La decisión gubernamental de aumentar gradualmente los salarios mínimos desde que inició esta administración es una estrategia que favorece a los trabajadores más pobres del país, pero se debe cuidar que no afecte a las pequeñas y medianas empresas, y tampoco supere a la inflación, consideraron los especialistas del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM, Patricia Rodríguez López y José Manuel Márquez Estrada.
La medida es positiva para aproximadamente 6.3 millones, según la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos. En términos reales, con los tres anteriores, aumentará 43 por ciento, y en la zona fronteriza 115.3 por ciento, señaló Márquez Estrada, técnico académico de esa entidad universitaria.
En tanto, el costo laboral del ajuste a empresas de más de mil trabajadores será de 1.3 por ciento, y para las pequeñas y medianas de tres por ciento, calculó.
Para Rodríguez López, también técnica académica del IIEc, hay que cuidar que varias empresas se ven afectadas. Aproximadamente 95 por ciento son medianas y pequeñas, entonces el costo para la mayoría tiene trascendencia.
Durante la conferencia a distancia “¿Qué impacto tendrá la economía mexicana con el aumento al salario mínimo?”, José Manuel Márquez detalló que el incremento es mayor a la inflación, inició en el sexenio pasado, pero no con la fuerza y continuidad del actual.
“Es una buena noticia en términos generales para la economía de los mexicanos, sobre todo los de bajos recursos y para los que no tienen salario mínimo. Recordemos que este incremento no significa que todos los salarios van a aumentar, solamente los mínimos y los muy cercanos a éstos”, aclaró.
Además, ayudará a que las empresas tengan menor rotación de empleados y ellos mayor certeza y avance, en términos de sus percepciones.
Informó que el gobierno federal tiene proyectado que de 2018 a 2024 el salario mínimo suba al doble. “Si esto pasa, tendríamos más o menos las condiciones de poder de compra del salario mínimo que teníamos a mediados de los años setenta”, precisó.
Sin embargo, para Rodríguez López los salarios mínimos deben tener impacto en la productividad de las economías; se tiene que considerar el nivel de empleo y cuidar que la inflación no vaya a superar a estos aumentos.
Márquez Estrada subrayó que otro de los efectos de esta medida es que mejora el poder adquisitivo de los hogares, alienta la recuperación económica, ayuda a mitigar posibles efectos negativos por la crisis de la COVID-19, incentiva la capacitación y la competencia laboral, además de favorecer la distribución del ingreso.
Ambos economistas también se refirieron a los posibles efectos negativos de la medida: que las pequeñas empresas prefieran la informalidad, que los aumentos abruptos de salario causen pérdida de empleos e inflación. Asimismo, el hecho de que no han alcanzado a la masa salarial o ingreso general del país, por lo que podrían ser insuficientes para reactivar la economía.