*Arnulfo Miramontes Romo de Vivar, talento olvidado
El pasado 13 de marzo, hace unas semanas, se cumplieron 62 años del fallecimiento del notable músico y compositor mexicano Arnulfo Miramontes Romo de Vivar, creador de más de 150 obras de música clásica y sacra, todas ellas de estética conservadora, en el contexto de finales del post-romanticismo.
Por desgracia, su obra musical y su persona se encuentran olvidadas por las autoridades que manejan la cultura en nuestro país, Instituto Nacional de Bellas Artes INBA, La Universidad Nacional Autónoma de México UNAM, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes CONACULTA, así como los gobiernos de Jalisco y Aguascalientes. Sin embargo, en algo se salva esa situación, cuando hay un registro que señala que CONACULTA y el Instituto Cultural de Aguascalientes, tan sólo en una ocasión, lo han recordado y homenajeado, allá por marzo del año de 2012. Por tanto, en este espacio, haremos una resumida semblanza, dedicada a su memoria.
El maestro Miramontes Romo de Vivar, nació en Tala, Jalisco, el 18 de Julio de 1882. Cuando tenía 11 años de edad, su familia decidió radicar en el capital del estado de Aguascalientes y a sus 13 años, tras exponer sus dotes musicales, lo nombran organista titular del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, en la ciudad de Aguascalientes, donde produjo la mayoría de sus obras.
A la edad de 26 años en 1908, partió a Europa con el propósito de adquirir nuevos conocimientos. En la ciudad de Berlín, Alemania, ingresó al famoso “Stemsches Konservatorium” en donde por tres años recibió clases de piano con el gran maestro Martín Krause, discípulo de Lizt, de armonía con Philip Rueffer, y de dirección de orquesta con Alexander Von Fielitz, cabe señalar que el maestro Krause sólo admitía a alumnos dotados, pero al escuchar la interpretación que Miramontes le dio a la “Appassionata de Beethoven” y a la “Fuga de Bach”, lo franqueó a la entrada y lo consagró con esa atención personal.
Su examen final de piano se llevó a cabo en la sala “Beethoven de Berlín” y en el propio “Stemsches Konservatorium” donde estrenó y dirigió sus composiciones “La primavera” (la obertura) y “Cuarteto para cuerdas No.1 en Re menor”; al término de sus estudios, realizó una gira artística por varios países de europeos.
Al regresar a México, continuó su carrera triunfal de concertista y compositor al interpretar sus obras en las mejores salas de conciertos: Palacio de Bellas Artes, Alcázar de Chapultepec, Anfiteatro Simón Bolívar, los teatros: Abreu, Virginia Fábregas, Morelos de Aguascalientes, Degollado de Guadalajara, el Constitución de Querétaro y el de los Héroes de Chihuahua, entre otros.
En 1916, el maestro Arnulfo Miramontes, obtuvo el primer ligar en el concurso de composición con su “Cuarteto en Re menor” y estrenó su Primera Sinfónica en el “Teatro Abreu”. En el año de 1918, la Orquesta Sinfónica Nacional estrenó “Suít Sinfónica Mexicana”, bajo la dirección del autor. En ese mismo año, se presentó su “Misa de Réquiem” en la sala “Wagner” y sorprendió con la presentación de su ópera “Anáhuac” en el teatro “Virginia Fábregas” y “Colón” en la ciudad de México, así como en el teatro “Degollado” de Guadalajara.
Por el año de 1923, realizó una exitosa gira por Estados Unidos de Norteamérica. Ante eso, la Universidad de Colombia lo invitó para que ofreciera un concierto de sus propias composiciones, tomando parte la notable soprano María Luisa Escobar de Rocabruna y la poetisa chilena Gabriela Mistral.
EN 1934, fue nombrado director titular de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, siendo el primero en ese puesto, y con el propósito de conmemorar el aniversario de la Revolución Mexicana, el músico y compositor Arnulfo Miramontes, creó el “Poema Sinfónico de la Revolución”, que fue estrenado en 1936 en Bellas Artes.
En 1938, estrenó la “Misa Solemne” para coros y órgano y produjo su segunda ópera “Cihuatl”, pasajes de la mitología Azteca. En 1939 terminó su Segunda Sinfonía. En 1940, dio a conocer su Ballet Sinfónico “Iris”. Sus oratorios primero y segundo en 1943 y 1944, y en 1947 su “Tercera Sinfonía. En 1959 presentó su “Segunda Sinfonía en Re menor 0p. 80”, dentro del Festival de Música Sinfónica de Compositores Mexicanos, organizado por el Instituto Nacional de Bellas Artes.
El maestro Arnulfo Miramontes Romo y de Vivar, es uno de los más notables compositores mexicanos que enalteció con su espíritu patriótico el arte y la cultura de México, fuera de nuestras fronteras.
Y si bien en abril de 2012 el Instituto Cultural de Aguascalientes rindió homenaje a Arnulfo Miramontes Romo y de Vivar, con un concierto del pianista Bernardo Jiménez Casillas, en la legendaria Casa Terán, de esta ciudad. Y el 14 de agosto de 2012, como festejos de la Virgen de la Asunción, el Instituto Aguascalentense para la cultura, llevó a cabo dentro de la Catedral del estado, un concierto musical a cargo de la camerata Arnulfo Miramontes, no hay más registros de homenajes a este talentoso músico y compositor.
Más, por sus logros alcanzados en el mundo de la música, su nombre y sus obras no debieran ser olvidados, y menos por las autoridades encargadas de la cultura del país, porque la difusión de sus obras y de su biografía se hacen obligadas e indispensable en la formación de nuestros educandos y en la sociedad en general. Mientras tanto, así van las cosas, que no van bien.