*Este Congreso mexicano es un claro ejemplo mundial
Somos muy afortunados y afortunadas en acudir a esta cita con la historia, a la ceremonia de transmisión de poderes entre el presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, y la primera presidenta en la historia de nuestro país, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo.
Lo que atestiguamos entraña un simbolismo profundo. Con la llegada de la presidenta electa se cristalizan décadas de esfuerzo y sacrificio en las luchas por los derechos políticos de las mujeres, por su derecho a vivir en paz y sin violencias, por los derechos a decidir y dirigir sus propios destinos, y por su empoderamiento permanente hasta lograr abatir toda brecha de género subsistente.
Este Congreso mexicano es ejemplo mundial por su integración paritaria, algo imposible de imaginar hace unas cuantas décadas. La discriminación tiene que quedar ya atrás en nuestra historia, el futuro es de integración y respeto entre todos los géneros.
Solo así podremos alcanzar un mayor desarrollo para nuestro país, sumando todas sus fuerzas y talentos y abatiendo todos sus rezagos. En particular, el de las mujeres y, especialmente, el de las mujeres en pobreza.
Aquí está el conjunto de la representación nacional, que expresa el mandato popular de las urnas del pasado 2 de junio. Todas las fuerzas políticas aquí representadas hemos sido oposición y hemos sido gobierno, lo que también nos predispone a siempre privilegiar el diálogo. Que este sea fructífero y respetuoso entre todos y todas.
Nos predispone también a la construcción de acuerdos, al respeto a las mayorías y a garantizar el ejercicio pleno de los derechos de las minorías.
La profundización de la transformación del país será siempre orientada por el mandato popular y por el diálogo democrático entre sociedad y gobierno, entre la gente y sus representantes, en paz y por el bien de México.