Legisladores panistas en el Senado de la República manifestaron su más enérgico rechazo a la presencia en México de los presidentes y representantes de alto nivel de Cuba, Venezuela y Nicaragua que participaron de la pasada VI Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
En declaración conjunta sostuvieron que la presencia en México de estos líderes envía una señal desalentadora para la democracia mexicana y constituye una violación al principio constitucional de la defensa y promoción de los derechos humanos consagrado en el artículo 89 fracción X de la Constitución.
Además, plantearon que no puede seguirse recibiendo a los líderes antidemocráticos de países como Cuba, Venezuela y Nicaragua sin solidarizarse con las sociedades de estos países que sufren la violación generalizada de sus libertades y derechos esenciales.
En particular, plantearon que el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, como líder político extranjero, no debió ser invitado a los festejos del 211 aniversario de la Independencia de México el pasado 16 de septiembre.
Peor aún, en el caso de un líder político que no llegó al poder por la vía democrática y que se ha empeñado en acallar las voces críticas y las protestas legítimas que desde la sociedad cuestionan el modelo político y económico del país caribeño.
“Recibir a Díaz-Canel, equivale a dar un espaldarazo a la represión de la que han sido objeto cientos de miles de cubanos y hacerlo durante una fiesta patria como la del 16 de septiembre es un insulto a todos los mexicanos”.
Señalaron que México se ofreció como sede para el diálogo entre el gobierno venezolano y la oposición, con la moderación de especialistas de Noruega, el gobierno de México y su Canciller, Marcelo Ebrard, debieron mantener esa neutralidad, al recibir al presidente Nicolás Maduro rompe con ese criterio de neutralidad y objetividad con el que deben de construirse los acuerdos.
Además, subrayaron que es pertinente llamar la atención del Ejecutivo sobre las consecuencias de esta política exterior que no articula planteamientos de Estado y que no recoge los consensos nacionales en lo que respecta tanto a las relaciones de México con los países miembros de la CELAC, como a la opinión general sobre la importancia de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Enfatizaron que la coexistencia entre la OEA y la CELAC es más necesaria que nunca y que México no puede promover sustituir a la OEA sin tomar en cuenta la relevancia del Sistema Interamericano en su conjunto para la promoción de la democracia y los derechos humanos, el Estado de derecho, la seguridad hemisférica y la cooperación internacional para el desarrollo.
Finalmente, señalaron que durante la próxima comparecencia del Canciller Marcelo Ebrard en el Senado de la República, a propósito de la Glosa del Tercer Informe de Gobierno en materia de política exterior, lo cuestionarán duramente sobre las posiciones expresadas en esta Cumbre, los resultados alcanzados y sobre la lamentable presencia en México de líderes y representantes de gobiernos autócratas y opresores que no tienen un lugar legítimo que ocupar en la comunidad regional de las democracias latinoamericanas y caribeñas.