Apenas han transcurrido las primeras tres semanas del mes de enero y como ya era de esperarse, los distractivos, las bravatas, los disparates, las provocaciones, las amenazas, las defensas de las acciones más condenables y punibles son tema cotidiano en la información emitida desde el Palacio, mientras las cifras sobre la delincuencia, el desempleo, el desbasto de medicamentos y la proyecciones económicas y sanitarias anuncian un panorama preocupante o digno de alarma.

Desde las elecciones del año pasado, claramente se hizo patente que las acciones para compensar los fracasos político electorales del movimiento cavernario que hoy detenta el poder, lejos de mover a la reflexión y a la distensión sólo lograron exacerbar las pasiones que subyacen a las acciones de gobierno y como continuación de las hostilidades y obcecaciones iniciadas desde que arrancó el sexenio ahora las expropiaciones, el desmantelamiento del Servicio Exterior, la designación de funcionarios a contentillo del mandamás para cumplir sus caprichos a como se pueda, siguen las distracciones y las bravatas mientras la economía pues nomás no responde.

México se mantuvo por décadas de los ingresos provenientes del petróleo, el turismo y las remesas. Pero desde la entrada en vigor del TLC (ahora TEMEC), la principal fuente de divisas son las provenientes del sector automotriz, de las remesas de los emigrados y el turismo, a pesar de que debido a la pandemia los ingresos por viajeros disminuyeron señaladamente.

Pero hay un dato que me llama poderosamente la atención y es el relativo a la creciente importancia que día con día tienen las remesas en nuestro país y que lejos de presentarse como el fracaso que es por parte de los gobiernos por no procurar, aquí sí… el bienestar de nuestros paisanos.  En las mañaneras se presenta como un logro… como si fuera un orgullo el que millones de personas hayan arriesgado la vida para mantener desde la distancia a sus familiares.

Para que dimensione usted el tamaño del asunto le recordaré que según el Banco de México: “El flujo acumulado de los ingresos por remesas en los últimos doce meses (diciembre 2020 – noviembre 2021) se ubicó en 50,484 millones de dólares, mientras que la industria turística nacional incluidas aerolíneas, restaurantes, hoteles, agencias de viajes en fin el mundo que eso representa, apenas lograron generar la tercera parte, es decir; 18 mil 428 millones dólares en el mismo año.

Haga usted sus cuentas los 18 mil y pico de millones dólares que le mencioné los dejaron 31 millones de turistas internacionales. En tanto que en los Estados Unidos en 2019 habitaban unos 10.9 millones de personas nacidas en México según el Instituto de Política Migratoria*. Como que los volúmenes de dinero nomás no cuadran. Pero hay algo adicional, esta sospecha de que algo raro está pasando con las remesas y nadie se quiere dar cuenta, lo mencionó hace ya 15 años el economista y demógrafo don Rodolfo Tuirán, quien fuera un brillante subsecretario de Educación en varias ocasiones y director general de Consejo Nacional de Población.

Tuirán al igual que otros académicos e investigadores alertaron desde entonces, como ya dijimos, sobre el atípico crecimiento de los flujos de remesas a pesar del endurecimiento de las políticas migratorias norteamericanas y señalaron claramente que por esa vía podrían estarse manejando sumas multimillonarias de dinero ilegal principalmente del narcotráfico y la trata de personas. Pero obviamente nadie quiso escucharlos.

Y ahora que ya los números alcanzan cifras impensables hace tres lustros sólo quiera recordarle lo que los investigadores y autoridades deberían atender.

Tuirán señaló que “las tendencias a mediano y largo plazo reflejarían una gradual desaceleración en el ritmo de crecimiento de las remesas y eventualmente podría tener lugar en el largo plazo una disminución de las mismas”.

Y no sólo eso, Tuirán alertó sobre la necesidad de cuidar los métodos para medir y valorar la recepción de los cuantiosos flujos de dinero.  “Pese a ello, dicha entidad pública (Banco de México) todavía no da señales de intentar dar respuesta a las dudas y críticas formuladas por varios investigadores sobre los conceptos y los procedimientos que utiliza para medir el monto de las remesas “.

“Quizás ahora, (concluye Tuirán) alejados de la propaganda hay mejores condiciones para alentar un debate serio y riguroso en la materia.  Hace unos días en un foro organizado por el Fondo Multilateral de Inversiones, se reconoció que no debe ser motivo de orgullo para México haberse convertido en el principal receptor de remesas en el mundo, porque cada nueva cifra récord constituye un recordatorio de que el país no ha sido capaz de generar empleos suficientes”.

Y como conclusión quiero decirle que estas palabras del Dr. Tuirán, se suscitaron cuando en 2006 ingresaron por remesas 23 mil millones de dólares, y ahora tres lustros después en que dicha cifra se ha duplicado, lejos de provocar inquietudes y mover a la investigación como ya dijimos, parece que vivimos la francachela y el festival de las remesas, a pesar del sufrimiento y los crímenes que puede haber detrás de ellas.

*https://www.latimes.com/espanol/eeuu/articulo/2020-11-14/

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