*Lo que no respondió el Peje
En el debate el Peje imitó a su “villano favorito”, Salinas de Gortari en “ni los veo ni los oigo”, pero a CSG le faltó quejarse de “me echaron montón”.
A Amlo lo atacaron por la sarta de mentiras que suelta diario, como prometer a Meade que si había departamentos a su nombre en el Registro Público de la propiedad, se los donaría.
- Antonio ya le demostró que en el RPP hay dos, y volvió a mentir: hace años que los doné a mis hijos.
Pero él dijo que no estaban a su nombre; ahí perdió, y no cumplirá, como tampoco lo haría si llegara a Presidente: olvidaría todas sus ofertas. Él va a lo suyo: convertirse en dictador.
Está en deuda con los damnificados del 19/9, porque Meade iba a regalarles los depas. Amlo los defraudará con una promesa más, como a todos los mexicanos, así se jacte con su “primero los pobres”.
Pobres de nosotros si le otorgamos el poder. Y esto es sólo una asomadita a cómo nos iría.
Por fortuna nos libraremos de él. Empiezan a salir encuestas no “cuchareadas”, como él llama, que dan a Anaya de ganador con 7 puntos arriba de él. Y de aquí p‘al real.
Eso, aunque diga que salió ileso del debate, porque no iba a contestar las calumnias y que ya llegó a 50 puntos en las encuestas y alcanzará el 70% de la intención de votos. Más mentiras.
Su propio lenguaje corporal indicó su fracaso: salió del Palacio de Minería sin despedirse de nadie, atropelladamente; tuvieron que recogerle el micrófono inalámbrico porque se lo llevaba, y ya afuera ni un guiño lanzó a sus fans que le gritaban.
Era la imagen viva de la derrota.
La gente cada día despierta más y vio claramente que el Peje no respondió las imputaciones.
Cuando lo acusaron de buscar la Presidencia por pura ambición de poder, dijo que no es un vulgar político ambicioso, sólo busca el bien del pueblo. ¿Hundirlo más?
Qué bueno que, para bien de la nación y las generaciones futuras, esta lucha se circunscriba ya a sólo dos: Ricardo y Amlo. Podremos ver más fácilmente de cual cuero salen más correas.
Rehusó responder sobre la amnistía que ofrece a los narcos, porque es para perdonarles sus crímenes, para que enerven a los jóvenes y para tenerlos como grupo de choque por si no le regalan la Presidencia.
Repitió que invitará al Papa Francisco a que venga a debatir cómo pacificar a México, se lo había prometido al Episcopado. Su avilantez llega a considerar al Santo Padre como su vulgar palero.
Como Salgado Macedonio, que cuando fue alcalde invadió a Acapulco de criminales y asesinos.
Como Germán Martínez, expulsado ignominiosamente de líder del PAN por perder en 2009 la elección intermedia; es totalmente falso que haya sido uno de sus ideólogos. No pasó de simple monaguillo de Felipe Calderón.
Como Ricardo Monreal, que salió de gobernador de Zacatecas con fama de ser el más rico de la entidad, apoderarse de y regalar a su parentela propiedades del estado.
Como delegado en Cuauhtémoc, D. F. cobró la comisión por los contratos de la restauración de la Zona Rosa, se retiró a descansar y leer y ni caso hizo de la reconstrucción después del 19/9.
Quedó claro que Andrés no es invulnerable e inalcanzable y ya le llega el fuego a los aparejos.
Pero mejor que siga montado en su nube, en su soberbia e intolerancia, como perdedor indiscutible; aunque sus panegiristas digan lo contrario.
Al ganar Anaya el debate, recularon gobernadores panistas que pretendían adherirse a Meade, incluido su paisano Francisco Domínguez, que presumía sus diferencias con Ricardo con la vista dirigida al tendido tricolor.
Él y sus colegas se sumaron a la cargada e hicieron repiquetear el celular de Damián Zepeda, jefe nacional albiazul, para que los pillen en off side.
Bien dicen que al triunfo le sobran progenitores y la derrota es huérfana.
Enmendaron a tiempo, y fracasó la incitación del PRI a gobernadores, legisladores y panistas en general a enrolarlos con J. Antonio. El desesperado va a todas.
Silvano Aureoles, con Michoacán azolado por mafias del narco y estudiantes pejistas, quiso ser el candidato del Frente, y sus “fuertes convicciones perredistas” lo llevaron a apoyar a J.Antonio, le sumó su lastre, y liberó Anaya.
El PRI le cobró la deuda de haberlo hecho gobernador por orden de Peña Nieto y para desgracia de los michoacanos.
Total: si el Peje no contestó los planteamientos de los demás candidatos, llegará el día en que tampoco le responderá mucha gente a la que aún tiene alelada.
Este arroz se cocerá en otra hornilla.
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@chavafloresll