En México el productor agropecuario paga una tasa del 17% anual por préstamos para generar alimentos, cuando en Estados Unidos están pagando el 0% y en Canadá el 0.25%, países con los que se compite a raíz del T-MEC.
Y si bien somos el onceavo país en producción de alimentos, también tenemos una alta dependencia alimentaria, pues producimos sólo el 59% de los alimentos que consumimos, cuando la FAO recomienda que se debe producir al menos el 70%.
Así lo denunció la diputada federal Erika Sánchez Martínez, al señalar que la nueva ley que regirá la Financiera Nacional Agropecuaria (Finagro), y que se elabora actualmente en la Cámara de Diputados, debe garantizar que esta institución contará con un presupuesto multianual, para que se convierta en una verdadera banca de desarrollo que permita ofrecer a los productores agropecuarios tasas subsidiadas y evitar que adquiera el perfil de una banca comercial o privada.
En un comunicado, señaló la importancia de que esta nueva financiera ofrezca préstamos con tasas de interés menor al 5% anual para los pequeños productores y una tasa preferencial para las mujeres del sector rural de entre el 3 y el 4% anual que fomente la independencia económica de las mujeres en el campo.
“La intención es que se establezca en la ley que los créditos deben ser diferenciados, que se adapten a las necesidades heterogéneas de los productores tanto en la agricultura comercial como de subsistencia o autoconsumo”, expuso.
Se trata, dijo Sánchez Martínez, de lograr una mayor coordinación entre los financiamientos y los apoyos para incrementar las posibilidades de éxito de los nuevos proyectos productivos. “La banca de desarrollo debe llegar, sin duda, a todos los rincones donde no está llegando la banca privada”, subrayó.
Detalló que hoy la banca de desarrollo atiende a sólo 500 mil productores, de los 7 millones de productores del país, tanto agricultores, ganaderos, pescadores y acuicultores.