La medicina privada del país requiere regulación. Es un sector que avanza y se consolida, pero está ligado al gasto de atención (o de bolsillo, como se llama en el sector) de la población, que es muy alto, reconocieron especialistas reunidos en la UNAM.
Para analizar este tema, expertos del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de esta casa de estudios, del Consejo de Salubridad General y de la Academia Nacional de Medicina, organizaron el “Foro Normativo de la Medicina Privada en México”.
Fernando Cano Valle, exdirector de la Facultad de Medicina e investigador del IIIJ, resaltó que en la mayoría de los países, en particular de América, los sistemas de salud pública y privado se encuentran en franca interacción.
En el caso del sector privado, las empresas que generan y ofrecen los insumos mantienen una adecuada relación con el grupo médico y con las compañías aseguradoras.
“En algunas naciones es común que los derechohabientes del servicio público utilicen los servicios del sector privado, elevando los niveles del gasto de bolsillo y el riesgo de caer en gastos catastróficos por motivos de salud”, dijo.
“En la actualidad hemos visto esfuerzos por contrarrestar el sistema fragmentado de salud, pues ha creado una segmentación desigual en la población en lo concerniente a su cobertura, pero sobre todo en los presupuestos”.
Al respecto, José Ignacio Santos, secretario del Consejo de Salubridad General (máxima autoridad de salud en el país), indicó que en los últimos años la medicina privada en México ha fortalecido su capacidad para prestar servicios mediante nuevas tecnologías y sistemas de financiamiento, aunque ese crecimiento está asociado directamente con el gasto de bolsillo de la población.
La medicina privada puede y debe participar, en colaboración con el sector público, para hacer realidad el derecho a la salud y el bienestar a toda la población.
Por su parte, Gilberto Felipe Vázquez de Anda, tesorero de la Academia Nacional de Medicina, resaltó que la medicina privada en México pareciera que corre en paralelo a la institucional, y juega un papel importante en la atención de salud de la población.
Aunque 50 por ciento o más de los mexicanos tiene seguridad social, hasta un tercio de los asegurados utiliza los servicios de la salubridad privada.
“A pesar de ser un sistema abierto, heterogéneo e individual en cuanto a su oferta de servicios, los tres niveles de atención se encuentran cubiertos. Esta heterogeneidad de los servicios se va haciendo más disperso y de menor calidad en cuanto se aleja de las ciudades”, subrayó.
El gasto de bolsillo es muy elevado y poco accesible a la población general y la no asegurada.
“El futuro que se avecina es el reto de conjuntar la atención en cuanto a los niveles (atención primaria a especializada) con una estrategia para acortar los gastos catastróficos y poder ofertar mejores servicios en la medicina privada”.