• Aporta información para aplicar medidas efectivas de prevención, destacó Alejandro Sánchez Flores
  • Posiblemente BW.1 surgió en la Península de Yucatán: Rodrigo García López

La actual variante del virus SARS-CoV-2, predominante en el sureste y centro, posiblemente surgió en julio de 2022 en la Península de Yucatán. Conocida popularmente como Xibalbá, se llama oficialmente BW.1 y es descendiente de ómicron, la cual se extendió hacia Estados Unidos y otras regiones del mundo, revela un estudio realizado por los especialistas del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, Rodrigo García López y Alejandro Sánchez Flores.

“La identificación temprana de esta nueva variante que se está viendo en México nos permite, por primera vez en la historia de la pandemia, tener información que nos ayude a aplicar medidas efectivas para prevenir y no solamente describir lo que ocurre en una ola (de contagios)”, enfatizó Sánchez Flores.

En el Consorcio Mexicano de Vigilancia Genómica, al cual pertenece el IBt, han monitoreado los casos en la República mexicana y llamó su atención que a partir de octubre pasado aumentaron considerablemente en la Península de Yucatán; como parte de la vigilancia se secuencian los genomas en aquellas muestras positivas para SARS-CoV-2.

“Al revisar vimos una gran proporción de una variante que se identificó como la BW.1 que se parecía mucho genéticamente a una que había estado circulando en julio de este año, que es la BA 5.6.2, así que comenzamos a hacer un análisis de qué mutaciones eran diferentes, y detectamos que, al igual que otras variantes que circulan de manera más fuerte no solo en México sino en el mundo, coinciden con una serie de mutaciones en la espícula, que tienen una mejoría para el virus en la capacidad de escape; es decir, les es más fácil reinfectar personas que ya tenían cierto nivel de inmunidad”, explicó García López.

El investigador del IBt añadió que la aparición de BW.1 fue en julio de 2022 durante la quinta ola de la COVID-19. Su acelerado crecimiento puede explicarse, en parte, por mutaciones de escape relevantes que también se encuentran en BQ.1.

“Siendo una zona de muy alta capacidad para el turismo no solo se ha quedado en México, sino que ya detectamos en Israel, Estados Unidos, Francia e inclusive en Japón, probablemente de gente que fue turista en la zona maya”, detalló García López.

Los científicos creen que en el centro del país la variante BW.1 competirá por algunas semanas con la BQ.1 y sus descendientes, algunas de las más exitosas descritas hasta la fecha que actualmente se concentran en el norte y centro, y coinciden con una nueva subida de casos hacia finales de 2022. En la península de Yucatán, en cambio, la variante de BW.1 ha tenido meses de ventaja por lo que, probablemente, ralentice la expansión del linaje BQ.1.

El rápido crecimiento de la variante BW.1 coincide con un nuevo aumento de casos de la COVID-19 ocurrido en el sureste de México en octubre de 2022, poniendo fin a un periodo de baja transmisión después de la quinta ola epidemiológica de México.

Aun así, es importante destacar que todas las variantes que circulan actualmente son descendientes de ómicron, caracterizadas por ocasionar una enfermedad leve para la mayoría, pero que sigue siendo de riesgo para personas mayores de edad y niños, así como para aquellas con hipertensión, diabetes u obesidad.

Sánchez Flores agregó que la prevalencia del virus tiene mucho que ver con lo que ocurre en el mundo, porque no hay cerco sanitario en México y, en cambio, existe libre entrada de turistas de otros países que llegan en un momento en que hay una ola causada por una variante determinada. Al importarla y llevarla a un lugar donde las medidas han sido relajadas, el virus continúa acumulando mutaciones a su paso por México, algunas de las cuales pueden darle ventajas evolutivas.

La existencia de la variante no se reporta directamente a la Organización Mundial de la Salud, abundó, pero con la vigilancia genómica se notifica al Instituto Nacional de Diagnóstico y Referencia Epidemiológica, que a su vez lo hace a la Secretaría de Salud, y ellos realizan la interfase.

“Una de las cosas que hemos aprendido en la pandemia es que si depositamos toda la información en bases de datos públicas e internacionales, con esto la OMS puede hacer estudios independientes y ver qué variantes están dominando en el mundo o no”, pormenorizó Sánchez Flores.

Recordó que los genomas que ellos obtienen de secuenciar estas variantes permiten explorar el camino seguido por el patógeno que es visto, prácticamente, en su evolución en tiempo real, como nunca antes se había hecho previo a la pandemia.

Los investigadores enfatizaron que hasta el momento el nombre oficial de la variante es BW.1 y es importante que la población no relaje la guardia ante la COVID-19 en verano e invierno cuando hay mayor acumulación de casos, pues las lecciones aprendidas a partir de 2020 a la fecha reafirman que las vacunas, los espacios ventilados, la sana distancia, uso de cubrebocas, lavado de manos con jabón y exponerse lo menos posible siguen siendo las mejores herramientas contra el virus.

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