Estamos trabajando todos los días para garantizar la paz, la tranquilidad, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador, al aceptar que es un hecho inocultable que hay más presencia del crimen organizado en el Bajío y en el norte de México que en el sureste.
Explicó en su mañanera del jueves pasado, que no es lo mismo Yucatán, inclusive Quintana Roo, Campeche, Chiapas, Tabasco, Oaxaca, que Guanajuato, Zacatecas, Tamaulipas, Sonora, Baja California y Chihuahua.
De igual forma aceptó que México tiene que cuidar que los migrantes estén en el sur sureste, protegerlos, porque “dejarlos que transiten por todo el país, que atraviesen todo el país sin ninguna protección es muy riesgoso”.
Reconoció que se están encontrando grupos que están en poder de la delincuencia, y para justificar a su gobierno pidió no olvidar lo que sucedía antes: “había asesinatos, fusilamientos, masacres de migrantes. No queremos eso”.
Claro, lo más importante de todo, precisó, y eso se está tratando en Washington, es que Estados Unidos debe tomar la decisión de apoyar a los países pobres, a los países centroamericanos y atender las causas que originan el fenómeno migratorio.
Que la migración sea opcional, no forzada, que no sea por la falta de empleos, por hambre, por necesidad, por inseguridad, que la gente tenga posibilidad de trabajar y de ser feliz donde nació, donde están sus familiares, sus culturas.