Triste realidad social en México

Hoy el 42.4 por ciento de la población joven se encuentra en pobreza; es decir, 16 millones de jóvenes en el país están en esta situación, el 19.6 por ciento no puede acceder a servicios de salud pública y gratuita, reconoció frente al presidente Andrés Manuel López Obrador, el director general del Instituto Mexicano de la Juventud, Guillermo Rafael Santiago Rodríguez.

Esto ocurrió el lunes pasado, justo en el Día Internacional de la Juventud, cuando el titular del Injuve expresó de manera franca y abierta: “Como bien se sabe, las juventudes han sido uno de los sectores que ha sufrido con más intensidad los embates de la violencia y en seguridad agudizada en los últimos sexenios, tal es así que las muertes por homicidio representan el 25 por ciento del total de fallecimiento entre las juventudes.

“Efectivamente, la herencia que nos dejaron es una herencia pesada y trágica porque -como bien se sabe- el Estado mexicano les dio la espalda a las juventudes por mucho tiempo, pero eso se terminó.

“Hoy con el Gobierno de México y junto con el presidente de la República, el licenciado Andrés Manuel López Obrador estamos trabajando arduamente con un compromiso firme e incansable para cambiar nuestra realidad.

“Sabemos que es un camino cuesta arriba, pero no daremos marcha atrás, porque tenemos claro que este es un compromiso con el presente y con el futuro, pero también es un compromiso histórico, una reivindicación de las luchas que nos anteceden.

“Y aquí quiero hacer un breve paréntesis para honrar a los movimientos sociales, juveniles y estudiantiles que han marcado la pauta de la historia en nuestro país; sin lugar a duda han sido pieza clave en algunas de las más importantes transformaciones que ha atravesado nuestro país en el último siglo.

“Hemos demostrado una y otra vez que la dignidad y la voluntad creadora es elemento casi connatural de las juventudes de México y América Latina.

“Ejemplos como los movimientos de jóvenes trabajadores y estudiantiles de 1968, de 1971, que fueron piedra angular del cuestionamiento al viejo régimen autoritario; así también las luchas del feminismo y los derechos de las diversidades alimentadas por miles de jóvenes que han salido en todas las plazas públicas de la República para exigir el fin a la discriminación y a la inclusión, la lucha contra la privatización a la educación en los años 90, igual el movimiento Yo soy 132, que alentó una crítica al poder en los medios de comunicación y hace tan sólo unos años la lucha por la justicia y el esclarecimiento de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, han fraguado una historia de una fuerza inimaginable”.

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