Durante el Conversatorio sobre “Cultura de Igualdad de Género”, funcionarias de la Cámara de Diputados y asociaciones civiles se pronunciaron por impulsar la cultura de paridad, respeto y equidad por medio de la integración de los varones a este proceso histórico para construir un país más justo, pacífico e igualitario, y se abran oportunidades a las mujeres con imparcialidad.
Aurora Aguilar Rodríguez, directora general del Centro de Estudios para el Logro de la Igualdad de Género (Celig), urgió a seguir trabajando a favor de la paridad y sumar a los hombres en este cambio.
En el acto organizado por la Secretaría General, la Unidad para la Igualdad de Género y la dirección general de Bibliotecas y Archivo de la Cámara de Diputados, destacó que “todavía tenemos mucho por hacer, y más allá de la estadística, lo dicen cientos de miles de niñas y mujeres que ante los ojos de un patriarca siguen siendo una cosa que se posee”, apuntó.
Afirmó que las mujeres en el siglo XXI siguen viviendo en techos de cristal (limitación velada de ascenso laboral), porque se han normalizado conductas sin darse cuenta. Explicó que en algunas grandes compañías contratan la mitad de hombres y mujeres para la generalidad de puestos; a nivel operativo 70 a 30 por ciento en favor de ellas; para mandos medios se escoge al 70 por ciento de varones y 30 por ciento de mujeres, y en puestos de toma de decisión, se considera menos del 10 por ciento para ellas.
Se pronunció por sumar a los hombres para que comprendan la problemática, aprendan y transformen su educación y postura de forma individual, a fin de que permee la cultura de igualdad en general. “Tenemos que reconvertir a quien no entiende y cambiar ideologías” porque somos iguales de derechos y oportunidades, y se coadyuve a la equidad.
Sostuvo que se sigue reproduciendo en la sociedad el patriarcado, cuyo origen concibió al pater familias como el hombre, dueño de tierras, esposa, hijos y en todo lo que tenía influencia, cosificando a personas, en particular las mujeres y haciendas, pasando a ser parte del patrimonio varonil. “Este enfoque tan antiguo se repite actualmente”.
María Vázquez Valdez, directora general de Bibliotecas y Archivo, apuntó que la cultura de igualdad es un tema urgente porque se vincula con la discriminación, violencia, actitudes patriarcales y estereotipos en las relaciones entre las personas, que derivan en situaciones graves como las altas tasas de feminicidios, reflejo de la cauda de problemas sociales.
Pidió reflexionar sobre la violencia y discriminación que a todos nos hace responsables y exige participar, porque todos somos parte del cambio, para identificar los factores que promueven estas conductas y desmontar la cultura patriarcal hacia una de igualdad donde se respeten los derechos de todos.
Solicitó a las asociaciones civiles plantear los retos y las acciones que se realizan para superar esta tendencia y los costos de no llevarse a cabo estos cambios.
Invitó a los ciudadanos a conocer el acervo de libros que tienen las bibliotecas legislativas sobre este tema, con el objetivo de que esta conversación y reflexión se plasmen en la vida diaria con conductas diferentes.
Beatriz Santamaría Monjaráz, coordinadora de la Unidad para la Igualdad de Género de la Cámara de Diputados, afirmó que se tiene el desafío de construir la cultura de la igualdad para eliminar los roles, estereotipos y conductas que se han normalizado como la discriminación, violencia y desigualdad en contra de las mujeres. Urgió a desmantelar estas prácticas.
Por ello, el compromiso de los congresos federales y locales es coadyuvar a diseñar este nuevo modelo, a partir del principio de la igualdad de género incluido en la Constitución Política y revisar las conductas cotidianas personales para cambiarlas, así como en los órganos de los tres poderes que evite normalizar la desigualdad.
Resaltó la importancia del principio y perspectiva de igualdad de género ante las conductas machistas y patriarcales existentes en México. Aclaró que la cultura de igualdad no es un tema sólo de las mujeres o de las feministas, sino también de los varones para construir oportunidades y que accedan ambos géneros al desarrollo en todos los ámbitos.
Propuso construir un andamiaje jurídico y político que permita que las mujeres y hombres se integren al ejercicio de los derechos humanos y a los beneficios del desarrollo, a través de divulgar desde la Cámara de Diputados una cultura incluyente, sin violencia y de respeto.
Moisés Domínguez Pérez, director de Planeación y Evaluación de Políticas Públicas del organismo Estudio y Estrategias para el Desarrollo y la Equidad (Epadeq), resaltó que la incursión de las mujeres en la vida pública mediante el trabajo ha provocado en los hombres mucho enojo y confusión por las nuevas funciones a las que se tienen que adaptar; sin embargo, no hay pautas claras de sus funciones dentro de la familia.
Muchos de ellos están a la zaga y no se suman a los cambios. Tampoco quieren ceder sus privilegios por el hecho de ser hombres; como que se les atienda en el hogar, no participar en las labores domésticas o el cuidado de los hijos.
El también maestro en Políticas Públicas y sociólogo por la UNAM, hizo énfasis en que se debe identificar qué significa ser hombre en esta etapa de transición y transformarse cada uno de forma individual, por ellos, y no por las mujeres.
Consideró que este proceso implicará varios decenios para que las funciones de los hombres se reajusten, por medio de un mecanismo de desconstruir y construir las posiciones anteriores y las nuevas que exige el desarrollo social.
Ana Pecova, directora general de la asociación civil EQUIS Justicia para las Mujeres, indicó que más del 80 por ciento de las víctimas de violencia familiar son las mujeres y en más del 90 por ciento de los casos las agreden hombres de su mismo círculo.
Resaltó que uno de los mayores retos es visibilizar la necesidad de perspectiva de género en todos los temas, como el impacto diferenciado del combate al narcotráfico y las mujeres, que a raíz de la guerra contra las drogas ha crecido el número de ellas en prisión. En México son el grupo penitenciario con más alta tasa de crecimiento, y nadie lo analiza, pese a que se vincula con las funciones de género.
Las mujeres se contratan en los rangos más bajos del narcotráfico para transportar y son fácilmente reemplazables, y como se carece de un sistema judicial que no tiene capacidad de desmantelar las redes delictivas a las primeras que se les detiene son a las mujeres porque esa es la función que cumplen. Urgió a diseñar una política de género en la investigación de delincuencia organizada. Propuso transitar hacia otro modelo de drogas que regule y legalice su consumo.
Explicó que el género determina la violencia que viven las personas, donde las más afectadas son las mujeres porque sufren esas conductas por el sólo hecho de serlo. Aclaró que no se trata de quitarles derechos a los varones, sino incorporar la perspectiva de género en la legislación y en las políticas públicas que garanticen el acceso a la justicia en condiciones de igualdad.
Mauro Antonio Vargas Urías, director general de la asociación civil Gentes, destacó la necesidad de transformar la cultura machista que prevalece, para insertar a los hombres en la igualdad cambiando los conceptos de masculinidad, que planteé qué significa ser hombre en nuestro país en estos momentos. Convocó a asumir ese compromiso para avanzar a una sociedad más igualitaria.
Propuso que se incluya la materia de género desde la educación de preprimaria hasta la superior, a fin de que permee desde la infancia en la formación académica y social de niñas y niños, para erradicar estereotipos de sumisión, cosificación y manipulación.
Son valores culturalmente aceptados sin criticarlos al prevalecer cientos de años, imponiendo mandatos, control, imposición, poder, dominar a las mujeres y al entorno, por el solo hecho de ser hombres. Destacó que se requiere que el andamiaje legal se traduzca en formas de conducta cotidianas para erradicar el concepto de que el varón es mejor que las mujeres.
Indicó que en México ser mujer implica tener más riesgos que los hombres. Hoy entre 7 y 9 mujeres van a morir a manos de un pariente cercano; siete de cada 10 han sufrido violencia por parte de alguien de su familia.
Criticó los estereotipos que se difunden a través de las canciones, telenovelas y películas que se consumen sin interrogarlas, donde los hombres tienen una posición de poder frente a las mujeres; revertir esta tendencia exige compromiso y reconocimiento a las actividades de las mujeres.