Laura Esquivel Torres: senadora del PAN:
“Hoy para ustedes es un día más en el que se burlan de las mujeres que están corriendo de su trabajo en el Poder Judicial, por eso no hay mucho que conmemorar”.
Bienvenidas todas las honorables mujeres que nos acompañan hoy.
Pues lo primero que nos tiene que quedar muy claro hoy en el día de las sufragistas es que hay mucho qué conmemorar, nada qué celebrar.
Hoy para ustedes es un día más en el que se burlan de las mujeres, porque fueron ustedes quienes humillaron y se burlaron de miles de mujeres juzgadoras que lucharon durante años para ganarse el espacio que tenían.
¿Por qué no pensaron en cada una de ellas? A ellas les costó más de la mitad de su vida ganarse el espacio que tenían.
Conozco a varias, y pensaría que ustedes también, aunque a veces creo que no, creo que quizá no conocen a ninguna y por eso es que votaron a favor no solamente de arruinarle su carrera, sino su vida y la de su familia.
Si ustedes conocieran la historia de la jueza Griselda, de Juana, de Rocío, no hubieran votado así.
Y por si es verdad que no conocen a nadie, les voy a contar una historia: Griselda vivía en una comunidad rural en Michoacán, en mi estado, caminaba todos los días durante una hora para poder llegar a la escuela, sus compañeras de universidad la recordaban porque todos los días llegaba con el pantalón húmedo. ¿Saben por qué? Porque sólo tenía uno y lo tenía que lavar todos los días. Y cuando llovía, obviamente no se secaba.
Un día, después de mucho tiempo, logró entrar a trabajar y, después de muchos años de experiencia, pudo hacer su examen para ser secretaria de juzgado, porque se necesitan muchos años de experiencia para hacer un examen, supongo que lo saben.
Obviamente Griselda hizo todo esto ya casada y con hijos, y todas aquí sabemos que eso representa aún más esfuerzo, porque a las mujeres casi todo nos cuesta más.
Durante más de un año Griselda se levantó todos los días a las cuatro de la mañana, se levantaba a estudiar para poder hacer su examen y ser jueza de distrito, para eso y obviamente para hacer el desayuno de su familia, planchar el uniforme de sus hijas, llevarlas a la escuela, ayudarles a hacer la tarea.
A Griselda nadie le regaló nada.
Griselda ahora ya no es reconocida ni recordada por su pantalón húmedo, ahora es reconocida como una de las juezas más estudiosas y honorables de este país, pero ¿saben qué?, ya se va, se va porque ustedes sacaron su nombre en una tómbola, se va porque formalmente ustedes la corrieron, la destituyeron, materialmente la humillaron, le arrebataron su dignidad poniendo sus sueños, su vida y su esfuerzo en una tómbola.
¿Y saben qué es lo peor? Que las hijas de Griselda vieron todo esto, vieron a su madre levantándose de madrugada, llegando a medianoche; sus hijas muchas veces hicieron la tarea en un escritorio de ese juzgado y para ellas su única opción de juego era correr en ese juzgado, pues porque tenían que estar con su mamá y la mamá tenía que trabajar. Y se educa con el ejemplo, ¿no?
Entonces ¿ahora qué les decimos a las hijas de Griselda? ¿Les decimos que no importa cuánto se esfuercen y cuánto estudien porque el día que menos lo imaginen va a llegar un grupo embriagado de poder a poner sus sueños y su vida en una tómbola y puede ser que nada de lo que hayan hecho, haya valido la pena?
¿Creen que perjudicar a más de 300 mujeres juezas y magistradas es el ejemplo que nuestras niñas necesitan?
Las sufragistas estarían muy orgullosas de ver a tantas mujeres en la impartición de justicia, de ver a mujeres ministras, magistradas, juezas; pero estarían muy decepcionadas de ver que hoy en nuestro país no se busca justica, sino venganza, que se busca no la profesionalización, sino la subordinación.
Las sufragistas, estarían orgullosas de ver a todas esas mujeres que entregaron su vida a la carrera judicial, pero estarían decepcionadas de ver que ahora, por ustedes, el futuro de todas ellas ya no depende de su capacidad, depende de una tómbola.
Sí, estoy segura de que las sufragistas estarían muy orgullosas de que hoy una mujer sea la Presidenta de la República, pero estarían decepcionadas de ver cómo muchos en esta legislatura acaban con esa República.
Estarían emocionadas de ver a tantas mujeres ser gobernadoras, mujeres que buscan ser alcaldesas, Diputadas, Senadoras, pero les dolería el corazón ver que hay mujeres que lo que buscan es a sus hijos desaparecidos, que lo que buscan es una quimioterapia para ellas o para sus hijos con cáncer.
Sí las sufragistas se emocionarían de ver que muchas niñas hoy pueden soñar y aspirar a ser presidentas de la República, pero les dolería el corazón ver que hay muchas otras que con lo único que sueñan es con escapar de la violencia y de la explotación sexual.
Esta develación nos recuerda algo crucial, la historia siempre se encarga de ponernos en el lugar que nos corresponde. Ellas ya tienen el lugar en la historia.
¿Dónde estaremos nosotras?
Ellas ayudaron a romper el techo de cristal, a nosotras nos toca evitar que miles de mujeres no queden atrapadas recogiendo esos pedazos.
No, Senadoras, no hemos llegado todas, nos faltan muchas; nunca más perjudiquen a las mujeres, no hay votos que lo justifiquen, eso no es la democracia.
Reconozcamos y honremos a las sufragistas de la menor manera, con nuestras acciones y nunca dejemos de luchar por la libertad y por la democracia, esa democracia con la que ustedes quieren terminar, y esa democracia por la que ustedes y todos nosotros hoy estamos aquí.
Karina Isabel Ruiz Ruiz: senadora migrante de Morena
Gracias a los gobiernos corruptos que no permitieron que mi madre estuviera en Oaxaca, y a los 11 años tuvo que ir a la primaria y apenas aprender a leer y escribir, es que tuvimos que migrar a Estados Unidos y abandonar nuestro país. De eso no hablan.
Pero lo que me trae aquí es decirles que llegamos todas las indocumentadas, las dreamers y dreamers moms, las mexicanas en el exterior, gracias a esas mujeres sufragistas que no se dieron por vencidas, que lucharon hace 71 años es que yo pude llegar a ser Senadora y representar a los y las mexicanas en el exterior.
Por primera vez pude votar por correo en el 2017, a pesar de que hemos tenido el derecho, salí expulsada de nuestro país a los 15 años por esos gobiernos neoliberales y gracias a eso es que no pude votar a los 18, tuve que esperar para votar como mexicana en el exterior.
Y quiero decirles que ahorita tengo la encomienda de impulsar el voto de las mexicanas en el exterior, porque ahora votamos y podemos también ser votadas.
Es por eso que soy la senadora, la primera senadora migrante y el poder por el poder no vale, se tiene que poner al servicio del pueblo.