¿Y la extrema pobreza?
El Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA) de la Cámara de Diputados, advirtió que el desperdicio de alimentos en México alcanza el 34.7 por ciento de lo que se produce en el país; por ello, planteó establecer una política de Estado donde se alerte a la población de estas mermas.
José Gildardo López Tijerina, encargado de la dirección general del CEDRSSA, externó la necesidad de tener un mecanismo para propiciar que los desperdicios, en lugar de desecharse, contribuyan a la alimentación, pues uno de los objetivos principales del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 es la autosuficiencia alimentaria.
En la reunión “Programa de acuerdos voluntarios para la reducción de pérdidas de desperdicios de alimentos en sectores clave”, López Tijerina precisó que la magnitud del problema en el país alcanza el 2.5 por ciento del valor de toda la producción o del Producto Interno Bruto (PIB), “un porcentaje realmente preocupante ante el hambre que padecen amplios sectores de la sociedad”.
Indicó que en México se han instrumentado diversos programas contra el hambre; sin embargo, “esa situación de desnutrición o de hábitos de consumo han repercutido y repercuten en la salud de las y los mexicanos”.
Un problema mundial, enfatizó, es el desperdicio de alimentos, pues el valor que representa la basura es de 25 mil millones de dólares, dentro del cual están los alimentos, “cuando ahí se tiene un enorme potencial”.
López Tijerina argumentó que el resultado del desperdicio tiene relación con la cadena comercial, pues las actividades ligadas a este tema representan el 40 por ciento del PIB. Además, un factor a resolver son los hábitos de consumo, los cuales deben darse desde la niñez, “enseñarles el valor del alimento y de lo que se come, porque los hábitos promedios en el país nos llevan a consumir en cantidad”.
El investigador del CEDRSSA Jorge Arturo Morton Treviño, precisó que el fin es generar acuerdos con los sectores clave, pues en México hay cifras alarmantes de desperdicio: de la carne de cerdo asciende al 40 por ciento; pescado, 37 por ciento; res, 35 por ciento; pollo, 29 por ciento, y tortilla, 28 por ciento.
Mencionó que estas cifras impactan en lo económico como en lo social y representan impacto ambiental. Además del desgaste de agua y suelo; casi 37 toneladas de dióxido de carbono (CO2); un costo económico equivalente a 16 millones de vehículos.
Se pronunció por socializar las cifras del desperdicio de alimentos y establecer una política de Estado, donde la ciudadanía vea que implica un costo en todos los sectores: social, económico y ambiental.
Morton Treviño subrayó que el Centro está comprometido con aportar en ese propósito, pues hay ejemplos como el Reino Unido que han reducido en 30 por ciento lo que se desperdiciaba. Aplaudió el objetivo de alcanzar acuerdos para abatir el desecho de alimentos y destacó que varios diputados han presentado iniciativas en esta materia.
Durante su ponencia, Renán Poveda, especialista ambiental del Banco Mundial en México, señaló que en el país se desaprovechan 20.4 millones de toneladas de alimentos al año, lo cual es alarmante, ya que existen cerca de 7.5 millones de personas en situación de hambre crónica.
Apuntó que el 52.4 por ciento de los residuos sólidos se componen de restos de alimentos, que generan 36 millones de toneladas de dióxido de carbono, lo cual equivale a las emisiones anuales de 15.7 millones de vehículos, además se pierden 40 billones de metros cúbicos de agua, es decir, que el costo asociado al desperdicio de alimentos en México es de 26 billones de dólares anuales, lo cual representa el 2.5 por ciento del PIB.
Expresó que durante la pasada administración se estableció un grupo de trabajo de alto nivel con diversas dependencias federales, organizaciones sociales y la academia, a fin de crear la Estrategia Nacional de Pérdida de Alimentos y dio paso a la Cruzada Nacional contra el Hambre y se definió un marco conceptual; sin embargo, la tarea pendiente es que el nuevo gobierno ajuste e implante este mecanismo.
Añadió que en México existen 53 millones de personas que viven en pobreza, 24 millones carecen de seguridad alimentaria a nivel nacional; por ello, es necesario promover estrategias contra el desperdicio, que en muchas ocasiones se debe a la falta de información, mecanismos financieros, estándares sanitarios y fitosanitarios, tecnología e infraestructura para almacenar alimentos, dinámicas de las centrales de abasto y terminar con barreras legales.
Claire Kneller, representante de la Asociación Waste and Resources Action Programme (WRAP) del Reino Unido, explicó que su nación fue el primer país en medir el volumen del desperdicio de alimentos y desde hace cerca de 15 años emprendieron un mecanismo para evitar su desaprovechamiento.
Añadió que para tal fin se desarrolló un esquema de acuerdos voluntarios entre el gobierno y el sector privado, además de la difusión de una campaña dirigida al consumidor para informar sobre la importancia de evitar el desperdicio de alimentos.
Destacó que desde que opera este programa en el Reino Unido se ha logrado disminuir en un 30 por ciento los residuos alimentarios. “Ante este éxito, el propósito de esta asociación es lograr que este modelo se replique en otros países y con ello promover el uso eficiente de los productos de ingesta”.