El calostro es especialmente rico en un anticuerpo fundamental llamado. Este anticuerpo protege a tu bebé contra las enfermedades, no pasando directamente al torrente sanguíneo, sino generando un revestimiento en el tracto gastrointestinal.
«Las moléculas que han proporcionado una defensa inmunitaria contra las infecciones en la madre llegan al pecho a través de la sangre, donde se unen para formar y se secretan en el calostro», explica el profesor Hartmann. «Este sIgA se concentra en la mucosa que recubre el intestino y el sistema respiratorio del bebé, protegiéndole de las enfermedades que la madre ya ha experimentado».
El calostro también es rico en otros componentes inmunológicos y factores de crecimiento que estimulan el crecimiento de las membranas mucosas protectoras de los intestinos del bebé. Y mientras esto sucede, los prebióticos del calostro alimentan y crean las bacterias «buenas» en el intestino.