*Bill W. Wilson a 41 años de su muerte
Este 24 de enero, se conmemora 41 Aniversario del fallecimiento de Bill W. Wilson (1971), fundador del organismo denominado, en medio planeta, como “Alcohólicos Anónimos”.
Nacido el 26 de noviembre de 1895 en East Dorset, Estados Unidos, un pueblo ubicado bajo la sombra de una montaña llamada Monte Eolo, en su infancia Bill se preguntaba al mirarla, si él sería capaz de subir al punto más alto.
A los diez años se fue a vivir con sus abuelos, y empezó a desarrollar la idea de ganar, ser el número uno, pues era un muchacho alto pero torpe y los niños más pequeños siempre le ganaban en las peleas.
En su juventud, Bill mostraba ser un hombre extraordinario con un espíritu tenaz, que lo llevó a ser el capitán de un equipo de béisbol y al aprender a tocar el violín se convirtió en el director de la orquesta de la secundaria de su pueblo natal.
En su adolescencia se enamoró de la hija de un pastor, la cual murió repentinamente, y Bill cae en depresión que le dura tres años, por lo que no se gradúa, al no aceptar la pérdida de una parte que él consideraba que le pertenecía.
Posteriormente, llega Lois a su vida, y Bill siente que renace repentinamente de nuevo. Se casaron durante la Primer Guerra Mundial cuando él era un joven suboficial.
En su vida social, Bill sintió aquella terrible sensación de inconformidad, aquella timidez de hablar más de dos o tres palabras juntas, pero alguien le alargó una copa y otra más. ¡Ah! que magia. Había encontrado el elíxir de la vida.
Bill W. veterano de guerra a la edad de 22 años, estudiante de economía y comercio a la vez que de leyes, empezó a trabajar como empleado de la Estación Central de Ferrocarriles en Nueva York, y finalmente llega a Wall Sttreet, su talento en los negocios y en las finanzas le trajo fortuna y le deparó aplausos, y en pocos años logró acumular demasiado dinero, era una persona aún joven y no le preocupada su forma de beber, aunque su esposa Lois había empezado a sufrir a causa de ello.
De esta aleación de la bebida y la especulación, en esa época, Bill bebía para soñar grandes fantasías de un poder cada vez mayor, deseaba ser el director de grandes empresas y casi lo logra de no ser por la crisis financiera de 1929.
Y es así, que Bill W. comenzó a forjar el arma que un día se convirtiera en el boomerang que casi lo hace pedazos como a miles de alcohólicos en el mundo.
Frente a esa crisis financiera, todo se desvaneció para Bill W., ya debía miles de dólares, pero no pensaba lanzarse por la ventana como mucha gente lo hizo a causa de la bancarrota financiera, creyó que podía construirlo todo una vez más, pero no lo logró pues su obsesivo alcoholismo ya lo había condenado de manera que comienza a hundirse y se convierte en un indeseable de Walt Street, desacreditado por todas partes, ya no tenía dinero, ni sobriedad, finalmente llega a un estado en el que ya no bebía para tener sueños de poder, bebía para ahogar las penas y olvidar.
El licor dejó de ser un lujo, se convirtió en una necesidad cotidiana, Bill tomaba dos o tres botellas de ginebra de fabricación casera, algún pequeño negocio le proporcionaba unos dólares con lo que pagaba sus deudas en tiendas de licores, empezó a despertar temblorosos y para calmar se bebía una copa de ginebra seguida de media docena de botellas de cerveza.
Ante esto, determinó dejar de beber para siempre, tuvo recaídas, y es internado en varias ocasiones en el Hospital Towns de Nueva York, por conducto de su cuñado que era médico y ahí conoce al doctor William D. Silkworth.
Para entonces, Bill recalcaba que el alcoholismo era una enfermedad de la mente, de las emociones y del cuerpo y este importantísimo hecho se lo había comunicado el doctor Silkworth.
Al doctor Robert Smith, doctor Bob, otro entrañable amigo y compañero cofundador de A.A. lo conoció en una convención de la Sociedad Americana de Médicos, en donde asistir a esa reunión, era como tener licor en un aparador, sentía que los alcohólicos tenían que vivir en un mundo real, con todas sus tentaciones y peligros latentes.
Ahí, conoció cara a cara a un compañero alcohólico y aunque era médico el doctor Bob no sabía que el alcoholismo era una enfermedad, pero las ideas de Bill acabaron convenciendo a Bob y pronto este logró la sobriedad y nunca volvió a beber.
Ambos se pusieron a trabajar inmediatamente con los alcohólicos confinados en el Hospital Municipal de Akron, y en consecuencia de sus esfuerzos un paciente pronto logró su sobriedad.
Posteriormente se unió a ellos el doctor William D. Silkworth y juntos, Bill, Bob y William, fundaron lo que hoy se conoce como “Alcohólicos Anónimos”.
Bill alcanzó la sobriedad el 11 de diciembre de 1934 y se mantuvo así durante más de 36 años hasta su muerte en 1971.
En este proyecto experimentó, con otras posibles curas, entre ellas la vitamina B3, el LSD y la parapsicología que buscaba completar el programa con un cambio espiritual.
En 1935 intentó llamar a sacerdotes y pastores para conversar. Descubrió que el acompañamiento de otra persona involucrada en su mismo problema, le ayudaba considerablemente en la búsqueda de no recaer en el alcohol.
Así comenzó a desarrollar el método y conceptualización del problema desde un nuevo punto de vista, basado en la idea de “no volver a beber, en lugar de la de dejar de beber” entre otras formas de aproximación, expuesta en su libro de “Alcohólicos Anónimos”, conocido por los miembros de la agrupación como “El Gran Libro”, que significó, para el principal fundador de la asociación “Alcohólicos Anónimos”, la búsqueda de él y sus allegados para compartir masivamente su aprendizaje y la esperanza de resolver la adicción de otras personas aquejadas por este mal.
Se calcula que el libro ha alcanzado más de 30 millones de ejemplares vendidos y se ha traducido a más de 60 idiomas alrededor del mundo desde su publicación en 1939. Lo que significa una aportación intelectual que incluso ha sido utilizada para el tratamiento de otras adicciones.
Por su parte, Lois Wilson, esposa y compañera de Bill, fue la fundadora de Al-ANON un grupo dedicado al auxilio de los amigos y familiares de los adictos al alcohol.
El éxito de Bill, no fue ajeno a dificultades, por ello en 1999 fue considerado como uno de los 100 personajes más influyentes del siglo XX de acuerdo a la Revista Time, que siempre lo buscó darle portada, a lo que él se negó por ir en contra de su filosofía.
Bill W. Wilson, quien dijera que probó su primer alcohol en 1918 y notó que le servía para aliviar su permanente angustia e inexplicable ansiedad, y que entre sus bebidas preferidas estaba el coctel Bronx, vermouth seco, ginebra y jugo de naranja, murió de enfisema complicado con neumonía el 24 de Enero de 1971 y es el desconocido más famoso del mundo, pocos saben de su existencia, pero millones de ex alcohólicos se han visto beneficiados con las vivencias de este anónimo hombre de negocios que conocía la gloria y el averno antes de fundar un organismo hoy diseminado por medio planeta “Alcohólicos Anónimos”, con más de dos millones de miembros que hoy por medio de su obra se recuperan de esta terrible enfermedad. Mientras tanto, así van las cosas, que sí van bien.