Por Paula Bertolini

(dpl news) La compra del 9.9 por ciento de las acciones de Telefónica por parte del principal operador de telecomunicaciones saudí, STC Group, sorprendió a los mismos ejecutivos del operador y a la industria en general.

La operación, por 2 mil 100 millones de euros, hace que el grupo saudí se convierta en el principal accionista de la operadora española, superando así a BBVA (4.87%), BlackRock (4.48%) y CaixaBank (3.5%).

En un contexto donde los operadores europeos presentan dificultades de financiamiento y sostenibilidad para las grandes inversiones, los capitales árabes parecen dar una solución, pero pondría en jaque la autonomía europea.

La compra se ha realizado mediante la adquisición de acciones representativas del 4.9 por ciento del capital social de Telefónica y de instrumentos financieros que confieren una exposición económica sobre otro 5 por ciento del capital social de Telefónica.

Si bien por regulación son las adquisiciones de más del 10 por ciento de capitales de empresas españolas las que requieren la aprobación del gobierno, al tratarse de una empresa que desempeña labores estratégicas necesitarán el visto bueno de los reguladores españoles.

La relación entre Telefónica y STC inicia a principios de año, cuando el grupo español sumó a su par árabe dentro de su programa de socios (Partners Program), que incluía “un acuerdo de colaboración estratégica para trabajar juntos y beneficiarse de su escala conjunta, de la experiencia combinada de ambas compañías y de su presencia en el mercado”.

“STC Group y sus empresas operativas y filiales en Oriente Medio trabajarán junto a Telefónica con el fin de explorar potenciales oportunidades de negocio conjuntas en áreas como B2B & B2C, Servicios Digitales (incluyendo ciberseguridad, Cloud, IoT y Big Data), Tecnología, Innovación, Compras y otras áreas estratégicas para impulsar el crecimiento y capturar sinergias”.

La misma alianza también favorecerá el intercambio de conocimientos y experiencia en una amplia variedad de temas”, habían dicho en ese momento fuentes de Telefónica.

La incógnita que surgió después del anuncio es quién es STC. Es el mayor operador de telecomunicaciones de Arabia Saudí. Tiene una cuota de mercado del 75 por ciento y gestiona 90 por ciento del volumen y los datos del tráfico de Internet de Arabia Saudí. Ofrece productos y servicios en Arabia Saudí, Oriente Medio y en el norte de África, y cuenta con presencia en 11 países con una base de 170 millones de clientes.

La empresa pertenece en un 64 por ciento a un fondo soberano saudí, que está presidido por el príncipe heredero Mohamed bin Salman. El futuro monarca ha explicado que su compañía guarda muchas similitudes con Telefónica.

“Esta importante inversión a largo plazo está alineada con nuestra estrategia de crecimiento, según la cual invertimos en sectores como la tecnología y la infraestructura digital en mercados que consideramos prometedores alrededor del mundo”, dijo en un comunicado.

Por eso, esta adquisición se enmarca en la estrategia de STC para expandir el interés del grupo en el sector de las TIC en los mercados globales.

Como parte de esta iniciativa, a principios de este año compró al grupo Unitel activos de torres por valor de mil 200 millones de euros en Bulgaria, Croacia y Eslovenia, a través de la filial de torres Tawal, habiendo ya expandido ese negocio a Pakistán.

Pero no es el único anuncio reciente sobre inversiones del mundo árabe en el sector. Hace un año, el Emirates Telecommunications Group de Abu Dhabi se convirtió en el principal accionista de Vodafone, y desde entonces la compañía emiratí lleva a cabo una nueva estrategia de expansión en Europa.

Por otro lado, el grupo E& de Emiratos Árabes Unidos acordó la adquisición, en julio pasado, del 50 por ciento del grupo checo de telecomunicaciones PPF por 2 mil 200 millones de euros. La compañía cuenta con activos en Bulgaria, Hungría, Serbia y Eslovenia. La operación incluye el operador checo O2 Czech Republic y el proveedor de infraestructura de telecomunicaciones CETIN.

No es casual que los operadores europeos, que enfrentan dificultades de sostenibilidad por las altas inversiones que deben hacer y por la alta fragmentación que hay en el viejo continente, busquen aliados árabes. Esta también podría ser una vía para una mejora de la situación financiera de operadores en América Latina que buscan garantías para la sostenibilidad futura de sus operaciones.

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