Para prevenir y reducir la transmisión de los virus del dengue, chikungunya y zika, enfermedades transmitidas al ser humano u otros vertebrados mediante la picadura de artrópodos que se alimentan de sangre, en especial, los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus, se requieren estrategias para el control y vigilancia de dichas poblaciones.

El organismo intermediario o vector transmisor tiene amplia presencia en regiones tropicales y subtropicales del mundo, en donde las condiciones de temperatura, humedad, presencia de depredadores y lugares que sirven de criadero son idóneas. En México, más del 60% del territorio tiene las condiciones ambientales propicias para su desarrollo, principalmente en el período de primavera-verano.

La eliminación de criaderos dentro de las viviendas, la aplicación de insecticidas en la fase larvaria y en la fase adulta, son algunas de las acciones que se implementan para controlar al vector; no obstante, el uso de insecticidas puede traer consecuencias medioambientales, a la salud humana y a otras poblaciones benéficas. Por ello, se recurre a nuevas alternativas para interrumpir el ciclo de vida de los mosquitos, como el uso de la bacteria Wolbachia, mosquitos irradiados y mosquitos transgénicos, todos enfocados a alterar o inhibir alguna fase del ciclo de vida del mosquito.

Una estrategia prometedora debido a que altera la reproducción sexual del artrópodo es la introducción de bacterias intracelulares del género Wolbachia, que se heredan por la vía materna; un mosquito hembra Aedes infectado con Wolbachia se puede cruzar con un macho no infectado y tener descendientes infectados, las bacterias al estar dentro de los tejidos del mosquito funcionan como barrera para el virus, lo que impide que se infecte y a su vez el mosquito no pueda transmitir el patógeno y por lo tanto desarrollar la enfermedad del dengue.

Se ha observado que la Wolbachia reduce la replicación de virus de ácido ribonucleico entre los que se encuentran el zika, dengue y chikungunya, de acuerdo con los autores del artículo “Control integrado de vectores en México”, Cassandra González Acosta, Jorge Cime Castillo y Fabián Correa Morales publicado en el reciente número de la revista Ciencia dedicado a los “Virus transmitidos por mosquitos”.

Otra estrategia es la del mosquito estéril, que consiste en la generación de mutaciones en las células reproductoras de los insectos por medio de químicos o radiación en los huevecillos, los cuales se eclosionan y llevan hasta el estadio adulto, la afectación de sus cromosomas da como resultado que el mosquito macho sea estéril, y que al liberarlo y aparearse con hembras nativas se reduzca éxito reproductivo, lo cual impacta en la disminución de la población.

La ventaja de esta técnica es que no se liberan agentes exóticos en nuevos entornos y no se introduce nuevo material genético en poblaciones existentes en la naturaleza. El problema es que los machos estériles no son tan competitivos para aparearse frente a los machos silvestres debido a la irradiación.

A los mosquitos modificados genéticamente se les introduce un gen dominante letal que puede estar bajo el control de un promotor específico de los mosquitos hembra, como el gen de la vitelogenina. La expresión de este gen letal puede estar reprimida por el tratamiento de tetraciclina —un antibiótico presente en alimentos y medio ambiente—, cuando se preparan los mosquitos para su liberación el represor es inactivado y el gen letal se expresa, ocasionando la muerte de todas las hembras.

Otra vía mencionada por los autores es el control mediante bacterias simbiontes, por lo general genéticamente modificadas, que consiste en la utilización de bacterias que expresan ciertas moléculas dentro del vector y que pueden afectar su digestión, contribuir a vitelogénesis y ovogénesis.

El Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades de la Secretaría de Salud es el encargado de implementar las campañas de control de los mosquitos transmisores de virus basadas en la investigación operativa para contener brotes y reducir el contacto entre el vector y el humano, para el cual se creó un sistema de vigilancia entomológica y monitoreo de los mosquitos que provee de datos sobre su distribución y abundancia.

También se cuenta con el Sistema Integral de Monitoreo de Vectores que se nutre de información geográfica en el cual se pueden observar mapas de riesgo en tiempo real. Por otro lado, se han iniciado estudios piloto en zonas focales, como lo es el uso de mosquitos con Wolbachia, proyecto iniciado en Baja California Sur y el de mosquitos irradiados, al sur de Chiapas.

Para mayor información, consultar el volumen 71, número 1 de enero-marzo de 2020 de la revista Ciencia, de la Academia Mexicana de Ciencias dedicado a los arbovirus transmitidos por mosquitos.

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