Si México desea un crecimiento económico a tasas de cuatro por ciento, se requiere una inversión mucho mayor del 25 por ciento del PIB, y generar una estrategia para aumentar el gasto público; por tanto, es necesaria una reforma fiscal y el incremento de impuestos.
Sería la única formar de financiar el crecimiento económico y que no surjan desequilibrios económicos que pudieran traducirse en depreciaciones del tipo de cambio, afirmaron Armando Sánchez, José Luis Calva y José Manuel Márquez, especialistas del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.
En conferencia de medios, Armando Sánchez, director de la entidad universitaria, indicó que de acuerdo con el modelo macroeconométrico del IIEc, durante la administración federal actual la economía mexicana tendrá un crecimiento de dos por ciento anual, con una tasa de inflación de 3.5 por ciento.
Resaltó que sí es posible crecer a una tasa de cuatro por ciento, como sugiere el Ejecutivo Federal, pero para ello se necesita generar una inversión pública y privada conjunta de más de 25 por ciento del PIB, además de una estrategia integral que genere mayor competitividad en las exportaciones, y encadenamiento de todas las microempresas al sector industrial para enfrentar un déficit comercial asociado a mayor gasto público y privado.
“Al mismo tiempo, deben generarse ingresos para el sector púbico mediante una reforma fiscal, de acuerdo con los niveles de ingreso en el país, para que sea sostenible al cuatro por ciento. Podemos llegar al cuatro por ciento del PIB sin tener presiones o desequilibrios externos que pudieran traducirse en inestabilidad financiera”, afirmó.
Por su parte, José Luis Calva destacó que una reforma fiscal elevaría la recaudación en un 10 por ciento del PIB, lo cual es económica y técnicamente factible.
Comentó que en su discurso de toma de protesta, el Presidente de México señaló que no habría necesidad de incrementar impuestos en términos reales, pero también dijo que no se gastaría más de lo que ingrese a la hacienda pública. “Sin embargo, en los criterios generales de política económica para 2019, la Secretaría de Hacienda programó un déficit de 2.5 por ciento del PIB, lo que indica que no se cumplieron las expectativas”.
En ese sentido, el economista universitario comentó que “vale reconocer desde ahora que México no puede aspirar a un futuro bonancible sin una reforma fiscal basada en impuesto progresivos sobre los ingresos. El Ejecutivo tiene la posibilidad de lograrlo porque cuenta con un notable ‘bono democrático’”.
Es necesaria una estrategia fiscal que permita incrementar la recaudación en 10 por ciento del PIB, sin tener que aumentar los impuestos a los pobres, ni a las clases baja y media, sino exclusivamente al sector de más altos ingresos a través de la elevación de impuestos sobre ingresos en general, y un mejor federalismo fiscal, así como una mayor participación del Estado y de los municipios en recaudación.
Por último, destacó que se esperaría que el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, realmente haga historia.
En tanto, José Manuel Márquez mencionó que la economía mexicana se encuentra invariablemente ligada a la de Estados Unidos, por lo que es de preocupar la caída de la tasa de inversión extranjera directa que se ha registrado en los últimos tres años, lo que hace vislumbrar una caída en el crecimiento económico mundial y, por ende, de México.