*Polarización social inducida
Es innegable que a raíz de que Andrés Manuel López Obrador obtuviera la Presidencia de la República en 2018, previo robo de la misma en 2006, no les ha caído nada bien a los sectores adheridos e identificados a la línea ideológica y política de derecha y ultraderecha del país, cuando no aceptan la nueva realidad de la República, el proceso de transformación, con lo que desde luego no comulgan, y los llega a exacerbar cotidianamente.
Ideología conservadora capitaneada por el Partido Acción Nacional, que lleva de la mano y a rastras al PRI y al PRD, y que en conjunto son en verdad ahora, los principales impulsores de la polarización social del país, sólo basta leer o escuchar a sus líderes, y a sus principales promotores en la mayoría de los medios de comunicación, con firmes intenciones de manipular a frágiles consciencias y hacerlos parte de su ejército opositor.
Resulta que en la mayoría de los casos, esos manipuladores no tienen empacho alguno en engañar, en mentir, en descalificar, en desprestigiar, cual lenguas viperinas, todas las acciones del actual gobierno, sobre todo cuando de ayudar a los pobres se trata.
Y claro, proponen a sus simpatizantes, un mundo en el que la búsqueda de la riqueza es el valor central, para obtener o seguir sosteniendo el estatus económico pudiente en que han vivido, al grado de describir y hasta proponer un mundo imaginario, inyectándoles valores trastocados para que desprecien todo lo que huela a miseria.
Desde luego que esa clase social, económicamente fuerte, empresarios, banqueros, ex gobernantes, la cúpula panista y demás alineados, tienen como fin próximo, recuperar la presidencia de la República en 2024, y así poder regresar abiertamente a los privilegios que tuvieron por más de 36 años, como fue el poder político y la facilidad de aumentar su riqueza, sin que les llegue a importar, nuevamente, lo que les suceda a quienes no son sus iguales, y de una vez por todas, aniquilarles toda opción futura de que logren por lo menos los mínimos benefactores de subsistencia. Nada de bien común o justicia social, como principal fin de toda política de Estado democrático.
Y de ese pensamiento anquilosado hay sobradas señales, como las que están voceando miembros distinguidos que pertenecen a ese sector de la sociedad y al Partido Acción Nacional, como son María Lilly del Carmen Téllez García y Gabriel Ricardo Quadri de la Torre, quienes ya se apuntaron desde ahora para las listas de precandidatos a la presidencia de la República.
¡Híjole!, y por supuesto Claudio X. González Guajardo, principal fundador del proyecto político “Sí por México” que tiene como subordinados a los presidentes de los partidos PAN, PRI y PRD, y que todos en conjunto tienen el mismo fin.
Es así, que la intención principal de la derecha por seguir al mando del país, se cifra en la continuidad de una política económica neoliberal, donde los ganadores seguirán siendo los dueños del capital, y políticos y gobernantes, quienes seguirían abriendo las puertas, para que el festín sea compartido, descartando como fue en décadas anteriores, programas de gobierno para la mayoría de los núcleos sociales más desprotegidos del país, y tal vez cumpliéndoles a algunos cuantos como medida de justificación.
Más detrás de esa idea, también desde hace décadas, se ha engendrado la intención de lograr la polarización política de la sociedad, para fijar equivocadamente fronteras entre los mexicanos: los engañosamente atemorizados, adherentes y simpatizantes, ambos manipulables, hoy pertenecientes a “Sí por México” y los pensantes y reaccionarios de izquierda: entre ricos, cultos y educados, y los humildes, ignorantes y nacos izquierdistas hoy “chairos”, sin importar que esa política antagónica esté produciendo reacciones entre la sociedad, como se observa con mucha claridad en las redes sociales, y que pudieran desbordarse, y que sólo el tiempo determinará sus consecuencias y la responsabilidad de sus inductores, que como ya se ha mencionado, no hace falta dar más nombres, como dice el moralista, porque a buenos entendedores pocas palabras…
Sabemos que la política existe como tal, cuando los espacios en que se vive, se transforman y lo atestiguan además con claridad, los ciudadanos. Continuar con el nuevo pensamiento que induce el actual gobierno no tiene vuelta, así como la insistencia de la derecha por regresar a gobiernos del pasado que tanto daño han hecho a México, y que la voluntad popular expulsó.
Más hoy ante su desventaja ideológica y de programas sociales que promover, recurren nuevamente la derecha y la oligarquía a los medios que tienen en sus manos, la radio, la televisión, la prensa escrita, auxiliados por las redes sociales, todos como instrumentos muy valorados para lograr la conducción de sus simpatizantes a conductas egoístas, de indiferencia, de desprecio y desprestigio por un sistema de gobierno diferente, del que ni siquiera conocen ni les interesa conocer, cuando la información que les dan a consumir los condiciona a mantenerse así, estáticos, receptivos, y repetitivos en lo aprendido para confrontar a sus desiguales con críticas sin sustento, carente de información verdadera, de poca inteligencia.
Es así que esos mensajes, que alteran la realidad política que se está transformando poco a poco, no sólo con parches o remedios, no comulgan con ella, y sólo tienen mérito para los impulsores el provocar la división social, sin importarles estar deformando la mentalidad de un sinnúmero de personas de su clase y arribistas de la misma, haciendo a un lado los valores que tal vez orientan su vida.
Cuántas veces hemos escuchado en boca de miembros de la sociedad pudiente, de políticos, y sobremanera de empresarios conservadores nacionales y extranjeros, la frase con que se calla a cualquier disidente o con ella se da por terminada cualquier discusión: la política como la empresa es un negocio. ¡Aquí lo que importa es el dinero! Mientras tanto, así van las cosas, que no van bien.