*La historia de Miguel descobija perversidades
*Ningún gobierno se salva y exhibe a la 4-T
La historia de Miguel, que se hizo pública a raíz de la fatal caída de un tramo de la línea 12 del Metro, generalizó la reflexión, pero sobre todo el reclamo, de un pueblo mexicano, que es mucha pieza, con la siguiente pregunta:
¿Cuántas familias habrán enterrado cuerpos en avanzado estado de descomposición, irreconocibles, con la creencia de que son sus familiares desaparecidos?
Esto, porque en casi todos los medios, escritos y televisivos, se difundió información que revela una historia que es apenas madeja de lacerante problema social que viene arrastrando México con todos sus gobiernos que han pasado por la silla presidencial, y todos, son todos hasta la publicación de este texto, pero que ahora aflora con toda crudeza.
Miguel vivía bajo la trabe que colapsó el lunes 3 de mayo de este 2021 y su testimonio se hizo viral en las redes sociales.
No pasaron muchos días cuando alguien que vive en el estado de Tabasco abundó en la identidad de Miguel, cuyos parientes lo habían reportado como desaparecido desde el año 2015.
Durante la búsqueda de esta persona las autoridades a las que recurrían optaron por el engaño para sacudirse la presión de la afligida familia y fue así que se fraguó la entrega de un cuerpo irreconocible para que le dieran cristiana sepultura.
Pero ahora, al haber aparecido por ser sobreviviente del fatal episodio en la Línea 12 del Metro en la Ciudad de México, y con la negativa del propio Miguel a referirse a su familia que lo busca, se descubre el engaño perverso al que recurren las autoridades para sacudirse a la sociedad que les reclama legítimos derechos, independientemente de los motivos que hayan empujado a este personaje a salir de su entidad para alojarse en el bajo puente del derrumbe.
Aquí cabe la pregunta. ¿Cuántas familias habrán enterrado cuerpos con la creencia de que corresponde a sus seres queridos?
¿Y por qué este asunto exhibe a la mal llamada 4-T?
Pues porque es solo algo de lo que se hartó el pueblo sabio que decidió dar oportunidad a otro grupo demagogo, y que se entienda, demagogo porque está a prueba ante una sociedad agobiada de inseguridad, de pobreza, de corruptelas y por la siembra enfrentamientos estériles por el poder.
Así las cosas, el presidente Andrés Manuel López Obrador debe cesar esa cantaleta de que el país está como está porque así lo recibió y debe entender que por eso el pueblo mucha pieza le dio la oportunidad de enderezar el barco y encaminar a la nación hacia mejores horizontes sociales, escenario que está lejos de asomar, aunque en las mañaneras el mandatario se empeñe en asegurar lo contrario.
¿Ejemplos de esto? Sobran y solo por mencionar uno, ahí está el látigo inflacionario que desata pobreza y fomenta otros fenómenos que azota a los que menos tienen, al pueblo de abajo, y fortalece a quienes más tienen, al privilegiado sector pudiente que se da la gran vida en los centros de recreación por la ausencia de una clase media que desapareció y que, a la postre, agradecerá la llegada de una transformación que los favoreció.
Que quede para la reflexión.