Por Pedro Flores

Muy lamentable lo que sucedió en el campo de Vaqueros, club con 42 años de subsistencia, en el que entrenaron miles de niños, muchos de los cuales eran de la calle, y que por un adeudo negociable de $ 260 mil pesos, el alcalde de Xochimilco, José Carlos Acosta, quien gana más que la Jefa de Gobierno, lo haya destruido, no desalojado es deplorable.

Si ese alcalde morenista que, de acuerdo con información pública contenida en la fracción IX del artículo 121 de la Ley de Transparencia local, el edil obtuvo una remuneración mensual neta de 101 mil 597.80 pesos mientras la mandataria capitalina percibió 78 mil 441.71 pesos mensuales, fue el mismo que envió a 90 personas entre policías y golpeadores para la destruir un campo en donde se combatía a la delincuencia con el deporte.

En ese sentido, la mandataria capitalina afirmó que van a revisar esta situación, pues la Ley de Austeridad, Transparencia en Remuneraciones, Prestaciones y Ejercicio de Recursos de la Ciudad de México no permite que nadie gane por encima de la jefa de Gobierno.

Daniel Rocha, representante del Club, reconoció el adeudo y externó que en varias ocasiones intentó negociar para realizar el pago, pero se negaron. La última, recordó, se realizaría con el alcalde José Carlos Acosta: “Llegue a las dos, como se me había citado y él estaba atendiendo personas. Supuse que habría que esperar y así fue, hasta las cinco de la tarde, pero a esa hora solo me dijeron que se había ido. No me quiso recibir”.

El alcalde José Carlos Acosta no tiene la menor idea de la función que realizaba el equipo Vaqueros, pues en una entrevista que le hicieron señaló que en dicho campo había casas construidas que “violaban” el acuerdo inicial con la ahora Alcaldía y en eso tenía razón, pero este alcalde sin título profesional ha de pensar que las áreas para hacer las necesidades físicas, los vestidores y las bodegas y las oficinas deben estar al aire libre para no “violar” los acuerdos.

Quien ha reconocido que en cuestiones de seguridad en Xochimilco le falta mucho por hacer, señaló de que en Vaqueros se vendía cerveza y posiblemente hasta estupefacientes, pero lo curioso es que no menciona en lo absoluto que frente a las instalaciones hay un mercado en donde esas acusaciones se pueden dar, por las características propias del comercio.

Quien se fue a Cracovia con la diputada morenista Guadalupe Ramos Sotelo, y que sería muy interesante saber quién pago los pasajes y hospedaje y algo más, se basó en eso rumores  para mandar a sus golpeadores acompañados de policías a golpear a niños y jóvenes que se encontraban entrenando y desalojarlos por la fuerza y que entrara el trascabo para destruir gradas, bancas, cafetería hasta el muro perimetral que los dividía, en donde obviamente se extraviaron muchas cosas y que no hay autoridad a quien reclamarlas.

Cabe hacer notar que sobre el ahora alcalde de Xochimilco José Carlos Acosta pesan cinco sanciones por parte de la Contraloría General de la Ciudad de México.

En la página de la dependencia capitalina se detalla que la primera sanción fue en 2014 y sólo ameritó suspensión; la última recibió cinco días de inhabilitación.

Dicen que en política no hay coincidencias, que hay “omisiones y olvidos” y tal parece que al alcalde de Xochimilco se le olvida lo que pregona el actual presidente Andrés Manuel López Obrador, de que nadie debe de ganar más que él y que la jefa de Gobierno en su  jurisdicción que existen personas que se marean  cuando llegan al poder, el poder es una tentación, el poder atonta a los inteligentes y a los tontos los vuelve locos cuando no hay ideales e insiste en que no habrá tolerancia.

Esperemos que haya una sabia resolución para una institución llamada “Vaqueros”.

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