El presidente Andrés Manuel López Obrador reseñó este miércoles la forma en que algunos “vivillos” se hacían pasar como empresarios para corromper a funcionarios y prestar malos servicios a la comunidad.
Así sus palabras textuales: “Lo que está mal, lo que está muy mal, es que se dediquen algunos -que en sentido estricto no son empresarios- a hacer tráfico de influencias. No son empresarios, son traficantes de influencias.
“De repente una gente, un vivillo, porque lo permitían las circunstancias, saca un contrato para vender alimentos en los reclusorios y obtiene el contrato.
“Bueno, no sabe de alimentos, ni siquiera, nunca ha hecho unos huevos estrellados ni sabe cómo es la planta de frijol, ni cómo es una milpa ni cómo se hace el aceite, nada, no sabe nada, lo que tiene es nada más la influencia.
“Así obtiene el contrato y el alimento que se puede comprar en un millón de pesos para un reclusorio, lo cobra en 10 millones, 10 veces más; entonces, de un millón, 10 millones, se están robando nueve millones, le entrega dos, tres millones al que le dio el contrato, entrega el moche y él se queda con una ganancia estratosférica.
“Entonces, ¿ese es empresario? No, ese es un vividor, un corrupto”.