*Váyase, tiene mi voto y no obstruya más la justicia, señor Zaldívar
Tengo una opinión encontrada en el caso de la renuncia al cargo de ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.
Por un lado, lamento profundamente el desprecio que un integrante de la Suprema Corte de Justicia de la Nación le puede tener al cargo de ministro.
Miren que valorar que no le encuentra ya utilidad y que cree que es más positivo consolidar la transformación desde otro lugar, me parece verdaderamente lamentable para cualquier persona.
Ser ministro o ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es un máximo orgullo de vida para un abogado, no existe otro cargo en donde se va a poder desempeñar, porque para empezar, y por si no lo sabe, tiene un impedimento legal de dos años en donde no puede ser ni abogado ni patrono de ningún asunto frente al Poder Judicial; pero no solo eso, sino que también está equiparado que no va a poder ser ni secretario de Estado, ni fiscal, ni Diputado, ni Senador, ni gobernador en dos años.
Entonces, ¿cómo a dónde va que represente una mayor oportunidad de servir al país que ser ministro de la Corte? La verdad qué pena estos antecedentes, como qué pena el anterior también de dejar una responsabilidad máxima como es integrante de la Suprema Corte de la Justicia de la Nación.
Pero por otro lado le digo: Muchas gracias, señor ministro, pásele, cuando menos de mi parte no va a tener ninguna objeción, gracias, por hacerse a un lado y dejar de obstruir la justicia constitucional desde su cargo en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Porque si bien hay resoluciones interesantes en otra época, en la última época de este ministro que fungió como presidente, y en coincidencia con este sexenio fue una pena sus posiciones, desde el intento de quedarse más tiempo ilegalmente al frente de la presidencia de la Corte.
Para tener un ministro que esté subordinado al interés del Poder Ejecutivo, mejor tengamos la oportunidad de nombrar a una nueva persona ahí, pero mi llamado va a este Senado y particularmente a la oposición, a que estemos a la altura.
Los nombramientos de ministros y ministras de la Corte requieren dos terceras partes de este Senado y nunca ha tenido dos terceras partes el presidente López Obrador y Morena, desde 2018 hasta ahorita y, sin embargo, ha logrado todos los nombramientos que ha querido.
¿Cómo es posible si no tienen los votos? Porque ha votado parte de la oposición.
Y hoy un cortadero de venas, que qué bárbara la ministra Yasmín Esquivel, qué bárbara, qué bárbaro quien nombró a la ministra sabiendo que había una subordinación y eso implica toda la mayoría de Morena más una parte de la oposición y sí, sí sabíamos de la cercanía política, yo lo dije en esta tribuna.
Qué sorpresa el comportamiento de la ministra, con mucho respeto, Ortiz o yo no sé qué le sorprende, había sido diputada del movimiento que fue antes y había trabajado en la Presidencia de la República, como qué parte le sorprende de la cercanía.
Los cargos de ministros y de ministras de la Corte son para ser independientes, son para ser autónomos, no, no debe de estar ahí un opositor, no hay que confundir, no son oposición, la Corte, están ahí para ser independientes, están ahí para ser autónomos y esa es la oportunidad que va a tener este Senado de la República, ojalá estemos a la altura.
Por último, no puedo dejar de mencionar que creo que esta es una decisión concertada, creo que es una jugada política, porque resulta ser que con esta renuncia anticipada le otorga la facultad al Presidente de la República de hacer un nombramiento de proponer a alguien por 15 años, facultad que no hubiera tenido derecho si este ministro termina su gestión, no le tocaba al presidente de la República actual, proponer a este nuevo integrante hombre o mujer de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Por todo eso, lamento profundamente la decisión, pero digo, aprovechémoslo como oportunidad y nombremos a un ministro o ministra digno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.