 cuando los hombres de dinero boicotearon su campaña, 12 años después, el tabasqueño pasa factura a un grupo de ellos, calificando de rapaces a los integrantes del Consejo Mexicano de Negocios (CMN). Advirtiéndoles que en su administración se terminarán los privilegios. Todo hace suponer que en caso de triunfar no lo dejarían gobernar en sus dos primeros años. Así lo dan a entender el director general de Cinépolis Alejandro Ramírez quien adelantó que podría no haber inversiones de este sector si continúa el golpeteo político.
El zafarrancho del líder de Morena con los empresarios fue aprovechado por los demás candidatos presidenciales: Ricardo Anaya Cortés calificó de irresponsable a AMLO; Jaime Rodríguez Calderón El Bronco llamó al tabasqueño a que se tranquilice y Margarita Zavala Gómez del Campo pidió frenar los discursos de odio.
El que anda extraviado es el abanderado del tricolor José Antonio Meade Kuribreña, de manera tardía tomó el control de su campaña, rompió con el Gobierno Federal (o por lo menos con el canciller Luis Videgaray Caso). Así lo indica la salida del PRI de Enrique Ochoa Reza quien fue sustituido por René Juárez Cisneros, un operador de Miguel Ángel Osorio Chong quien conducirá la maniobra electoral. El grupo de Hidalgo tiene la encomienda de recuperar todo lo que sea posible salvar. Los legisladores y gobernadores de ese instituto político jugarán un papel importante. No es descabellado pensar que aparezcan los narcotraficantes creando pánico el día de la elección y los ciudadanos se abstengan de sufragar y entonces será el voto duro el que se imponga.
Con este relevó priista tácitamente el Presidente de la República reconoció que se equivocó al designar a Meade Kuribreña, pensó que su no militancia sería bien vista por la población. Descartó a Osorio Chong cuyo pecado fue pelearse con Videgaray Caso quien hoy es el gran derrotado. El mandatario luce desconcertado no se imaginaba un escenario tan poco halagador al final del sexenio.
Otra lectura que se deriva de esta decisión es que momentáneamente se cierra la posibilidad de que el ex secretario de Hacienda y Crédito Público decline a favor de Anaya Cortés. Prefieren que levante en las encuestas antes de sentarse a negociar una alianza contra el puntero López Obrador. En este sentido los analistas sugieren que este movimiento es tardío y que nada impedirá al tabasqueño tomar el poder.
A Anaya Cortés no parece inquietarle este cambio de estrategia en el PRI, espera con paciencia el desplome de Meade Kuribreña. Su equipo de campaña está teniendo acercamientos con los priistas para ir juntos en la recta final de la contienda, comprende que la suma de esfuerzos no garantiza vencer a López Obrador quien según algunas encuestas anda con el 48 por ciento de las preferencias electorales.
Lo mejor para el panista sería pactar con los priistas doblegándose lo menos posible, aunque estaría dispuesto a ceder todo lo que sea necesario para lograrlo. El único problema de esta unión es que la fuerza del discurso de Anaya Cortés consiste en cuestionar la corrupción y los excesos que se han presentado en estos seis años.
En este contexto, López Obrador denunció que el plan de la derecha de hacer una coalición ha fracasado. Sin embargo, hizo un llamado a sus seguidores para no confiarse. Lo más complicado está por venir, tendrá que contrarrestar la compra de votos y cuidar las casillas. Él sabe que todavía no ha ganado nada.