*Echeverría y el 8 de julio
Corría el año de 1976. Yo terminaba la carrera de sociología, en Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y Luis Echeverría Álvarez (LEA) era presidente de México.
El 8 de julio de ese año, Echeverría orquestó un golpe directo al Excélsior, de donde salió Julio Scherer —con un numeroso grupo de periodistas— para fundar la Revista Proceso.
LEA degradó la palabra pública y ejerció un desmesurado culto a la personalidad.
Siempre aspiró a tener un juicio distinto de la historia en su paso por el poder, pero eso fue imposible.
Tlatelolco, el Halconazo, la Guerra Sucia y Los Desaparecidos le ganaron la batalla.
Perdió la pelea frente a lo que más le irritaba: la crítica.
Perdió frente al reclamo y los gritos de los jóvenes en las calles.
Perdió frente a la palabra escrita de decenas de periodistas e intelectuales que engendraron una nueva historia.
El Excélsior era conocido como “La Catedral” del periodismo, pero LEA decidió echar fuera de la cooperativa a Julio Scherer y a un numeroso grupo de sus colaboradores.
Rafael Cardona, reportero en la redacción de ese periódico, a cargo de las planas de radio, cine y TV, publicó recientemente un libro: “Fuego en mis entrañas” (Ed. Gernika, 2022), que es un largo listado de recuerdos de lo que le tocó vivir.
Escribe sobre la salida de Julio Scherer: “La crisis de Excélsior fue producto del choque de vanidades; no de la censura, como dice la mitología. Fue un conflicto entre poderes. El real y el aparente. También un choque de egos y uno de los últimos manotazos del capricho absoluto al estilo del viejo PRI”, (p. 247).
Por su tendencia política, los empresarios dejaron al Excélsior sin publicidad… El diario vivía del dinero del gobierno.
Scherer aceptó el dinero del gobierno, pero no quería “vender el periódico”. Siguió sin quitar la crítica al gobierno y por eso tuvo que renunciar.
Curiosamente, 46 años después, el 8 de julio falleció Echeverría… “Que en Pus Descanse”.
EL PERIÓDICO QUE PIENSA JOVEN
Después de la salida de Scherer y sus colaboradores, el Excélsior contrató muchos periodistas de otros diarios para suplir sus ausencias.
Uno de ellos fue El Heraldo de México —“el periódico que piensa joven”—, donde su Jefe de Información, José Fonseca, fue a Ciencias Políticas en la búsqueda de nuevos periodistas.
Me enteré del llamado. Había que ir a las oficinas del Heraldo —en la colonia Doctores— y charlar con sus directivos.
Me decidí y fui al periódico a presentarme… Estaba a un año de terminar la carrera.
Había muchos jóvenes, hoy viejos colegas.
Me entrevistó Eduardo Moreno Laparade (sobrino de Cantinflas), quien fungía como Coordinador Editorial.
“¿De dónde vienes?”, me preguntó. “De Ciencias Políticas en la UNAM”, le dije. “¿Eres comunista?”... “No”, le respondí. “¿Sabes algo de Economía?”. Le dije que había cursado Economía I y II… Y me dijo que me presentara al día siguiente para trabajar en la Sección de Finanzas… Así de fácil.
Ese día me dieron en El Heraldo un folleto con las bases de Redacción de los periódicos… Tenía que leerlo esa misma tarde.
“Todas las noticias deben incluir en la entrada cinco cuestiones fundamentales: Qué, Cómo, Quién, Cuándo y Dónde”, decía.
En el resto de la nota, se explicaba: “el ‘Por qué’ de la noticia y el ‘Para qué’, servirán para articular el texto”.
Al día siguiente me presenté muy temprano. Había un mueble con todos los periódicos del día, que uno debía de leer antes de salir a la calle.
Me presentaron a Eduardo Arvizu Marín —gran amigo— que era el joven responsable de la Sección de Finanzas.
Partimos al centro a la calle de Uruguay, donde estaba la antigua Bolsa de Valores, donde “Lalito” (como le decían) me explicó lo que sucedía.
“Nos vamos a sentar arriba para que veas el panorama. No vas a entender nada. A mí me pasó igual. Lo importante es descubrir quienes son las ‘fuentes de información’ para después entrevistarlos”, me dijo.
Y así, poco a poco, me acerqué al trabajo de los periodistas, que tenían que reportar diariamente todas las noticias oficiales de la sección, más dos reportajes —que uno propusiera— y una “nota exclusiva”, semanalmente, que eran las demandas obligatorias del periódico cada 6 días.
En esos primeros reportajes, simulé un robo en Chapultepec. Me fui de cantante en el Metro para pedir limosna… Y debo decir que ganaba mucho más dinero como “cantor callejero” que como periodista.
En una reunión con LEA, la hermana de José López Portillo, Margarita, fue balaceada en su auto… Y me acerqué al presidente buscando su opinión.
Su guarura “El Negro”, un cubano grande y fortachón, me golpeó… Después vio mi gafete oficial y me pidió disculpas.
El Negro adquirió una deuda conmigo.
NO AL ABORTO: LEA
El domingo 17 de octubre, en compañía de mis jóvenes compañeros, decidimos que en la inauguración del nuevo Instituto Nacional de Cardiología, le haríamos la misma pregunta a todos los políticos presentes… Todos querían salir en la prensa.
“Con base en la ideología del pueblo mexicano: ¿Usted opina que se debe permitir una legislación en favor del aborto?”, esa era la pregunta… —El Heraldo era un diario católico y muy conservador—.
Así lo hicimos. El rector de la UNAM (Guillermo Soberón) dijo: “Sería muy positivo, hay que analizarlo”.
Todos dieron su opinión, a favor, o en contra… Pero eso no importaba.
Faltaba el Presidente.
Toda la visita estuve detrás de él, hablando con el Negro y recordándole que me había golpeado y que quería hacerle una sola pregunta… Me dijo: “Eso es imposible”.
Cuatro horas después, al final, cuando LEA ya se iba y se subió a su camioneta, el Negro abrió espacio y me dejó pasar: “Vas… ¡Pero sólo una pregunta!”.
Le hice la pregunta al presidente… “Fijó su mirada en el parabrisas. Respiró profundamente y respondió en forma severa ¡No!”.
“No al Aborto: LEA”… ¡Fue mi primera noticia de ocho columnas!
El periodismo no ha cambiado, pero la realidad sí.
Debemos verla “con el vaso medio lleno o medio vacío”… Como decía el slogan.
LA CUEVA DEL DELFÍN
“El asesinato del ex primer ministro de Japón, Shinzo Abe, puede cambiar la historia de Japón para siempre”, dicen… ¿Por qué se dio este asesinato violento en un pueblo como Japón donde no sucedía antes?... Shinzo Abe, protegía las bases militares gringas de misiles contra China, en Okinawa, Japón… ¿Qué historia van a cambiar?... NPI.
¡Vientos huracanados!, si no me piden vender el “depa” de Peña nos veremos por acá el próximo sábado...
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