El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, dijo que la epidemia del coronavirus puede durar cuando menos 12 semanas en México, que es lo que duró en China.
Explicó que en ese país llegó a un punto máximo más o menos a la mitad de esas semanas y luego empezó a descender, no necesariamente por las medidas de contención extremas que se tomaron, y ya vendrán los estudios serológicos.
Añadió que dichos estudios son los que se obtienen de una muestra representativa de la población a la que se le toma sangre y se analizan los anticuerpos para ver si desarrollaron defensas, desarrollaron inmunidad y se verá la enorme proporción, el enorme porcentaje de personas que fueron infectadas a pesar de no haber tenido enfermedad.
Y a mayor abundamiento, el funcionario dijo textualmente: “En algunos países como Alemania, el liderazgo político del Estado comentó lo que es una realidad demostrable científicamente: que se espera que hasta siete de cada 10 personas desarrollen anticuerpos en la medida en que han sido expuestos al virus, pero no quiere decir que siete de cada 10 van a tener la enfermedad y mucho menos que siete de cada 10 van a tener una enfermedad de cuidado, una enfermedad delicada.
“Ya vendrá el momento en que se esclarecerá cuál fue la fuerza principal que permitió, en el caso chino, el extinguir la epidemia, pero lo cierto es que extinguió o está en vías ya de salida y que duró aproximadamente 12 semanas, tres meses, durante todo este pico inicial o proceso inicial.
“Entonces, ese sería el escenario mínimo de duración que esperamos en México; sin embargo, en la medida que cada país tiene distintas características, podría extenderse más, podría haber pequeños repuntes secundarios que prolongaran la necesidad de medidas de mitigación y control.
“Y si uno anticipa estas medidas demasiado temprano, uno extingue o agota la capacidad de la sociedad de mantenerlas; y si bien las intervenciones en este momento tienen utilidad, posiblemente van a tener mayor utilidad después.
“Entonces, no podemos, no debemos, actuando responsablemente, agotar a la sociedad.
“Y esta es una lección aprendida del mundo, pero también de México en 2009, cuando las distintas intervenciones que se tomaron, primero, con una base técnica, coordinada por el propio secretario de Salud de entonces, con una base técnica; después, se empezaron a implantar demasiado temprano, porque permeó este estado de ansiedad que afectó a los liderazgos políticos y se anticiparon decisiones que técnicamente no eran indispensables, obviamente en un contexto en donde también teníamos una epidemia que surgió en la región de la Norteamérica y que por lo tanto había mayor incertidumbre sobre su curso”.