*Una Primavera Estruendosa
Todavía no se presentaba el equinoccio conocido también como æquinoctium, que significa “noche igual” en latín, y es un fenómeno astronómico que ocurre dos veces al año, en primavera y en otoño, y ya estábamos en las agresiones, las descalificaciones las reafirmaciones nacionalistas y la presentación del ucase; la exigencia de absoluta obediencia. “Sin lugar a medias tintas o zigzagueos”.
Obediencia a ciegas.
¡El país no está para dudas!
Esto me recuerda las duplas Porfirio Díaz Mori- Manuel (mancuerna) González, o Álvaro Obregón (mancuerna) - Plutarco Elías Calles.
Ya dijo quién debía: aquí no hay variaciones, innovaciones, reformas, opciones, oportunidades, novedades, descubrimientos, modernización, corrección alguna o alternativas; El Sistema y la Verdad eternas.
¡Aquí no hay más cera que la que arde!… ¡y esa es la mía!
Y por supuesto, no puede existir una celebración de la 4T sin broncas, desfiguros, mentiras o bravatas. Sea quien sea; gringo, europeo, organismo internacional o lo que sea.
La interpretación de la historia según AMLO quedó plasmada así: “Cárdenas hizo realidad su trasformación mediante tres importantes y consecutivas acciones: primero, entregó la tierra a los campesinos y ayudó a los obreros; luego, impulsó su organización y, finalmente, con esa base social pudo llevar a cabo la expropiación del petróleo y otros bienes de la nación que Porfirio Díaz había entregado a particulares, fundamentalmente a extranjeros”*.
Lo que significa que Venustiano Carranza con sus diferencias y enconos con los petroleros extranjeros, europeos o gringos no existieron. Al igual que con Obregón y Calles… pero Cárdenas participó activamente en esos gobiernos, sin olvidar que fue el secretario de Gobernación nada más ni menos que de su paisano el presidente Pascual Ortiz Rubio, mejor conocido como “el nopal” (por baboso).
Los periodos de Victoriano Huerta, Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas están tintos en sangre política, como una distinción poco amable de los gobiernos de la Revolución.
¿Cuándo consultó Cárdenas al pueblo para tomar tal decisión o cuándo la programó? es algo que a nadie le ha interesado aclarar y en el palacio menos.
SUERTE, GENIALIDAD y AMOR DEL PUEBLO
Pero lo más sorprendente del discurso del 18 de marzo pasado y que verdaderamente es nota para comentarse durante meses, son las características que AMLO atribuye a Cárdenas para su “exitoso gobierno: “Los procesos políticos son más complejos de lo que suponen los intelectuales racionalistas, en los procesos políticos intervienen factores como la suerte, la genialidad de los dirigentes y los sentimientos del pueblo. El general Cárdenas, a diferencia de políticos arribistas o de la élite, profesaba un sincero y profundo amor al pueblo. Así como no hay nadie con la vocación democrática de Madero, tampoco ha existido en México un presidente tan cercano a los humildes como el general Cárdenas ni tan convencido de la causa de la justicia social”*.
Que quede para la historia y sus tratados sobre política: “Suerte, Genialidad y los Sentimientos del Pueblo”, no sé si exactamente en ese orden o puedan variarse, pero ya está más que claro que sin suerte, sin el sentimiento popular y la genialidad no hay éxito posible.
¿Dónde está la suerte cuando mueren en tres años 800 mil mexicanos sin medicinas, equipos, instalaciones y la debida atención para evitar esa tragedia masiva?
¿Y qué excelente fórmula de abonar y fomentar esos sentimientos del pueblo cuando se le reparte graciosa y generosamente medio billón de pesos al año?, aunque no tenga donde atenderse medicamente o pueda ser echado impunemente de su pueblo cuando es invadido por los narcos o se armen las balaceras a lado de las primarias.
Sí, se debe ser genial para después de cinco años no haber logrado concretar con éxito, ninguna de las obras o proyectos estelares del régimen; un aeropuerto que opera al 10 o 15% de su capacidad; carreteras y accesos que no se han terminado; ferrocarriles urbanos, un transoceánico y otro turístico que no tienen para cuando iniciar operaciones, a pesar de haber pasado por encima de los derechos de los vecinos y regiones afectadas por las obras; una refinería inaugurada desde hace meses sin que se le hayan podido conectar las tuberías e instalar los equipos y sistemas de refinación, y para colmo se inunda como las ramblas.
Defender al país ofendiendo a los Estados Unidos y Canadá, por querer tratarnos como Colonia; condecorar a un dictador caribeño al que en aras de la nostalgia adolescente se le regala dinero simulando la contratación de especialistas que no acreditan siquiera sus estudios básicos.
Una guerra encarnizada con el Poder Judicial, con los periodistas, con los científicos, con los organismos autónomos, un desafío a las leyes electorales, a las decisiones judiciales, la desaparición de escuelas y guarderías que atienden precisamente a ese pueblo amado del que tanto se habla y tanto se ignora en sus necesidades.
¿Ofender y descalificar a un gobierno legalmente establecido por acatar y proceder conforme a sus leyes porque el indiciado es su amigo?
De igual manera calificar de mentirosos, farsantes, oportunistas, mequetrefes a los legisladores yankees y de mentirosos a los informes del gobierno norteamericano por sus expresiones respecto a los dolorosamente reales abusos y violaciones de los derechos humanos que existen en el país y que diariamente aparecen en la prensa a la cual tampoco se le concede el mínimo respeto.
Bien bonita y linda, chula empieza la quinta primavera de un gobierno que jamás debió haber existido.
Peor quedémonos tranquilos. No hay nada que temer, ya que se nos ha garantizado desde el zócalo: “ya no es el tiempo de los vínculos turbios entre el gobierno de México y las agencias del gobierno de Estados Unidos; ahora no hay simulación, de verdad se combate a la delincuencia organizada y de cuello blanco porque no hay corrupción, no hay impunidad ni existen relaciones de complicidad con nadie”*.
Recién nos enteramos que “presuntamente” se encontró el cadáver del asesino (el chueco), de los sacerdotes en la Sierra Tarahumara, lo cual resulta muy conveniente para no dar explicaciones sobre lo que realmente sucede en el norte del país.
Y creo que la misma fórmula podría aplicarse para la repentina y sorprendente aparición de cadáveres igualmente fastidiosos como los de Emilio Lozoya, Ovidio Guzmán, Ignacio Ovalle, Delfina Gómez, Yeidckol Polevnsky, Alejandro Esquer, Pío López Obrador o Ricardo Monreal Ávila.
*https://lopezobrador.org.mx/2023/03/18/discurso-del-presidente-andres-manuel-lopez-obrador-en-los-85-anos