En México, aproximadamente 10 millones de niños entre los dos (51 por ciento del total) y cinco años (76 por ciento) padecen caries, lo que representa un grave problema de salud bucal desde edades tempranas, según datos de la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud.

La caries en la infancia temprana, antes conocida como caries de biberón, se presenta en los bebés debido a la falta de higiene bucal después de ser alimentados con leche materna o fórmulas, y en esta etapa de la vida es un indicativo de futuros problemas dentales, además de afectar el crecimiento, interferir con la alimentación, el sueño y la concentración en la escuela, afirmó María Gloria Hirose López, profesora de la Facultad de Odontología (FO) de la UNAM.

“La caries es una enfermedad crónica que avanzan rápidamente, y es irreversibles si no se atiende a tiempo. En los niños, se presenta principalmente en los dientes superiores anteriores y en los molares, porque la lengua cubre los dientes inferiores cuando se toma el biberón o son amamantados. Por ello, la limpieza bucal debe hacerse inmediatamente después de alimentar al bebé”, subrayó la académica.

Los dientes primarios son la guía para la erupción de los permanentes, y de no ser atendidos, estos últimos saldrán afectados. El cuidado dental también contribuye al desarrollo de la cara, la apariencia física, el habla y la masticación adecuada, resaltó la odontopediatra.

“La gente piensa que los dientes están separados del resto del cuerpo, que no están interconectados, pero si no se atienden adecuadamente además de dolor, podría haber implicaciones graves, como un problema cardiaco”, alertó.

La higiene, fundamental

Los dulces, incluso frutas, son considerados alimentos cariogénicos (que producen caries), pero no deben ser estigmatizados, pues aunque un niño coma sano, si no tiene una buena higiene bucal tendrá dientes enfermos.

Hirose López expuso que en su fase inicial la caries se visualiza por la aparición de pequeñas manchas blancas; si se acude oportunamente al dentista, el daño puede ser reversible con un tratamiento especial a base de fluoruro.

“Después de cada alimento, sin importar cuántas veces coma al día, a un niño se le debe hacer limpieza bucal, aunque el mayor riesgo es en la noche, porque producimos una décima parte de saliva que en el día; la saliva ayuda a limpiar la boca, pero si antes de dormir nos da flojera cepillarnos los dientes, el número de lesiones cariosas se elevará”, indicó la universitaria.

Para evitarlas, la prevención es importante. En las primeras semanas de vida es preciso establecer hábitos de limpieza, incluso antes de que empiecen a erupcionar los primeros dientes (en promedio a los seis meses).

“Se debe quitar el exceso de leche de la encía con una gasa humedecida en agua hervida y fría. Si ya aparecieron los dientes, hay cepillos especiales de látex suaves. Estas acciones deben convertirse en un hábito”, destacó.

Finalmente, María Hirose dijo que no se debe estigmatizar el biberón, pero recomendó no usarlo por la noche y sustituirlo poco a poco por vasos entrenadores. “Con una buena supervisión del pediatra y del odontopediatra, y con cuidados en casa, el bebé se desarrollará adecuadamente”.

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