*Claras evidencias de votos obtenidos a la mala

*Crónica del operativo para doblegar a dos senadores

Desde el pasado 24 julio de este 2024, el ya casi expresidente Andrés Manuel López Obrador mandó señales de que ya tenía la fórmula para doblegar a los dos senadores de la oposición elegidos para arrancarles, por la buena o por la mala, los votos que necesitaba para pasar a la historia como el “gran reformador del Poder Judicial”.

Cuestión de reflexionar, al más puro estilo de los sabuesos informativos de esta Grilla en el Poder, los siguientes encabezados con que adelantamos en nuestra edición de ese día, lo que se veía venir en el Senado de la República:

“Tendremos la mayoría calificada y reformaremos la Constitución, óiganlo bien achichincles”, fueron las palabras textuales que pronunció Lóez Obrador en la mañanera de ese día 24 de julio, con lo que dejó constancia pública de que tanto el senador panista veracruzano Miguel Yunes Márquez y el de Campeche Daniel Barreda, de Movimiento Ciudadano, no tenían otro camino que elegir entre voto o cárcel para ellos y sus familiares.

Ese mensaje, aunque pareció pasar de noche para casi todos los medios informativos convencionales, se confirmó desde el reciente domingo 8 de septiembre, cuando comenzó el operativo y se consolidó dos días después, martes por la noche, al darse a conocer oficialmente que se lograron los 86 votos que necesitaba Morena y sus aliados PT y PVEM y pasar por sobre panistas, priístas y emecistas, que lograron 41, y que así fueron acallados con el imaginario mensaje ¡servido, señor presidente!, que salió del Senado de la República para hacerlo aterrizar en Palacio Nacional.

Aquí el sucinto relato de una persecución anunciada con que pasará a la historia López Obrador:

Cuando el presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, Gerardo Fernández Noroña, y el presidente de la Junta de Coordinación Política, Adán Augusto López Hernández, declararon con firmeza que estaban sobrados de los votos que necesitaban para aprobar la reforma al Poder Judicial que ordenó el presidente Andrés Manuel López Obrador, tenían razón porque sabían cómo doblar a cuando menos dos legisladores opositores a Morena para cumplir la misión.

Y así, con ese operativo aplicado al más puro estilo del rancio priismo, partido que no desaparece, solo se muda a Morena, se puso marcaje personal al senador veracruzano panista Miguel Yunes Márquez y al senador campechano de Movimiento Ciudadano Daniel Barreda, quienes fueron sometidos a todo tipo de tormentos políticos, jurídicos y financieros, personales y familiares, lo que fue determinante para doblegarlos.

El operativo comenzó a surtir efectos cuando directivos del PAN y de MC salieron a declarar ante los medios informativos que sus respectivos senadores estaban desaparecidos y que ni las llamadas telefónicas respondían.

Los temores de que pudiera sembrarse un operativo sangriento comenzaban a calentar el ambiente político, lo que obligó a los morenistas a dar el zarpazo final y una vez doblegados Yunes y Barreda, soltaron a sus presas no sin antes advertirles lo que podría ocurrir de no cumplir el acuerdo de votar a favor de la reforma al Poder Judicial.

No fue hasta cuando desde el salón de sesiones del Senado el líder de los morenistas, Adán Augusto López, pidió la palabra, que de inmediato otorgó el presidente de la mesa, Fernández Noroña, para informar a los legisladores presentes que acababa de recibir una llamada telefónica de Barreda, anunciando que se encontraba bien, pero que estaba imposibilitado de acudir a trabajar en el parlamento, por el momento.

Hasta aquí los senadores de Movimiento Ciudadano comprendian que su “compañero” ya habría sido doblegado, pues de manera contraria se habría comunicado con su bancada y no con la de Morena, además de que acto seguido, el presidente de la Mesa Directiva anunció que también acababa de hablar con el senador Barreda, quien le había asegurado que estaba bien y que estaba en la Ciudad de México.

Pero pronto se sabría que esas maniobras de mal informar al pleno del Senado de la República solo mentiras, fue estrategia para enrarecer el ambiente y comenzar a sembrar la confirmación de que estaban sobrados de votos a favor de la reforma.

Y así fue, pues minutos después se confirmó que el senador emecista Daniel Barreda y su padre se encontraban detenidos en Campeche y sin atender la exigencia de legisladores opositores para que se cumpliera con la obligada protección, Fernández Noroña pidió la atención del pleno para dar a conocer que el senador propietario ausente, Yunes Márquez, acababa de hacer llegar el oficio de los motivos de su inasistencia y que se procedería a llamar a su suplente, quien ya se encontraba en una sala contigua, para dar cumplimiento al reglamento y así se hizo.

Como se sabe, el suplente del senador Miguel Yunes es su padre Miguel Ángel Yunes Linares, a quien los morenistas ya le tenían preparado el escaño, (asiento) dentro del área de su bancada guinda, desde donde pidió la palabra para fijar posición, pero al haber mencionado el nombre del senador Marco Cortés, del PAN, le dio el derecho a éste de tener réplica y así se enfrascaron en escandaloso episodio de dimes y diretes, acusándose de todo.

Antes de que concluyera este enfrentamiento, también desde la tribuna Cortés ofreció a Yunes disculpas públicas de todo lo que dijo, si, llegado el momento de la votación, se manifestara en contra de la reforma al Poder Judicial.

Ya no hubo respuesta del veracruzano, pero todo quedó de manifiesto al aparecer Yunes linares en la sala de prensa, custodiado por los senadores más morenistas y lopezobradoristas, Félix Salgado Macedonio y Oscar Cantón Zetina, para hablar ante los medios de comunicación.

Así pasaron las horas, hasta que grupos de trabajadores del Poder judicial lograron penetrar al Senado de la República, llegaron al salón donde sesionaban, los legisladores buscaron salidas del recinto y más tarde aparecieron sesionando en la sede antigua de este parlamento, en la calle Xicotencatl, centro de la Ciudad de México.

Ahí ya se integró el senador propietario veracruzano Yunes Márquez, quien pidió la palabra para fijar posición y anunció que su voto sería a favor de la reforma, lo que bañó de tranquilidad a los estrategas que fraguaron la maniobra guinda y aunque la sesión nocturna continuó con escándalos panistas que hicieron recordar los tiempos similares de la entonces izquierda opositora, al final morenistas, petistas y verdes arrasaron con una votación que se produjo los primeros minutos de este miércoles y al grito de “la reforma va”, parecieron mandar decir, no tan ruidosos, pero sí jubilosos festejos, ¡servido, señor presidente!

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