Triste informe del Banxico
Ante un incremento considerable en la aversión al riesgo en los mercados financieros internacionales y la caída en los precios del petróleo, la economía mexicana ha enfrentado un choque financiero que propició una importante restricción de financiamiento externo y flujos de salida de capital, aumentos importantes en las tasas de interés y en las primas de riesgo, así como una depreciación significativa del peso.
Además, el gobernador del Banxico aseguró que el Producto Interno Bruto se reducirá en 8.8 y se perderán aproximadamente un millón de empleos para finales de este año, pero continuará creciendo el año entrante.
Profundizando en los efectos del choque financiero sobre los mercados nacionales, a finales de febrero de 2020 el mercado cambiario experimentó un deterioro en sus condiciones de operación y un incremento considerable en su volatilidad.
También se espera que dichas afectaciones sean de mayor magnitud en el segundo trimestre, y que ello se refleje en una importante contracción de los principales componentes de la demanda agregada, dando lugar a fuertes disminuciones en el empleo.
En este entorno, el Banco de México, al conducir la política monetaria, enfrenta retos importantes derivados de la pandemia, incluyendo tanto la fuerte afectación a la actividad productiva, como los asociados al choque financiero que enfrentamos. En efecto, los choques referidos están impactando significativamente y de manera simultánea a la
actividad económica, la inflación y las condiciones financieras del país.
Existe una elevada incertidumbre sobre la duración y profundidad de estas afectaciones, lo que implica un panorama aún más complicado para la política monetaria.
En particular, el Instituto Central puede enfrentar complejas disyuntivas. Si bien los choques referidos apuntan hacia un debilitamiento sumamente importante de la actividad productiva, lo que presionará a la inflación a la baja, otros factores pueden operar en sentido contrario.
En el entorno descrito, la Junta de Gobierno del Banco de México tomará las acciones que se requieran con base en la información adicional y considerando la fuerte afectación a la actividad productiva, así como la evolución del choque financiero que enfrentamos, de tal manera que la tasa de referencia sea congruente con la convergencia ordenada y sostenida de la inflación general a la meta del Banco de México en el plazo en el que opera la política monetaria.
Perseverar en fortalecer los fundamentos macroeconómicos y adoptar las acciones necesarias, tanto en el ámbito monetario como fiscal, contribuirá a un mejor ajuste de los mercados financieros nacionales y de la economía en su conjunto.