*Apoyan al indio de Macuspana
El domingo antepasado —como buen sociólogo— asistí a la marcha organizada por AMLO, con la gente del gobierno y Morena.
Invité a un querido colega, con quien asistimos a la marcha anti-AMLO dos semanas atrás, para ir en bicicleta y movernos rápidamente a distintos lugares.
Me dijo: “No estoy dispuesto a sumar mi presencia a esta marcha”… Tenía razón. No hubiera hecho falta nadie más.
Fue un error ir en bicicleta. No había forma de circular en ella —tal como lo hicimos en la marcha anti AMLO, que en 15 minutos la recorrimos de principio a fin—.
En esta ocasión, se trató de un evento ¡Im-pre-sio-nan-te!... Nunca vi una manifestación de este tamaño.
Eran ríos de gente desde Chapultepec. Ahí, y en decenas de avenidas más, llegaron cientos de camiones con gente de muy diversos estados: Sinaloa, Tabasco, Guerrero, Edomex, Puebla.
Todos ellos apeñuscados hasta más allá del Ángel de la Independencia.
Eran las 9 horas… Y la marcha todavía no comenzaba.
Todos al llegar se organizaban.
Sacaban sus mantas de apoyo. Bajaban sus músicos. Se formaban. Alzaban sus banderas. Entonaban sus coros. Y rápidamente, los organizadores les tomaban fotos para mostrar su presencia en las redes sociales.
Había —en cada grupo— encargados de repartir lonches, tortas, refrescos, frituras… Y —me imagino— pasarles lista a los asistentes.
Casi todos los marchantes portaban camisetas, gorras, carteles y banderas, con las siglas de su municipio, su estado, o su organización, en donde aparecían las siglas de quien las financió.
Llegaban también —entre la gente— camionetas que sacaban su equipo de sonido para difundir mensajes políticos: electricistas, actores, ambulantes, campesinos, obreros… Todos expresaban la importancia de su movilización colectiva, sus acciones, defendiendo los logros de la 4T y AMLO.
Había decenas de grupos musicales y bailarines, con todo tipo de música. El ambiente era muy festivo.
Se dice que en la manifestación participó más de un millón de personas. La verdad, al llegar, parecía que nunca terminarían de llegar los manifestantes.
Fue una manifestación organizada por el gobierno para mostrar su fuerza… Y lo logró.
La movilización del Estado no puede negarse.
La mega manifestación del domingo pasado no puede ocultarse. Tiene varios componentes que la hacen única.
Aparecieron decenas de miles de “fieles” movilizados —o acarreados, como los llama la oposición— con una causa en común: su solidaridad y su respeto al presidente.
Esta marcha no es comparable con ninguna otra.
AMLO y Morena tuvieron a la mano todos los recursos económicos para disponer de camiones, viáticos, alimentos, cierre de calles y la televisión oficial.
Pero una gran mayoría de los asistentes —más allá de haber sido acarreados— mostraban cariño y pasión por AMLO…
¿Qué acaso no reclamábamos antes el uso de los recursos públicos para aceitar la vieja máquina del priismo?... Ahora —para muchos— se marcha “con conciencia social”… ¿Será cierto?
La marcha dejó una imagen clara: No habrá nunca un líder que supere esta marca para movilizar a la población.
No aparecerá ningún caudillo que marche seis horas —entre empujones, sin vallas de seguridad, sin guaruras— para llegar al Zócalo.
No habrá ningún paladín que llame a todo este fenómeno el “Humanismo Mexicano”.
Sin embargo, fue una marcha sin autocrítica de los que no fueron. Que no habló de las deficiencias de Morena. Que no reveló el crecimiento desmedido de la inseguridad en las carreteras. Que no mencionó la nueva corrupción de los gobiernos de Morena… Fue una marcha que creyó que la sola movilización era el mensaje.
“El INE no se toca”, fue el motivo de la marcha anti-AMLO.
“La 4T no se toca”, fue el motivo de la marcha del domingo pasado.
Los ricos y poderosos que no marcharon tenían reservado un lugar privilegiado en el Zócalo para sonreír y vitorear al Presidente.
Ellos no fueron a los camiones. No pasaron lista. No estuvieron 6 horas bajo el sol… Pero estuvieron ahí, muy felices y presentes.
LA POLARIZACIÓN
Felipe Calderón o Peña Nieto no fueron presidentes de todos los mexicanos.
Si acaso, lo fueron sólo para el tercio más próspero de la población.
Muchos dicen que los mexicanos vivíamos más felices con presidentes que no polarizaban la situación… Y —realmente— no polarizaban porque no era necesario.
Gobernaban de espalda al interés de las mayorías… La “realidad” se ocultaba. Se escondía.
Pero es complicado vivir eternamente con la idea de “echar abajo del tapete” los problemas que tenemos.
Eso sucedió así hasta las elecciones de 2018, cuando se decidió optar por un cambio… “Un cambio de régimen”, como lo anunció AMLO.
México es una nación desigual. Es imposible unificar todas las opiniones.
AMLO ha sido un opositor del sistema… Lo ha confrontado siempre.
Y se pensó que quizá dejaría atrás la polarización al volverse presidente, pero “las élites” no estuvieron de acuerdo.
Para ellos, AMLO no es su presidente. Muchos hablan mal de él y operan en su contra.
Por ello, su única defensa fue fortalecer el “apoyo popular” y mantener viva esa aprobación. Exhibir lo que está en juego. Demostrar que su gobierno está del lado de las mayorías y en contra de quienes se oponen a las clases populares.
Al final de su discurso en el Zócalo, AMLO expresó: “Mi propuesta será o sería llamarle humanismo mexicano, porque sí tenemos que buscar un distintivo, humanismo mexicano… Continuemos impulsando el cambio de mentalidad, la revolución de las consciencias. Hagamos realidad y gloria el humanismo mexicano”.
Y mientras AMLO consolidaba su popularidad, la polarización le seguía dando dividendos.
LOS PATAS RAJADAS
En la marcha, me encontré una camiseta singular con un texto: “Patas Rajadas de Tlamaco, Hgo, apoyan al indio de Macuspana”.
Estaba dedicada a una señora que apareció en uno de los memes de la marcha anterior donde ella —gritando furibunda— acusaba a AMLO de ser un indio Pata Rajada.
Es muy parecido a la gente que llama “acarreados” —despectivamente— a los seguidores de AMLO.
Pregunto: ¿Quién tendrá más repudio contra quién?
LA CUEVA DEL DELFÍN
La polarización funciona para AMLO… Él demuestra que no hay una división entre dos mitades… Él habla de una “mayoría popular” y una “minoría descontenta”… Mientras la oposición sigue destrozada.
¡Vientos huracanados!, si no me aplican el Pago de Marcha nos veremos por acá el próximo sábado...
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