Petrona de la Cruz Cruz, originaria del municipio de Zinacatán, Chiapas, y hablante de la lengua tzotzil, señaló que las comunidades originarias poseen vasta riqueza natural, cultural y social, por lo que deben seguir siendo apoyadas y fortalecer sus procesos sociales y rescatar sus tradiciones, usos y costumbres.

En su participación en tribuna de la Cámara de Diputados con motivo del 2019, Año Internacional de las Lenguas Indígenas, se manifestó por un plan educativo que se aplique a partir del teatro en el aula, para “desde ahí conectar con todas las familias de las comunidades y sus realidades, sin dejar perder las instituciones que por tradición son un puente entre las artes escénicas y las comunidades”.

Planteó renovar apoyos y actualización para los maestros, familias y alumnos dirigida por los artistas comunitarios de todas las regiones del país. Sugirió llevar el Diplomado de las Artes Escénicas Comunitarias a cada rincón de la nación, para lograr un país con un alto índice de educación.

El teatro comunitario, afirmó, es la forma más directa de participar en una experiencia individual que a la vez es colectiva. “Sin el teatro no podríamos entender por qué tenemos que seguir soñando a pesar del dolor, la pena, la corrupción y otros monstruos que están carcomiendo nuestra civilización”.

Hizo votos por apostarle al arte para romper estigmas, “hay que hacerlo a través de la educación, realizando diversas actividades en torno al despertar artístico en todos los niveles y en todos los ámbitos sociales”.

De la Cruz Cruz añadió que la educación artística puede generar personas más sensibles, talentosas, propositivas, creativas y humanizadas que combatan los monstruos de discriminación, ignorancia y corrupción, generar verdaderos cambios, mejoras en los más delgados y sensibles hilos de la red humana.

“Muchos de nosotros, comunicadores, dramaturgos, teatreros o teatristas, recorremos los pueblos para sembrar la semilla del arte comunitario y continuar el camino con nuevas historias que incitan a creer en la humanidad en estos tiempos de ira, violencia, discriminación y prejuicios; se necesita paz, armonía y magia; el teatro proporciona esas posibilidades, ya que genera convivencia, emotividad, transparencia, igualdad y empatía”, añadió.

La inspiración de programas de teatro comunitario, expuso, ha logrado hacer cambios profundos en las sociedades, desde los años 60 cuando se implantaron. “Estas iniciativas han estimulado la generación e interés en las artes como una forma de unificación y conocimiento generalizado de una o varias comunidades, misma que sigue alimentando la gestión, animación cultural, promoción, fomento y difusión del arte escénico comunitario entre niños, jóvenes y adultos”.

Pugnó porque los gobiernos y los gobernantes volteen a mirar el rostro verdadero del país y contribuyan a “evitar que se pierda la oportunidad que la historia nos está dando para regenerar nuestro tan lastimado tejido social”.

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