*Pioneros de la revolufia III

Se creó un nuevo partido en 1929, el Partido Nacional Revolucionario (PNR), que afirmaba: Se acabaron los caudillos y nacieron las instituciones. Los “nuevos ricos revolucionarios”, se daban la gran vida. Se volvieron industriales y dueños de grandes extensiones de tierra… Y los soldados los protegían.

Nació el concepto “maximato”, para explicar la continuidad de acción del presidente Plutarco Elías Calles, entre 1924 y 1935.

¿Y qué siguió?

En el mismo texto de las últimas dos semanas, se señala:

“Es importante saber cómo, además del enriquecimiento ilícito de muchos políticos, la acción gubernamental fomentó el desarrollo económico de distintas áreas de la producción agrícola, la industria y el comercio.

Por ello, la imagen del general Abelardo L. Rodríguez adquirió importancia.

Él fue un creador de negocios dentro del régimen capitalista que el país demandaba.

El general Rodríguez, emergió como un empresario con imaginación, dispuesto a correr el “riesgo empresarial”, inherente a las empresas.

No optó por el fácil expediente de la “expatriación de capitales”, o por su retiro a la vida pacífica, para disfrutar placenteramente de sus recursos, como lo hacen muchos políticos y dictadores latinoamericanos.

Tampoco invirtió en bienes raíces —que dan cierta seguridad— pero son inversiones improductivas.

Emprendió muchísimas actividades sin tener realmente una preparación especial, más allá de su instinto y talento que fueron vitales en los negocios.

Rodríguez fue —además de presidente de la República— gobernador de Baja California Norte y Sonora. Titular de la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo. Secretario de Guerra y Marina. Comandante militar de la Región del Golfo. Director de la Comisión de Coordinación y Fomento de la Producción. Y patrocinó la fundación de la Nacional Financiera… Entre otros cargos.

Entre 1923 y 1955, fundó y organizó más de 84 empresas relacionadas con: la pesca, minería, cemento, vinicultura, petróleo, telecomunicaciones, cine, artes gráficas, alimentos, aviación, construcción de barcos, comercio, bancos, financieras, compañías de seguros, hoteles, campos de golf, centros nocturnos, casinos, burdeles, etcétera… Sólo por mencionar algunas importantes.

Rodríguez participó en la modernización de la región norte de la República: Baja California Norte, Sonora y Sinaloa.

También tuvo mucha influencia —desde el centro del país— en ciudades como: Cuernavaca, Toluca y Tehuacán.

Algunos autores señalan que ni Alberto J. Pani, ni Aarón Sáenz, ni Gonzalo N. Santos o Manuel Gómez Morín —por citar ejemplos de políticos profesionales señalados como hombres acaudalados durante el Callismo—, hicieron fortunas tan fantásticas —a la sombra del Estado— como las de Abelardo L. Rodríguez.

A él le interesaba administrar el país eficazmente y acrecentar sus negocios.

Estableció en Cuernavaca el Casino de la Selva y en la capital una sucursal de su casino en Tijuana —llamado el Foreign Club—.

Noche a noche, en los resplandecientes salones, mexicanos de toda índole —que deseaban enriquecerse mágicamente— se dejaban desplumar con toda resignación”.

RULETA Y GOBIERNO

“Mientras las ruletas giraban, el general Rodríguez cumplía con su misión de administrar el país, mantener su dignidad frente a Calles y no provocar conflictos graves que amenazaran la concordia de una familia revolucionaria… Siempre peligrosamente dividida.

Alberto J. Pani —siguiendo el ejemplo del presidente— se hizo de terrenos estatales y se inició en el turismo.

Juan Andreu Almazán —derechista— acumuló muchos millones como contratista en obras del gobierno.

Luis León (del Grupo Sonora)  —hombre de “mala catadura”, se había casado con una desnudista— vivía desafiante en un abominable palacio de estilo barroco californiano.

Y Luis Morones —líder de la clase obrera— era lo más parecido a un gordo cantante de ópera.

Jesús Silva Herzog narra brevemente la renuncia de Narciso Bassols, entonces secretario de Gobernación de Rodríguez.

En uno de los primeros acuerdos de Bassols con el presidente Rodríguez, le propuso la supresión del juego en México, es decir, la supresión del 'Foreign Club' y del Casino de la Selva.

-Rodríguez le dijo: “¿Pero qué no sabe usted que esos asuntos son míos?”.

-Bassols replicó: "Ya lo sé y precisamente por eso creo que esos centros de juego deben clausurarse".

-"Eso no es posible" dijo Rodríguez… A lo cual contestó Bassols entregándole su renuncia irrevocable.

La Revolución no se generalizó en toda la República y —de hecho— afectó básicamente a las haciendas y propiedades cercanas a las vías del ferrocarril, y a los centros ferrocarrileros.

Un gran número de regiones productoras quedaron casi intactas —entre otras cosas— por no contar con una infraestructura vial y de comunicaciones que les permitiera integrarse al mercado interno.

Por eso fue importante que —durante el período del general Calles— se crearan la Comisión Nacional de Caminos y la Comisión Nacional de Irrigación, pues estas comisiones fueron un factor decisivo para la incorporación paulatina al mercado interno de muchas otras zonas.

El surgimiento de una clase política con orientaciones empresariales —como es el caso del general Rodríguez y otros más— aunado a la dinámica del país que pedía nuevos empresarios para arrancar con el ansiado “desarrollo económico de México”, permitieron la concentración del poder económico en diversas regiones que se consolidaron al paso de los años.

Muchos empresarios coinciden en señalar la década de 1930, como una de las etapas primordiales de crecimiento y consolidación de sus actividades”.

MARCO HISTÓRICO

“Muchos políticos se volvieron empresarios (Rodríguez y Aarón Sáenz).

Otros explotaron la tierra y los campesinos (Calles, Obregón, Gonzalo N. Santos).

Otros se dedicaron a la construcción y a los contratos públicos (Almazán).

Otros se enfocaron a los bienes urbanos (Pani, Morones, Almazán).

Y unos más se diversificaron en hoteles, casinos, finanzas, cine, etcétera (Rodríguez, Pani, Saenz y muchos más)”.

¿Dónde quedó la Revolución?... NPI.

LA CUEVA DEL DELFÍN

Calles seleccionó a Lázaro Cárdenas como sucesor… Era su antiguo subordinado… Y creyó controlarlo… Pero Cárdenas cambió la historia.

¡Vientos huracanados!, después de dos semanas nos veremos por acá el próximo sábado...

Comentarios, quejas y lamentaciones: Facebook Héctor Castillo Berthier / Email Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

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