Según la calificadora, la economía mexicana se debilitará aún más, lo que podría obligar al gobierno a realizar recortes adicionales de gastos. Además, Moody´s considera que “la imprevisible formulación de políticas en México está socavando la confianza de los inversores y las perspectivas económicas a mediano plazo”.
También menciona que “el menor crecimiento, los cambios en la política energética y el mandato otorgado a Pemex, introducen riesgos para la perspectiva fiscal de mediano plazo de México”.
“Seguimos anticipando un año de desafíos para la economía de México y estimamos que el crecimiento se ralentizará a 1.2% en 2019, desde 2% en 2018”, dijo Alejandro Olivo, director adjunto de Moody’s, en el informe.
Pemex y NAICM el problema
Moody’s prevé que Pemex requerirá un apoyo financiero adicional del gobiern para financiar su inversión de capital planificada y el flujo de efectivo libre negativo resultante.
El documento menciona que si bien existe interés por invertir en proyectos de infraestructura mexicanos, un entorno de política impredecible después de la cancelación del proyecto del aeropuerto de la Ciudad de Nuevo México en octubre pasado también ha socavado la confianza del mercado y de los inversionistas en este sector. Además, los planes de consolidación fiscal esperados del gobierno federal podrían llevar a una disminución de la inversión en infraestructura pública en un futuro cercano.
A pesar de la desaceleración del crecimiento económico, Moody’s espera que los bancos mexicanos mantengan sólidos fundamentos financieros. La desaceleración de la actividad económica presionará a varios segmentos de seguros y se espera que este efecto negativo reduzca el reciente crecimiento de las primas de la industria. Los administradores de fondos mutuos y de pensiones mantendrán su estrategia de inversión conservadora, con altas concentraciones de valores a corto plazo y altamente líquidos.