A la comunidad universitaria de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, a los integrantes del Consejo Universitario, al Rector de la UACM, a los integrantes de los órganos de gobierno y representación de la UACM, a las autoridades y a los habitantes de la Ciudad de México: 

Nuestra Universidad, la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, está inmersa en un nuevo conflicto. Un grupo mayoritario del Consejo Universitario pretende destituir al Rector de la Universidad y para ello ha iniciado un procedimiento de responsabilidades universitarias plagado de irregularidades, en el que la mayoría de los consejeros ha actuado de manera parcial, violando los criterios del debido proceso y presunción de inocencia y bajo la consigna política de destituir al Rector y sustituirlo por alguien afín a los propios intereses de este grupo de consejeros.

Los documentales en defensa del Rector ante las acusaciones que le imputan no han sido tomados en cuenta de manera plena y, por lo contrario, han sido desestimados en todo aquello que obstaculice el propósito de destituirlo.

Es lamentable que estos consejeros hayan decidido realizar el procedimiento de responsabilidades universitarias durante el periodo en el que sólo hay actividades administrativas en la Universidad y los profesores y estudiantes están desmovilizados.

Este conflicto ha provocado la profundización de las fracturas y la polarización de la comunidad universitaria, lo que constituye un serio problema para el desarrollo de las actividades sustantivas de la Universidad e introduce un clima de rencillas, venganzas y acusaciones muchas veces sin sustento, dando lugar a discursos y expresiones de odio y deteriorando el clima académico e institucional de la UACM. De continuar dicho conflicto podría ponerse en riesgo la autonomía universitaria,

implicar riesgos a la estabilidad laboral y afectarse actividades tan importantes como el pago de nómina, los acuerdo con Conacyt o los convenios con otras instituciones.

Además, este conflicto sucede en un entorno de vulnerabilidad de la UACM pues las críticas a la Universidad, acumuladas durante los 18 años de su existencia, pueden encontrar un terreno favorable para hacer prosperar nuevas agresiones y acabar con el proyecto educativo de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

El Gobierno de nuestra ciudad ha creado el Instituto de Educación Superior Rosario Castellanos y existen versiones de que la UACM podría ser incorporada a este Instituto o bien a las Universidades para el Bienestar Benito Juárez, impulsadas por el gobierno federal.

Nosotros saludamos la creación del Instituto de Educación Superior Rosario Castellanos, pues lo consideramos una institución hermana con la que compartimos la importante tarea de hacer realidad el derecho a la educación superior para todos los habitantes de la Ciudad de México.

Sin embargo, los modelos del Instituto Rosario Castellanos y el de la UACM son distintos, pues el primero es una institución dependiente del Gobierno de la Ciudad de México, y la UACM, por su parte, goza de la autonomía universitaria otorgada en 2005 por la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México, a iniciativa del entonces jefe de Gobierno Andrés Manuel López Obrador, y ratificada por la Asamblea Constituyente que aprobó nuestra Constitución local.

Así, la UACM es una universidad con rango constitucional, tal como lo señala el numeral 8 del inciso B del artículo 8 de la Constitución Política de la Ciudad de México, que a la letra dice:        

La Universidad Autónoma de la Ciudad de México es una institución pública autónoma de educación superior con personalidad jurídica y patrimonio propios, que debe proporcionar educación de calidad en la Ciudad de México.

Tiene la facultad y responsabilidad de gobernarse a sí misma; de definir su estructura y las funciones académicas que le correspondan, realizando sus funciones de educar, investigar y difundir la cultura, atendiendo los principios contenidos en el artículo 3o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, respetando las libertades de estudio, cátedra e investigación y de libre examen y discusión de las ideas; de determinar sus planes y programas; de fijar los términos de ingreso, promoción y permanencia de su personal académico; y de administrar su patrimonio.

En este párrafo de la Constitución se determina el régimen de autonomía universitaria —que debe ser ejercida de manera responsable y respetada por los poderes locales y federales—, pero también se señalan las funciones sustantivas que la Universidad debe realizar.

Empero, para cumplir a plenitud dichas funciones la Universidad necesita avanzar hacia su consolidación académica e institucional y dejar atrás los obstáculos que han frenado su desarrollo y limitado el despliegue de sus muchas e importantes potencialidades académicas y de impacto social en el ámbito educativo.

Por ello es necesario hacer un enfático llamado a todos quienes formamos la  comunidad universitaria, estudiantes, profesores y trabajadores, así como a quienes temporalmente ocupan algún cargo en los órganos de gobierno y representación de la Universidad, para que a pesar de nuestras diferencias logremos avanzar con decisión, todos y todas, hacia una nueva etapa de la UACM en la que su consolidación y sus contribuciones a nuestra ciudad y sus habitantes nos permitan ostentar con pleno orgullo el nombre de nuestra querida Universidad, la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

Queremos ser una universidad reconocida por su calidad educativa, tal como se menciona en nuestra Constitución local; por sus aportaciones a las soluciones de los grandes problemas de la Ciudad de México y sus habitantes; por la preparación académica y profesional de nuestros egresados; por su impacto social, sobre todo en los sectores a los que el derecho a la educación superior les ha estado obstaculizado, y por ser un importante centro de irradiación de cultura en beneficio de quienes vivimos en la capital de la República.

No sólo queremos sentirnos orgullosos de nuestra Universidad, también aspiramos a lograr que nuestra ciudad y sus habitantes se sientan auténticamente orgullosos de su Universidad, la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

Sin embargo, para lograr los anteriores propósitos es imprescindible que quienes somos parte de la Universidad no sigamos poniendo el acento en nuestras

diferencias sino en lo que nos es común y nos empeñemos en lograr los objetivos mencionados. Los conflictos internos sólo debilitan a nuestra Universidad, la ponen en situación vulnerable y dan una imagen de inestabilidad e ingobernabilidad, lo que favorece a quienes desean su desaparición y con ello la extinción de uno de los proyectos educativos más importantes en la historia de la Ciudad de México.

Es en este contexto que hacemos un llamado a los consejeros universitarios que pretenden destituir al Rector y los conminamos a que abandonen esa pretensión y concentren sus esfuerzos en discutir y aprobar la normatividad que tanta falta nos hace, tal como:

  1. a) La estructura académica e institucional de la Universidad, misma que deberá ser incorporada al Estatuto General Orgánico que hasta ahora está incompleto.
  2. b) El Estatuto del Personal Académico, en el que se señalen los derechos y obligaciones de los profesores investigadores.
  3. c) El Estatuto de Estudiantes, en el que, igualmente, se señalen los derechos y las obligaciones de los estudiantes.
  4. d) Las Normas de Convivencia, entre otros instrumentos jurídicos.

Asimismo, debe revisarse la estructura de gobierno para crear órganos universitarios cuyas funciones eviten que el Consejo Universitario siga manteniendo la exagerada concentración de funciones que hoy presenta, pues ejerce las funciones ejecutivas, legislativas, judiciales, electorales y quita y pone rectores, además de otras funciones que en la práctica el Consejo Universitario se ha arrogado recientemente.

Demasiadas funciones en un solo órgano universitario, lo que no es conveniente para el desarrollo de la Universidad.  

También hacemos un llamado al Rector y a otras autoridades académicas y administrativas de la UACM para que presenten, a la brevedad: 

  1. a) Un plan estratégico de desarrollo de la Universidad, con objetivos a corto, mediano y largo plazos, y con metas medibles y evaluables periódicamente.
  2. b) Un plan de desarrollo de la infraestructura de la Universidad, pues todavía tenemos importantes carencias en esa materia en los diversos planteles y sedes universitarias.
  3. c) Un plan de revisión y, en su caso, de actualización de planes y programas de las licenciaturas, ingenierías y posgrados.
  4. d) Un programa de apoyo a la conclusión de estudios y la titulación de nuestros estudiantes.
  5. e) Un informe pormenorizado de las irregularidades en el ejercicio presupuestal en las obras inconclusas en diferentes planteles de la UACM —en la medida que sea pertinente debido a las auditorias en proceso.

Medidas como las anteriores, sin duda nos permitirán avanzar hacia la consolidación académica e institucional de la Universidad, junto a los redoblados esfuerzos en la realización de las actividades cotidianas que tenemos como estudiantes, profesores y trabajadores universitarios.

Asimismo, es posible la celebración de un congreso universitario —tal como lo menciona nuestra normatividad— en el que pueda tomar forma integral y sistemática el plan de consolidación académica e institucional de la UACM. 

Por lo anterior, los estudiantes, profesores y trabajadores abajo firmantes, no obstante, nuestra diversidad de formaciones académicas y de criterios políticos, consideramos que es necesario que todos los integrantes de la comunidad universitaria nos unamos en torno a este pacto en defensa de la UACM y su autonomía y en favor de su consolidación académica e institucional, y demandamos a la mayoría del Consejo Universitario que desista de su intento de destituir al Rector. 

¡Ya basta de los obstáculos que han impedido el desarrollo de nuestra querida Universidad! 

Ciudad de México, agosto 5 de 2019.

¡NADA HUMANO ME ES AJENO!

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