*Riesgos Globales 2022
El 21 de marzo pasado, los medios de comunicación mexicanos dedicaron grandes titulares y espacios informativos, así como horas de transmisión para reportar sobre la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, en tanto, todo el país en puente primaveral con grandes concentraciones de turistas y el semáforo sanitario verde.
Todo pareciera indicar que México ya inició la “pos-normalidad” aunque los datos sobre la pandemia distan mucho de fortalecer tan halagüeña perspectiva, ya que todavía se siguen por miles los contagios del corona virus y por decenas o cientos los muertos.
Desde el pasado mes de enero se publicó el informe de Riesgos Globales del World Economic Forum (WEF), donde se advierte y detalla sobre las consecuencias que sufre y continuará padeciendo el planeta por los efectos de la pandemia del Covid-19 y aquí pareciera que el asunto no nos merece siquiera un rato de tristeza o no nos despertara el menor interés.
Como meros botones de muestra presentaré a usted(es) algunos aspectos dignos de tomar en consideración y que fueron revelados por la directora del WEF, Saadia Zahidi: “Una recuperación económica divergente de la crisis creada por la pandemia corre el riesgo de profundizar las divisiones globales en un momento en que las sociedades y la comunidad internacional necesitan colaborar con urgencia para controlar el COVID-19, curar sus cicatrices y abordar los riesgos globales agravados”. Y específicamente algunos países “podrían verse abrumados durante años por las dificultades para aplicar incluso las dosis iniciales de vacunas, combatir las brechas digitales y encontrar nuevas fuentes de crecimiento económico. Las crecientes disparidades dentro de los países y entre ellos no solo dificultarán el control de la COVID-19 y sus variantes, sino que también correrán el riesgo de estancar, si no revertir, la acción conjunta contra las amenazas compartidas que el mundo no puede darse el lujo de pasar por alto”*.
Y que conste que esto se publicó antes de la invasión de Rusia a Ucrania.
Mientras aquí tenemos mucha prisa, casi urgencia de que todo se “regularice” a como estaba antes de la pandemia, se nos olvida que en “la edición del Informe de Riesgos Globales 2021-se- advirtió sobre posibles riesgos económicos colaterales que ahora son peligros claros y presentes. Las interrupciones en la cadena de suministro, la inflación, la deuda, las brechas en el mercado laboral, el proteccionismo y las disparidades educativas están llevando a la economía mundial a aguas agitadas que tanto los países que se recuperan rápida como lentamente deberán navegar para restaurar la cohesión social, impulsar el empleo y prosperar”*.
“Estas dificultades están impidiendo la visibilidad de los desafíos emergentes, que incluyen el trastorno de transición climática, mayores vulnerabilidades cibernéticas, mayores barreras para la movilidad internacional y hacinamiento y competencia en el espacio”.
Por si todo lo anterior no fuese suficiente para haber puesto en marcha programas de gobierno tendientes a reducir el impacto de las consecuencias de las contingencias provocadas por la pandemia, hasta hoy, salvo las urgencias de algunos funcionarios y empresarios por “regresar a como estábamos”, no se ha escuchado algún plan concreto para amortiguar tales efectos.
En lo que hace a América Latina: “Algunos países de la región ya mantenían bajos niveles de confianza en las instituciones públicas, insatisfacción ciudadana con la calidad y cobertura de los servicios públicos, altos niveles de desigualdad e informalidad laboral, protestas sociales y una aguda polarización exacerbada aún más a través de las redes sociales”**.
“Además, aunque hubo signos de recuperación económica a fines de 2021, la inflación, la depreciación de las monedas locales y los déficits fiscales harán que la recuperación sea más compleja. Según datos del Fondo Monetario Internacional, se estima que el PIB tuvo un repunte, creciendo un promedio de 6,3% en 2021. Se estima un crecimiento más moderado de 3% en 2022, sin embargo, el crecimiento no alcanzará los niveles previos a la pandemia”**.
Perspectivas económicas para América Latina
Según el mismo reporte: “los mayores efectos del COVID-19 en materia social son el desempleo, crisis de medios de vida y una evidente erosión de la cohesión social”**.
“En materia ambiental, los desastres naturales y fenómenos extremos y la reversión de la acción climática, junto con la pérdida de biodiversidad, se clasifican entre los riesgos potencialmente más graves para la región en la próxima década. En el frente económico, preocupa a los encuestados una parálisis económica prolongada, crisis de deuda, inflación, la volatilidad de los precios de las materias primas y el colapso de los sistemas de seguridad social**.
Aunque existen otros aspectos muy importantes, por cuestiones de espacio solo le mencionaré que en lo que hace a “el “colapso del Estado”, la proliferación de actividades económicas ilícitas, los enfrentamientos geoeconómicos y la geo-politización de los recursos estratégicos también emergen como preocupaciones críticas entre los encuestados, mencionando también la alta preocupación regional por el deterioro de las democracias y el grave fenómeno de las migraciones”**.
Así pues, mientras aquí algunos siguen considerando que ¡Vamos Requetebien!, muchos especialistas en distintos campos no coinciden con tal optimismo, por el contrario, ya desde ahora nos exhortan para: “Que las lesiones y cicatrices sociales y económicas dejadas por la pandemia sirvan de recordatorio para dejar de lado las divisiones internas, las diferencias ideológicas o las fricciones y rivalidades históricas, y permitan perfilar una agenda pragmática que asegure que la próxima década no sea otra década perdida”**.
*https://reliefweb-int.translate.goog/report/world/global-risks-report-202217theditioninsightreport?_
**https://es.weforum.org/agenda/2022/02/lo-que-america-latina-debe-abordar-en-2022/